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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Alejandra Sánchez-Polo
Universidad de Salamanca, Universidad de Valladolid, GIR PrehUSAL,
España
Rita Álvarez Litben
Investigadora independiente Guayaquil, Ecuador
Un paisaje monumental prehispánico en la Alta Amazonía ecuatoriana:
primeros resultados de la aplicación de Lidar en el valle del Upano
Este artículo propone ser la memoria divulgativa y la
síntesis de los resultados, muy preliminares, de una pri-
mera fase del proyecto Características generales del pai-
saje cultural arqueológico del valle del Alto Upano en un
área de 300 km
2
desarrollado por el Instituto Nacional
de Patrimonio Cultural en el año 2015. A nivel meto-
dológico, la principal novedad fue el mapeo sistemáti-
co mediante escáner láser aerotransportado (Light De-
tection and Ranging, Lidar) con fines arqueológicos en
un sector de la Alta Amazonía ecuatoriana, ya conocida
por los montículos artificiales prehispánicos (400 a. C.-
400 d. C.). Se ofrece una imagen general de este tramo
del valle del Upano al descubrir asentamientos inéditos
hasta entonces, redes de caminería que unían distintos
complejos de montículos y una apreciable tipología de
plataformas. Los datos obtenidos se relacionan con estu-
dios similares amazónicos con el objetivo de dar cuenta
de las semejanzas constructivas y de ofrecer horizontes
interpretativos de este singular paisaje prehispánico de
la Amazonía ecuatoriana. Finalmente, se proponen -
neas de acción futuras para abordar estos datos.
arqueología amazónica, patrones de
asentamiento, Lidar aerotransportado,
montículos de tierra prehispánicos, Ecuador.
Amazonian Archaeology, airborne LiDAR,
Settlement patterns, pre-Columbian Earthworks,
Ecuador.
A pre-Columbian monumental landscape in the Ecuado-
rian Upper Amazon: first results of the application of Li-
DAR in the Upano Valley.
This article intends to be the informative report and syn-
thesis of the very preliminary results of a first phase of
the project General characteristics of the archaeolog-
ical cultural landscape of the Upper Upano Valley, in
an area of 300 km
2
, developed by the National Institute
of Cultural Heritage in 2015. At the methodological level,
the main novelty was the systematic mapping by airborne
laser scanner (Light Detection and Ranging or LiDAR)
for archaeological purposes in a sector of the Ecuadorian
Upper Amazon, already known for pre-Hispanic artifi-
cial mounds (400 BC-400 AD). A general image of this
section of the Upano Valley is provided by uncovering
previously unpublished mounds assemblages, networks
of roads linking different sets, and an appreciable typolo-
gy of platforms. The data obtained are related to similar
Amazonian studies in order to account for the construc-
tive similarities and to offer interpretative horizons of
this unique pre-Columbian landscape of the Ecuadorian
Amazon. Finally, future lines of action are proposed to
address these data.
Resumen
Palabras clave: Keywords:
Abstract
STRATA, 01-06/ 2023, vol. 1, nro.1, e3
https://doi.org/10.5281/zenodo.7628763
Periodicidad: semestral - continua
Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
http://revistas.patrimoniocultural.gob.ec/ojs/index.php/Strata
asanpol@usal.es
ritalitben@hotmail.com
Alejandra Sánchez-Polo y Rita Álvarez Litben
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Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
montículos aislados en varios puntos del valle (Salazar,
2008, pp. 269-270 y fig. 15.1), lo cierto es que se carecía
de una imagen panorámica del fenómeno antrópico que
modeló el curso alto del Upano. Así, de forma prácti-
camente pionera en el Ecuador, en 2015 se desarrolló
el proyecto Características generales del paisaje cultural
arqueológico del valle del Alto Upano en un área de 300
km
2
, dirigido por Olga Woolfson, en el Instituto Nacio-
nal de Patrimonio Cultural (INPC)
2
. Su principal nove-
dad fue el empleo del escáner láser aerotransportado
(Light Detection and Ranging, Lidar) en un área conside-
rable del citado valle. A pesar de que algunos resultados
del proyecto ya han sido parcialmente diseminados (Ne-
ves et al., 2021; Pazmiño, 2021; Prümers, 2017; Velasco,
2021), este artículo trata de dar cuenta de sus resultados,
limitaciones y algunas propuestas de futuro.
2. Este proyecto, con identificador PIC-14-INPC-001, fue financiado por la
Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación
(Senescyt) en 2015 y contó con un equipo multidisciplinar conformado por
arqueólogos, geógrafa y geóloga, así como con ingenieros de la consultora
Technoproject. A fin de comprender los alcances y las conclusiones a las que
se llegaron originalmente, creemos necesario explicar que hubo ciertos des-
ajustes en el flujo de trabajo (Álvarez Litben et al., 2015, 1.
a
parte, apdo. IX).
La Alta Amazonía ecuatoriana es una zona fértil
en hallazgos arqueológicos, aunque reconocidos apenas
hace unas décadas. Si bien hubo algunos precedentes en
la investigación arqueológica de la región (un resumen
en Rostain, 2012a, p. 34), fueron principalmente Evans
y Meggers (1968) en los años 50 quienes se adentraron
en la zona en busca del horizonte de las cerámicas po-
lícromas. Anclados en una posición determinista ecoló-
gica, otorgaban a las antiguas culturas amazónicas un
bajo nivel de complejidad social y claras influencias que
provendrían del área andina.
Desde entonces, varias generaciones de arqueó-
logos/as se han interesado por esta región, intentando
indagar en las diferentes formas prehispánicas de orga-
nización social a partir de la materialidad. Uno de ellos
fue Donald Lathrap (1970), quien desde el Ucayali pe-
ruano estudió diferentes indicios del Alto Amazonas y
propuso una hipótesis contraria a la de sus predeceso-
res: que las culturas amazónicas habrían tenido no sólo
un desarrollo endógeno, sino que además podían haber
exportado distintos elementos culturales y prestado a
otras áreas andinas o del Pacífico una iconografía más
elaborada (un resumen de la historiografía arqueológica
amazónica en Heckenberger y Neves, 2009).
En el valle del Upano, las investigaciones en el ya-
cimiento de Wapula
1
en la década del 80 (Porras, 1987,
1989) no hicieron que el sitio se considere en las discu-
siones sobre las formas amazónicas precolombinas de
organización social. Con el pasar de los años y nuevas
investigaciones, además de extensos estudios en otras
áreas de la Amazonía, se confirmó que la construcción
de montículos, algunos de ellos de carácter monumen-
tal, fue un fenómeno de amplio espectro, aunque re-
gionalizado (Erickson, 2008; Prümers, 2017). A pesar
de que la monumentalidad de Wapula estaba fuera de
duda y de que se tenía constancia de más complejos de
1. El sitio fue originalmente nombrado como “complejo de montículos San-
gay” por Porras (1987, 1989) y luego como “Huapula” por Salazar (1998, p.
222) y Rostain (1999b, p. 58), en consonancia con las referencias ofrecidas por
las poblaciones shuar y colonos de la zona. Aquí se ha optado por continuar
con la denominación dada en el proyecto, “Wapula”, adaptada a la fonética
shuar.
Introducción
El paisaje del valle del Upano
El valle del Upano se ubica en la ceja de selva
amazónica, en una singular zona entre la cordillera an-
dina (a más de 4000 m s. n. m.) al oeste y su piedemonte,
la cordillera del Cutucú (entre 600 y 2500 m s. n. m.), al
este. El río Upano, que nace cerca del volcán Sangay, re-
corre la falla sísmica activa del sistema subandino (Ros-
tain, 2013, p. 106), cavando de norte a sur en la vasta al-
tiplanicie (1000-1500 m s. n. m.) un lecho de hasta 2 km
de ancho, formando barrancos de entre 70 y 100 m de
alto (Figura 1a). Menos de 20 kilómetros al norte se ubi-
ca el río Chiguaza, también incluido parcialmente en
este estudio. Ninguna de las dos corrientes es navegable
en este tramo, mientras que son parte de cuencas hidro-
gráficas distintas: una andina y pertenece a la del Mara-
ñón, la otra amazónica y corresponde a la del Pastaza.
Una última particularidad topográfica que resaltar es el
volcán Sangay (Figura 1b). Este estratovolcán, de 5230
m s. n. m., señorea la región: es visible en muchos pun-
tos y la blanca cubierta del nevero lo singulariza sobre la
Un paisaje monumental prehispánico en la Alta Amazonía ecuatoriana
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verde vegetación amazónica. Posee una gran pendiente,
por lo que debió ser común la caída de lahares junto
con geoformas, como los hummocks, desde el cono al
valle (Bès de Berc et al., 2004). Alguno de sus episodios
de actividad supuso el abandono de los montículos del
Upano, tal como se ha podido constatar a través de las
tefras que sellan la ocupación, hacia el 400-600 d. C.,
de algunas plataformas excavadas (Rostain, 2010). Sin
embargo, los peligros que entraña un volcán activo no
son los únicos, ya que en la zona son frecuentes los tem-
blores y, ocasionalmente, terremotos de mayor magni-
tud debido a los acomodamientos de la corteza terrestre
(Legrand et al., 2004).
Esta zona debe su singularidad a que, a pesar de
encontrarse a unos 1000-1500 m s. n. m., predomina
un clima megatérmico húmedo, muy benigno, afecta-
do también por la latitud, las corrientes oceánicas y por
encontrarse al abrigo de los sistemas montañosos. Las
temperaturas oscilan entre los 10 y los 20 °C, dependien-
do de la altitud, con fuertes precipitaciones que superan
los 2000 mm anuales, siendo la humedad relativa muy
elevada, superior al 90%. En algunos puntos concretos
pueden registrarse más lluvias (3000 y 6000 mm anua-
les) y temperaturas alrededor de los 25 °C. Al parecer,
en tiempos precolombinos el clima no fue muy diferen-
te al actual. Estas condiciones climáticas favorecen la
presencia de selvas subtropicales de gran biodiversidad
en la región. Sin embargo, hoy en día los colonos de-
forestan gran parte de la vegetación para la extracción
de madera y el cultivo de hierba forrajera, denominada
gramalote.
Nota. a. Desde el sitio de Junguna, donde se aprecia la amplitud del valle y lo
ancho del río, además de lo escarpado de ambas orillas; b. Volcán Sangay des-
de la llanura de Macas, margen izquierda del Upano. A. Sánchez-Polo, 2015.
Figura 1
Vistas del valle del río Upano
Las investigaciones arqueológicas
en el valle del Upano
Hasta ahora, las investigaciones arqueológicas
en el valle del Upano se han centrado en los conjun-
tos de Wapula. Los montículos antrópicos del valle son
construcciones monumentales en tierra que fueron le-
vantadas durante el período prehispánico de Desarrollo
Regional (400 a. C. - 400 d. C.) y al menos reocupadas
en el período de Integración. Tal es el tamaño, la altura
y organización de las plataformas que Prümers (2017,
p. 64) no ha dudado en tildarlas de “impresionantes”,
además de que “forman conjuntos arquitectónicos que
parecen diseñados en un tablero.
En el sitio de Wapula, Porras (1987, p. 33) recono-
ció en 1978 unas 200 de estas estructuras sobre un te-
rreno relativamente plano que, pese a estar en una zona
algo pantanosa, permanece seco aún en las épocas de
lluvia. Este poblado se asienta entre el caudaloso Upano
y un afluente menor, denominado Wapula. Documentó
26 conjuntos que estaban formados por hasta 23 plata-
formas organizadas de forma simétrica, plazas centra-
les, caminos lineales excavados que unían estos conjun-
tos y posibles zanjas de drenaje con sección en V que
concluían en los barrancos (Figura 2). Observó que el
Alejandra Sánchez-Polo y Rita Álvarez Litben
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patrón era el de cuatro plataformas dispuestas perime-
tralmente, formando espacios cuadrangulares y/o rec-
tangulares, donde podría haber otro montículo más alto
pero menor en el medio. En ocasiones, tienen forma de
L o de U. Distinguió tres tamaños en estas plataformas
que por lo general son rectangulares: promedio, 20 x 10
m en la base y 3 m de alto; grande, 21-30 x 11 m y 3-4 m
de alto; monumental, >31 x 15 m y 4 m de alto. Porras
(1987, 1989) excavó una trinchera de 14 x 2 x 3 m en un
montículo del complejo central y hasta 63 sondeos de
1 x 3 o 2 x 2 m repartidos en dos zonas del yacimiento,
al pie de un canal de drenaje (sector 1) y de un camino
(sector 2/3). De este trabajo de campo se obtuvieron 15
dataciones radiocarbónicas que contribuyeron a definir
la seriación cerámica. Ante una complejidad del regis-
tro que se dejaba apenas entrever, Porras insistió en la
necesidad de “mayor colaboración interdisciplinaria,
más análisis de suelo y petrográficos, más investigación
del medio ambiente y otras fechas más de datación ab-
soluta” (1987, p. 15).
Nota. Adaptado de Porras, 1987.
Figura 2
Croquis del sitio de Wapula
A finales de los 90, en el marco del proyecto fran-
co-ecuatoriano liderado por Stéphen Rostain y Ernesto
Salazar, se produjeron avances significativos en cuanto
a la caracterización de los montículos precolombinos
del Upano (Pazmiño, 2009; Rostain, 1999a, 2010; Ros-
tain y Pazmiño, 2013; Rostain y Saulieu, 2013; Velasco,
2021). Realizaron cateos de 1 x 1 en plataformas perime-
trales, una excavación en área en una plaza norte y un
sondeo que dio paso a una excavación en área de una
tola central (Rostain, 1999a). Por otro lado, en la par-
te baja de la plaza central localizaron algunos hoyos de
poste dispersos y rasgos que, si bien dan cuenta del uso
para nada periférico de este espacio, no permiten más
interpretaciones del mismo durante la fase Upano (Ros-
tain, 1999a). En el conjunto de plataformas Kilamope o
Santa Rosa (Salazar, 1998), al sur de Wapula, también
se efectuaron intervenciones arqueológicas. Todo ello
contribuyó a establecer tres grandes fases cerámicas que
corresponden a distintas formas de habitar el territorio:
Sangay o previa a la construcción de los montículos
(700-400 a. C.); Upano, en la que se modifica sustan-
cialmente el paisaje del valle al elevarse las plataformas
y excavar caminos, canales y plazas, sobre todo a par-
tir del cambio de era, con las características cerámicas
pintadas con bandas rojas entre incisiones; Kilamope
(400-700 d. C.) y Huapula (800-1200 d. C.) u horizonte
corrugado (Pazmiño, 2021, p. 135).
Un paisaje monumental prehispánico en la Alta Amazonía ecuatoriana
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Nota. Principales ciudades y vías de comunicación actuales (rojo y negro), sitios arqueológicos conocidos con anterioridad (hexágono azul, punto verde y
punto naranja) y nuevas zonas reconocidas por el proyecto (amarillo, triángulo rosa, rectángulo naranja y punto azul oscuro). A. Ramón, 2015.
Figura 3

Además de los trabajos en Wapula, estos investi-
gadores ampliaron los estudios a otros puntos del valle,
explorando lugares que reportaban los pobladores lo-
cales (Salazar, 2000) y sobrevolándolos (Rostain, 2011,
2012b, 2013; Salazar, 1998). Señalaron así la existencia
de más conjuntos de montículos dispersos entre las
manchas de vegetación, lo que parecía indicar una den-
sidad poblacional aún mayor que la sospechada al inicio
(Figura 3).
Alejandra Sánchez-Polo y Rita Álvarez Litben
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Otras intervenciones de distinta índole han con-
tribuido a localizar más sitios de la cultura Upano en el
valle homónimo. Por ejemplo, en el marco de su tesis
doctoral, Arthur Rostoker (2005) investigó la zona de
Sucúa, en el valle medio del Upano, a orillas del tributa-
rio Tutanangoza. La excavación de varios sectores sobre
los montículos antrópicos apenas deparó material, pero
en las áreas bajas entre ellos apareció mayor cantidad
de cerámicas de estilo Upano, algunas completas. Esta
evidencia permitió a Rostoker (2005, p. 254) interpretar
los montículos como estructuras de uso público cere-
monial en grandes eventos. Así mismo, las dataciones
radiocarbónicas revelaron una construcción más tardía
de estos montículos con relación a Wapula, entre el 70 y
el 650 d. C. (Rostoker, 2005, p. 124). Este trabajo minu-
cioso permitió, por tanto, ampliar las fases constructivas
de las plataformas y alertar de que no fue un fenómeno
homogéneo ni sincrónico en el valle.
El programa de rescate patrimonial efectuado
por el Estado en 2009 también contribuyó a aumentar
los sitios arqueológicos conocidos, además de las varias
intervenciones de contrato que han tenido lugar en la
zona. A pesar de no ser muy prolijas en cuanto a des-
cripciones o descubrimientos, se las considera para ob-
tener más evidencia empírica de los procesos sociales
prehispánicos del área. Por un lado, la del sitio amon-
ticular de Jurumbaino, en la margen izquierda del Alto
Upano, donde se excavaron varios sondeos. Este punto
fue ocupado reiteradamente entre el 2280-2140 cal. a.
C. a 1280-1380 cal. d. C. sin que llegaran a construirse
montículos, pero sus pobladores tuvieron una vajilla de
estilo Upano. Además, se detectaron cenizas del Sangay
en análisis químicos y petrográficos de los suelos (Yépez
Noboa, 2013). Finalmente, un poco más al norte de la
cuenca del Upano, ya en la del Pastaza, la parroquia de
Pablo Sexto encierra interesantes montículos similares
a los de Wapula, que también fueron investigados por
Yépez Noboa (2012). Allí se registraron 72 estructuras
entre plataformas y colinas modificadas, algunas con
sus perfiles.
Aplicaciones de la tecnología Lidar:
breves apuntes de la arqueología del Ecuador
El uso de la tecnología Lidar en arqueología ha
supuesto un gran avance en cuanto a costos, logística,
tiempo y, sobre todo, en la organización de estrategias de
trabajo de campo para lugares de vegetación densa. En
América Latina, las herramientas de teledetección, y úl-
timamente el más novedoso Lidar, se han empleado en
proyectos angloamericanos en Centroamérica (Chase et
al., 2012; Fisher et al., 2017) y otros lugares cubiertos de
vegetación para reconocer amplias superficies debido a
sus ventajas frente a las formas más tradicionales (un
resumen en Castro-Priego et al., 2021, pp. 3-4).
La arqueología amazónica, debido a la propia oro-
grafía y vegetación del terreno, las temporadas lluviosas
o las dificultades de acceso por la logística y problemas
territoriales, no ha dejado de lado tales avances. Si en
un primer momento fue la fotografía aérea la que de-
paró mayores resultados (Rostain, 1994), más tarde se
sumaron los sistemas de información geográfica (SIG)
y la teledetección (remote sensing) mediante los mode-
los digitales de elevaciones (MDE) provenientes de pro-
veedores satelitales como la Shuttle Radar Topographic
Mission (SRTM) de la NASA, entre otros (de Souza et
al., 2018; Heckenberger et al., 2008; Rossetti et al., 2009;
Santos et al., 2018; Saunaluoma y Schaan, 2012). Tras
ellos, los diversos investigadores también han inclui-
do prospecciones pedestres o campañas de excavación
(Iriarte et al., 2021; Prümers, 2017; Saunaluoma, 2012),
lo que ha aumentado significativamente el conocimien-
to en cuanto a formas de subsistencia, rituales funera-
rios y la cronología de las numerosas construcciones de
tierra mediante dataciones radiocarbónicas.
En lo que respecta a Ecuador, la fotointerpreta-
ción aérea ha sido aplicada para el estudio de campos
elevados, los denominados camellones, por ejemplo en
Cayambe (Gondard y López, 2006), aunque también
para el Upano (vid. supra). El uso del escáner láser aero-
transportado proporcionó por primera vez conocimiento
arqueológico al ser empleado durante un levantamiento
con fines geológicos en la cuenca del río Guayllabamba
(Pichincha) por la consultora Technoproject, donde se
descubrieron nuevos montículos artificiales (Svoyski y
Un paisaje monumental prehispánico en la Alta Amazonía ecuatoriana
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Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Romanenko, 2014, figs. 4 y 5). En este estudio, además
de describir la metodología empleada, es interesante ex-
poner las particularidades y errores típicos a base de la
extensa experiencia de campo de los ingenieros. Lidar
y fotografía aérea fueron empleados en el levantamien-
to de 180 km
2
de esta zona encontrando, en el repro-
cesamiento de la malla para crear un modelo digital
del terreno (MDT) final de 0,5 x 0,5 m, un total de 141
montículos rectangulares dispuestos en varias terrazas
3
,
similares en formas y medidas a los del Upano.
Con objetivos arqueológicos y de forma casi para-
lela al aquí presentado, el Instituto Panamericano de
Geografía e Historia (IPGH) efectuó otro proyecto a
partir de diciembre de 2015, con el apoyo del Institu-
to Geográfico Militar (IGM) y la dirección de Almeida
Reyes
4
(2017). En este, se trató de documentar montícu-
los prehispánicos de la cultura Jama-Coaque en Peder-
nales (Manabí) mediante la aplicación del Lidar en 70
km
2
. Se detectaron 26 sitios potenciales que fueron con-
trastados en campo en 2016, confirmando la mayor par-
te de ellos, por lo que pueden ser sumados para los estu-
dios de las formas de poblamiento durante el Desarrollo
Regional de la Costa. En ese mismo año, también en la
zona costera manabita pero hacia la ciudad de Manta,
se aplicó Lidar en el conjunto arqueológico Cerro Ho-
jas-Jaboncillo en 147 km
2
. El estudio de las anomalías
identificó 1100 ha con vestigios constructivos prehispá-
nicos, entre los que se contaban laderas agrarias aterra-
zadas, abancalamientos, rampas y complejos habitacio-
nales, canalizaciones y sistemas viales (Castro-Priego et
al., 2021).
Así en el propio Ecuador, tanto en sitios de den-
sa floresta tropical húmeda como en zonas costeras de
vegetación seca, el empleo de esta tecnología de telede-
tección se muestra como una herramienta muy útil de
cara a la documentación, estudio y protección del pa-
trimonio arqueológico. Así mismo, se posiciona como
un método que permite ahorrar tiempo y costos y que,
de plantear hipótesis adecuadas, es capaz de ofrecer res-
puestas a los investigadores. En cualquier caso, el tra-
bajo de campo sigue siendo una etapa necesaria para la
apropiada interpretación de las anomalías del terreno y
para la contextualización cronológica y cultural de las
mismas.
Primera aplicación de Lidar arqueológico:
proceso de trabajo
En julio de 2015, comenzaron los sobrevuelos
ad hoc para el proyecto INPC-Senescyt de 638 km
2
, en
colaboración con las Fuerzas Armadas del Ecuador. Se
elaboraron después nubes de puntos para 300 km
2
hasta
crear MDT de distintas resoluciones en los que, durante
su procesamiento automático y manual, fueron advir-
tiéndose distintas anomalías no naturales
5
.
Se analizaron los MDT resultantes, de distintos
anchos de malla según el objetivo, con distintos som-
breados para mejorar la visualización de las anomalías
arqueológicas. Se optó por algunos ya constatados para
abordar este tipo de proyectos arqueológicos (Challis et
al., 2011; Štular et al., 2012), y otros que fueron proba-
dos mediante ensayo-error (Figura 4). Se utilizó para
esta tarea el programa Blue Marble Geographics Global
Mapper 16.0.5. Se estudiaron las distintas porciones de
terreno visualizando las ortofotografías georreferencia-
das y los MDT en 2D y 3D de 0,5 m y 1 m
2
de resolución,
empleando los de 2 y 5 m
2
para otros fines que necesi-
taran mayor facilidad de manejo de los MDT. Luego, se
recurrió a distintos análisis del sombreado (View Shed)
para apreciar variaciones del terreno, como las alturas
marcadas en colores, pendientes o las direcciones de
estas (Slope Shader, Elevation Shader, HSV Shader y
Slope Direction Shader), también al cálculo del volumen
de las superficies y a la valoración de los perfiles para
los 300 km
2
planeados en el proyecto inicial (Figura 4).
Finalmente, se identificaron estructuras arqueológicas
visibles en las modificaciones del terreno, tanto formas
positivas como negativas, no relacionadas con actividad
antrópica actual.
3. Desafortunadamente, esta información no consta en ninguna publicación
académica, sino que se localizó en internet (Svoyski, s.f.).
4. Este trabajo fue consultado en internet en noviembre de 2022 (Almeida,
junio, 2017).
5. Los detalles técnicos de días y horas de vuelo, velocidad de la avioneta,
equipo láser, número de reflexiones o densidad de la nube de puntos genera-
da, clasificación automática y manual de los datos del escáner, entre “terre-
no” y “no terreno, o como fueron creados los MDT, pueden consultarse en
los informes depositados en el INPC por la consultora Technoproject (2015a,
2015b, pp. 4-32).
Alejandra Sánchez-Polo y Rita Álvarez Litben
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Un ejercicio muy útil para familiarizarse con el
software fue buscar conjuntos ya registrados (Rostain,
1999b, 2011, 2012b, 2013; Salazar, 1998, 2000, 2008),
de los que se disponía una localización somera en un
croquis, su fotografía aérea y su dibujo a mano alzada.
De esta manera, no solo se logró ubicar georreferencia-
damente los casi 40 conjuntos, sino que también se to-
maron distintas mediciones de las áreas y plataformas.
Como dato curioso, gracias a este reconocimiento se
subsanó una confusión existente en la bibliografía del
complejo “Santa Rosa” (Salazar, 1998), de cuatro plata-
formas simples y simétricas más una central, denomi-
nado después “Kilamope” (Rostain, 1999b), dando lu-
gar a una fase cerámica. De hecho, este conjunto es otro
distinto, conformado por seis plataformas simples, una
de ellas central, descrito así por Salazar (2008, p. 268 y
figs. 15.1 y 15.5).
Nota. Conjunto de plataformas de uno y varios niveles, plazas, terrenos excavados y canales/caminos del sitio Ampush: dos vistas tridimensionales en ma-
rrón (izquierda) y cuatro cenitales con distintas sombras a la derecha (de arriba abajo, Elevation Shader, Slope Shader, Slope Direction Shader y HSV Shader).
Adaptado de imágenes de exhibición en Centro de Investigación de la Memoria y el Patrimonio, por INPC, diciembre 2015.
Figura 4
Distintas vistas del sitio de Ampush
Un paisaje monumental prehispánico en la Alta Amazonía ecuatoriana
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Monumentalidad y grandes asentamientos
en el valle del Upano: una tipología
Desde 2015, numerosos investigadores se han
hecho eco ya, aunque superficialmente, de algunos de
los sorprendentes resultados obtenidos por este proyec-
to. Así, se ha recalcado la importancia de los grandes
asentamientos conformados por cientos de montículos
en el caso de Kunguints (Neves et al., 2021, p. 22; Prü-
mers, 2017, p. 67). También se han expuesto (Pazmiño,
2021, pp. 133, 136–137) varios sistemas constructivos,
los dos primeros conocidos desde que Porras reveló el
sitio de Wapula y, el tercero, mencionado brevemente
por Salazar (2000, p. 40): a) las plataformas y montícu-
los centrales fueron construidos superponiendo capas
de tierra; b) una serie de estructuras requirió la excava-
ción del terreno, principalmente los caminos y las zan-
Elementos positivos
N.° estructuras
individuales
Elementos / km
2
1 Plataformas 5415 18,05
2 Colinas truncadas 1511 5,03
3 Montículos con cimas redondeadas 260 0,86
4 Plazoletas excavadas 157 0,52
5 Terrazas 138 0,46
Total 7471 24,90
Elementos negativos Longitud (en km)
6 Caminos (incluyendo posibles) 300 1
7 Fosos (incluyendo posibles) 22 0,07
8 Drenajes 93 0,31
9 Terraplenes 21 0,07
10 Pendientes cortadas 21 0,07
Total 457 1,52
Conjuntos arquitectónicos 1207 4,02
Asentamientos 30 0,10
Macro asentamientos 10 0,03
jas, pero también las plazas, ahondando en el desnivel
entre montículos y zonas centrales; c) algunas de las pe-
queñas colinas naturales que salpican el paisaje fueron
modificadas, allanando sus cimas.
La información recuperada gracias al Lidar en las
cuencas del Upano y del Chiguaza ha registrado un total
de 7928 anomalías (Woolfson Touma, 2016, pp. 49-50),
entendiendo por estas como “fenómenos irregulares
que aparecen en el relieve natural y que sobresalen en
el suelo físico como rasgos recurrentes” y varias zonas
de concentración de estructuras arqueológicas (Tech-
noproject, 2015a). En una primera clasificación provi-
sional de las anomalías, observando las diferentes imá-
genes del terreno, se distinguieron tres niveles, desde
estructuras elementales” hasta conjuntos y poblados,
bajo el criterio único de ser de origen humano (Tech-
noproject, 2015a, pp. 32-48).
Tabla 1
Resumen de los tipos de elementos distinguidos
Nota. Con su cantidad o km y su densidad en los 300 km
2
estudiados (n.º de elementos/km
2
). Adaptado de Woolfson Touma, 2016, Tablas P3T-1 y 2.