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INPC 2023
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
Departamento de Antropología, Universidad de Carolina del Norte,
Charlotte, EE.UU.
Niños en el corazón de Buen Suceso:
análisis bioarqueológico de restos subadultos
Los niños de la antigüedad proveen a los bioarqueólogos una ventana amplia al pasado, ya que ellos encarnan el ambiente y
la cultura que los rodea (Halcrow y Tayles, 2011). Debido a la sensibilidad de los subadultos a factores bioculturales, ellos son
excelentes indicadores de la nutrición y, por lo tanto, de la distribución de recursos de una sociedad (Beauchesne y Agarwal,
2018). Analizar los restos de niños provee a los bioarqueólogos la oportunidad de investigar cambios sutiles en el poder y en las
comunidades del pasado. El periodo Formativo Temprano (4400-1450 a. C.) en el Ecuador costero se encuentra marcado por
un sedentarismo creciente, agricultura de maíz y yuca, herramientas de piedra pulida, figuras iconográficas y está asociado a
varias tradiciones culturales incluyendo Valdivia, Engoroy, Chorrera, entre otras (Zeidler, 2008). Los arqueólogos sostienen,
de manera general, que la sociedad se volvió más jerárquica a lo largo de este periodo debido a la elaboración de montículos
ceremoniales, enterramientos de élite y disposición de los asentamientos. Sin embargo, esta imagen se basa sobre todo en la
evidencia de Real Alto, un sitio Valdivia del Formativo Temprano en la península de Santa Elena que fue ocupado desde el
4400 hasta 1800 a. C. (Zeidler y McEwan, 2021). La secuencia de cambios sociales a lo largo del Formativo Temprano no fue
necesariamente el mismo en toda la Costa, en particular debido a distintas condiciones ambientales, acceso a rutas de comercio
y organización de las comunidades locales. Por ejemplo, Buen Suceso, un sitio Valdivia en la provincia costera de Santa Elena,
contrasta con Real Alto porque parece haberse mantenido más o menos estable, estructural y espacialmente, a lo largo de toda
su ocupación desde 3750 hasta 1425 a. C. (Rowe y Duke, 2020). Así, surge la pregunta de si los cambios sociales y políticos hacia
una jerarquía creciente en Real Alto fueron, de hecho, típicos del periodo o si varias estrategias de organización social y de dis-
tribución de poder fueron implementadas en la Costa ecuatoriana. Para abordar esta cuestión, investigamos la experiencia de
poder durante el Formativo Temprano evaluando patrones mortuorios, demográficos y paleontológicos entre enterramientos
de subadultos en Buen Suceso.
Resumen
STRATA, 07-12/ 2023, vol. 1, nro.2, e10
https://doi.org/10.5281/zenodo.10056101
Periodicidad: semestral - continua
bowersmozelle@gmail.com y sjuengst@uacc.edu
Buen Suceso, niños, periodo Formativo Ecuador, paleopatología, poder, ValdiviaPalabras clave:
Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
ISSN 2690-8120
https://revistas.patrimoniocultural.gob.ec/ojs/index.php/Strata
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
STRATA
Children in antiquity provide bioarchaeologists with a window into the past, as they embody the environment and culture around
them (Halcrow and Tayles, 2011). Due to subadults’ sensitivity to biocultural factors, they are excellent indicators of the health
and nutrition of a society (Beauchesne and Agarwal, 2019). At Buen Suceso, a Valdivia-era village occupied from 3750-1425 BC,
the only skeletons recovered were subadult and young adults. To date, the remains of 15 semi-complete and isolated subadult and
young adult remains have been excavated from various structures around the site. Given the auspicious location of these burials
and the ubiquity of subadult remains, this article will discuss both the symbolism of interment of children at special locations and
what subadult remains at Buen Suceso can tell us about the social organization and health of the community through the eval-
uation of signs of skeletal stress, such as linear enamel hypoplasia, periosteal new bone formation, and porotic hyperostosis. The
presence of the above pathologies and the lack of severity amongst the population indicates that these individuals likely suffered
from low-grade levels of stress over time, which could be the result of increasing sedentism and aggregation (Kent, 1986; Zeidler
and Ubelaker, 2021). The types of pathology present and the frequency of the pathologies across this sample could also indicate
some form of alternative power, such as heterarchy or anarchy, in which unranked or no central power system is in place. Thus,
the subadult remains at the Buen Suceso site offer an additional insight into life in the Formative Period, as the community may
have been intentionally placing children in communal structures as an offering or as a symbol of care, in which alternative forms
of power may be at play.
Buen Suceso, Children, Ecuador Formative Period, Paleopathology, Power, ValdiviaKeywords:
Children at the Heart of Buen Suceso: Bioarchaeological Analysis of Subadult Remains
Abstract
El periodo Formativo en el Ecuador costero
El Formativo Temprano en la Costa ecuatoriana
se caracteriza por un creciente estilo de vida sedentario,
producción cerámica y de piedra pulida, agricultura de
maíz y yuca, ideología de ídolos y densidades de pobla-
ción elevadas en varios sitios (Marcos, 2003; Meggers
et al., 1965; Pearsall, 2003; Pearsall et al., 2020; Zeidler,
2008; Zeidler y McEwan, 2021). El Formativo Tempra-
no está principalmente asociado a la cultura Valdivia,
caracterizada por un estilo particular de cerámica en el
que destacan vasijas en pintura roja, cultivo de produc-
tos básicos, sedentarismo emergente y que se extendía
desde las tierras bajas occidentales hasta la región cos-
tera (Evans y Meggers, 1958; Marcos, 2003; Rowe, 2016;
Zeidler, 2008). La tradición Valdivia fue identificada por
primera vez en 1954 por Emilio Estrada (1956, 1968),
quien excavó el sitio Chorrera ubicado en el río Babaho-
yo, provincia de Los Ríos (Evans y Meggers, 1958). A la
fecha existen más de cien sitios Valdivia documentados,
incluyendo San Pablo (López Muñoz, 2001), Río Perdido
(Lippi, 1980), el sitio-tipo (Evans y Meggers, 1958), Real
Alto (Marcos, 1978, 1988 y 2003) y Loma Alta (Zeidler,
2008), todos los cuales varían a través del tiempo y es-
pacio en términos de tamaño, arquitectura, cerámica y
disposición exacta del sitio (Figura 1) (Lunniss, 2023;
Rowe, 2016; Rowe y Duke, 2020; Marcos, 2003).
Niños en el corazón de Buen Suceso: análisis bioarqueológico de restos subadultos
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Figura 1
Mapa de los sitios del período Formativo en Ecuador
El modelo Real Alto
Mucho de lo que entendemos del Formativo
ecuatoriano y la tradición Valdivia se basa en Real Alto,
un sitio ubicado en la península de Santa Elena que fue
ocupado durante casi todo el periodo desde 4400 hasta
Nota. Tomado de Zeidler, 2008.
1700 a. C. (Figura 1). En su apogeo, el sitio cubría unos
1200 metros cuadrados y, con el tiempo, sus habitantes
hicieron cambios significativos a sus configuraciones
espaciales e internas (Zeidler y McEwan, 2021). En la
Fase 1, el sitio tuvo una forma circular o elíptica y estaba
compuesto por cabañas domésticas situadas alrededor
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de una plaza, estimada para albergar de 50 a 60 perso-
nas. En las Fases 2 y 3, Real Alto creció en tamaño, con
una población estimada de 1800 personas para el final
de la Fase 3. Estructuras adicionales incluyeron com-
plejos habitacionales y ceremoniales a medida que el
pueblo se convertía en una próspera ciudad (Zeidler y
McEwan, 2021).
Notablemente, para la Fase 3 Real Alto estaba
organizado en formas que se mantuvieron consistentes
hasta la disolución del sitio. Esto incluyó tres anillos
concéntricos de estructuras domésticas, dos espacios ce-
remoniales distintos y una orientación noreste-suroeste
de la arquitectura doméstica y ritual (Zeidler y McEwan,
2021). Así pues, la organización espacial de Real Alto
durante la Fase 3 permite examinar más a fondo la or-
ganización social y de la comunidad, ya que el sitio se
transformó en “dos construcciones de túmulos opuestos
situados en el centro dentro de una plaza interior y otra
exterior, todo ello rodeado por un anillo elíptico o lige-
ramente en forma de D de grandes estructuras domés-
ticas, enterramientos humanos, fosas y acumulación de
escombros orientados a lo largo de un eje noroeste-su-
reste (Zeidler y McEwan, 2021, pp.348-349). Adicional-
mente, Rowe (2016) y Marcos (1978) argumentan que el
uso de corpus cerámico especial para rituales dentro de
estos espacios ceremoniales estaba restringido a un pe-
queño grupo en Real Alto. Esta estructura organizativa
altamente formalizada permitía a ciertos individuos un
mayor acceso a los espacios centrales y/o sagrados y res-
tringía los movimientos y la visibilidad de otros, lo que
sugiere una jerarquía creciente a lo largo del tiempo.
Las prácticas agrícolas y de cultivo en Real Alto
también demuestran un incremento en la complejidad
social con los años (Pearsall et al, 2020). Este aumento
está ligado al crecimiento/densidad poblacional del si-
tio, ya que el ascenso de sus habitantes supuso un incre-
mento de la mano de obra y de la capacidad para man-
tener los cultivos. Pearsall et al. (2020) sostienen que la
afirmación anterior podría ser clave para apoyar la idea
de la diferenciación de estatus. Por lo tanto, los patrones
de subsistencia agrícola pueden atribuirse a la transfor-
mación de la sociedad en Real Alto, ya que el “acceso a
más mano de obra -para cultivar más maíz y mantener
plantaciones de larga temporada- era probablemente un
elemento clave que apoyaba las diferencias de estatus”
(Pearsall et al., 2020, p. 139).
Por lo tanto, la organización espacial y prácticas de
subsistencia en Real Alto durante la Fase 3 refleja aspec-
tos importantes sobre la organización social, en particu-
lar a través de la inclusión de enterramientos humanos
en casas mortuorias y locaciones especiales. Estas estruc-
turas mortuorias situaban a individuos clave en lugares
centrales (por ejemplo, una mujer de alto estatus en la
entrada de la casa mortuoria [Zeidler y McEwan, 2021,
p. 350] y también incluían restos de subadultos y adultos
asociados a ajuares funerarios, como figurinas femeni-
nas, fragmentos cerámicos, azuelas de piedra, cuchillas
y cuentas de Spondylus. Esto ha sido interpretado como
un reflejo del estatus atribuido y de que estos cemente-
rios estaban vinculados a linajes familiares de élite, más
que a cementerios comunitarios. Estas casas mortuorias
eran espacios restringidos asociados al rango social, re-
forzados por su posición central dentro de la comunidad
(Zeidler y McEwan, 2021).
Así pues, las evidencias arquitectónicas, agríco-
las y mortuorias de Real Alto dibujan un panorama de
creciente jerarquía, tal vez vinculada a linajes familia-
res, a lo largo del tiempo. Más allá de Real Alto, algunos
poblados del Formativo parecen imitar su disposición
espacial y se han identificado otros enterramientos de
subadultos adornados con ajuares funerarios, lo que su-
giere que los habitantes de estos sitios también seguían
organizaciones sociales similares. Sin embargo, la imita-
ción de patrones espaciales no significa necesariamente
que la gente interpretara o utilizara estas formas arqui-
tectónicas de la misma manera y además existieron otras
configuraciones de sitios (como la de Buen Suceso) a lo
largo del período Valdivia. Por lo tanto, la naturaleza ge-
neralizada de la jerarquía durante esta época sigue sin
estar clara.
Buen Suceso como contranarrativa
Buen Suceso es un sitio multicomponente con una
ocupación Valdivia sustancial, localizado en la provin-
cia costera de Santa Elena, cerca de la cordillera Chon-
Niños en el corazón de Buen Suceso: análisis bioarqueológico de restos subadultos
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gón-Colonche (Figura 2) (Rowe y Duke, 2020). Las exca-
vaciones allí demuestran que la larga ocupación del sitio
va desde 3750 hasta 1425 a. C., casi toda la duración del
Formativo Temprano. El sitio es un basural elevado en
forma de U, con una plaza central despejada, una dispo-
sición generalmente característica del período y similar
a la de Real Alto durante las Fases 1-3. Los artefactos re-
cuperados en el sitio, como figurillas de cerámica y pie-
dra y cerámica roja pulida, indican una clara asociación
con la tradición Valdivia.
Las excavaciones en Buen Suceso por Rowe y
Duke (2020) en 2009, 2017-2019 y 2022 han descubierto
un montículo al norte, una plaza central, varias estruc-
turas en ambas áreas, algunos basurales y otros rasgos
Figura 2
Mapa de las excavaciones en Buen Suceso
Nota. Elaborado por Sarah Rowe.
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
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que reflejan la evolución del uso del sitio a lo largo del
tiempo. Curiosamente, Buen Suceso no parece haber au-
mentado drásticamente en tamaño ni en población con
los siglos y, de hecho, exhibió “un notable grado de con-
tinuidad a lo largo de los 2.300 años de ocupación Val-
divia” (Rowe y Duke, 2020, p. 5). La secuencia de cons-
trucción en Buen Suceso indica la edificación inicial del
montículo durante el Formativo Temprano, sirviendo
como lugar de actividad ritual durante esa época. Esta
fue seguida por un cambio hacia la plaza central abierta
durante el Formativo Medio. Los residentes de Buen Su-
ceso construyeron un gran piso empedrado y colocaron
una serie de postes rituales que fueron acompañados por
entierros. Esta reconstrucción espacial es consistente
con espacios rituales en varias comunidades anárquicas
e igualitarias (Angelbeck y Grier, 2012). Finalmente, la
actividad parece haberse desplazado hacia la cima del
montículo durante el Formativo Terminal, evidenciado
por una gran estructura utilizada con probabilidad para
actividades económicas (S. Rowe, comunicación perso-
nal, 2022). A lo largo de estos cambios del lugar de acti-
vidad, el tamaño y la forma general de Buen Suceso no se
alteraron drásticamente (Rowe y Duke, 2020).
Así, la organización espacial de Buen Suceso su-
giere variaciones en la organización social que no siguen
a las ocurridas en Real Alto, es decir, su gente parece ha-
ber mantenido deliberadamente abierto el acceso a los
lugares rituales durante todo el Formativo Medio (Rowe
y Duke, 2020). Esto difiere de Real Alto en donde pun-
tos con significado ritual se volvieron más restrictivos/
inaccesibles a todos los miembros de la comunidad con
los años (Zeidler y McEwan, 2021). Esta variación en la
organización social ha incitado a investigadores a exa-
minar el acceso comunitario al poder en varios sitios
Valdivia. Rowe (2016) ha analizado vasijas cerámicas de
cuatro sitios de esta cultura (Buen Suceso, San Pablo, Río
Perdido y Real Alto) para mostrar cómo el ritual variaba.
En particular, ella nota que la cantidad y cualidad de va-
sijas con engobe rojo cambia significativamente a través
de los sitios. Por ejemplo, en Real Alto, las vasijas con
engobe rojo eran más comunes en Casa Fiesta, un área
ceremonial de élite del sitio. Por el contrario, las vasijas
sencillas dominaron el conjunto hasta la Fase 7, lo que
sugiere que la exhibición de alimentos rituales no fue tan
importante hasta la ocupación posterior del yacimiento.
Las frecuencias cerámicas apoyan la idea de que el
acceso al ritual y al poder variaba entre los sitios Valdi-
via, en lugar de tender unilateralmente hacia la jerarquía
en todos ellos. Sin embargo, los matices de estas diná-
micas de poder y cómo las personas las experimentaron
permanece incierta. Por consiguiente, evaluamos las
tumbas de Buen Suceso para investigar cómo el ente-
rramiento ritual de niños podría reflejar diferencias de
poder y experiencias con traumas y enfermedades de sus
antiguos habitantes.
Los niños como medio de indagación del poder
La bioarqueología provee de medios para res-
ponder preguntas acerca de la forma de complejidad
social del sitio Buen Suceso. La experiencia vivida, que
refiere a varios sucesos que se encarnan en el esqueleto,
proporciona un vistazo a las actividades cotidianas de
un individuo, su dieta, enfermedades y episodios de vio-
lencia (Sofaer, 2006). Las diferencias entre las experien-
cias vividas, como el poder y el estrés, pueden manifes-
tarse en los huesos, ya que el acceso a los recursos y los
traumas varían en función del estatus social (Juengst,
2020; Klaus et al., 2017). Los niños se encuentran en
una posición única al exponer las diferencias estructu-
rales, dado que son particularmente vulnerables a su
entorno (Beauchesne y Agarwal, 2018). La vida tempra-
na, cuando se da la mayoría del crecimiento y desarro-
llo, es inherentemente plástica, lo que significa que el
organismo se ve muy influido por factores ambientales
y genéticos. Estos agentes externos impactan una varie-
dad de rasgos que registra el esqueleto, como la estatu-
ra adulta, defectos dentales y óseos asociados a estrés
fisiológico crónico y, por último, la supervivencia en la
adultez (Agarwal, 2016).
La plasticidad en el crecimiento y desarrollo se
concentra en compensaciones biológicas, que son vis-
tas a través de la variación en fenotipos humanos. Estas
compensaciones son la raíz del enfoque de historia de
vida, en el que la asignación de energía es clave, ya que la
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inversión en un área, como el crecimiento, disminuye la
inversión en las otras áreas de desarrollo y manutención
(Agarwal, 2016; Worthman y Kuzara, 2005). Por ello, si
un individuo posee acceso regular a una nutrición ade-
cuada, aprovisionamiento y buena salud materna, el cos-
to de mantenerlo se reducirá con un aumento de energía
asignada para acelerar el crecimiento o la reproducción.
Bajo estas condiciones, el cuerpo enviará señales que
indiquen que “la disponibilidad de recursos es fiable y
el riesgo de mortalidad es bajo” (Worthman y Kuzara,
2005, p. 97). Por consiguiente, el uso de la historia de
vida para estudiar el estrés en el registro bioarqueológico
ilumina cómo las fuentes de energía, como la nutrición,
se redirigen en épocas de estrés, provocando retrasos en
el crecimiento y otros marcadores esqueléticos.
De manera similar, el marco Orígenes de la Salud
y Enfermedad en el Desarrollo (DOHaD, por sus siglas
en inglés) resalta la importancia de las exposiciones am-
bientales en la plasticidad esquelética, a través del im-
pacto epigenético en la variación fenotípica (Gowland,
2015). Se sabe que una nutrición inadecuada y entornos
hostiles en la niñez temprana afectan a la salud de los
individuos en la adultez, ya que los ambientes intraute-
rino y postnatal influyen directamente las trayectorias
de desarrollo. La sensibilidad al entorno circundante
puede provocar episodios de estrés, como enfermedades
o malnutrición, que pueden alterar la expresión feno-
típica de una persona a lo largo de su vida (Gowland,
2015; Beauchesne y Agarwal, 2018). La perturbación del
crecimiento en marcadores específicos de edad suele co-
rrelacionarse con acontecimientos del curso de la vida
social, como el destete o los roles laborales. Estos acon-
tecimientos ponen a los niños en un estado vulnerable
ya que están expuestos a nuevos patógenos que podrían
elevar la respuesta de su sistema inmunitario, provo-
cando una compensación energética de la historia de
vida, lo que se traduciría en un retraso del crecimiento
(Gowland, 2015).
Sin embargo, la exposición ambiental temprana va
más allá del niño ya que el entorno intrauterino desem-
peña un papel importante en la salud infantil y adulta.
Este ambiente interno es importante porque es un reflejo
directo de la salud de la madre, que a su vez es producto
de su propio entorno infantil. Así, si una persona em-
barazada experimentó periodos de estrés socioeconómi-
co en su infancia, es probable que el crecimiento de sus
hijos se vea afectado, independientemente de su estatus
actual. En el registro bioarqueológico, los restos subadul-
tos proporcionan información sobre la salud y el estado
nutricional de sus madres, ya que “las lesiones patológi-
cas observadas en los huesos de los infantes constituyen
importantes indicadores indirectos para el estudio de la
salud materna en el pasado” (Gowland, 2015, p. 533). En
momentos de estrés, el cuerpo de la embarazada desvía
la nutrición de la madre al feto. Por tanto, el infante no
sólo es un indicador de su propia salud, sino de la de su
madre y su abuela, entrando en juego la herencia epige-
nética intergeneracional. Esta clase de herencia es la ca-
pacidad de influir en la salud y el bienestar de los hijos y
nietos a través de los propios factores de estrés ambiental
(Gowland, 2015).
Indicadores bioarqueológicos de estrés
En los restos subadultos, el estrés se manifiesta de
muchas maneras, incluyendo el desarrollo de hipoplasia
lineal del esmalte (LEH, todas por sus siglas en inglés),
cribra orbitalia (CO), hiperostosis porótica (PH) y for-
mación de hueso nuevo perióstico (PNBF) (Halcrow y
Tayles, 2011). A menudo, estos refieren a indicadores de
estrés no específicos, dado que son el resultado de algu-
nos factores bioculturales como estatus socioeconómico
y acceso a recursos, infección y exposición a enferme-
dades, clima o riesgos ambientales o estrés asociado al
destete. Todos ocurren durante la niñez y asimismo re-
flejan condiciones durante el desarrollo. Notablemente,
estos factores de estrés suelen marcar la recuperación o
resistencia a una enfermedad crónica, ya que toman de
semanas a meses en formarse (CO, PH, PNBF) o se gene-
ran después de que la agresión haya pasado (LEH). Del
mismo modo, los investigadores deben tener en cuenta
que los individuos sin lesiones pueden, de hecho, haber
sufrido enfermedades y sucumbido más rápido, antes de
que las lesiones se formen (Wood et al., 1992). Sin embar-
go, evaluar estas lesiones a través de las poblaciones aún
es de utilidad analítica puesto que nos permite recons-
truir patrones de estrés y enfermedad generales, aunque
no a nivel individual (DeWitte y Stojanowski, 2020).
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
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La hipoplasia lineal del esmalte (LEH) se caracte-
riza por hendiduras horizontales o surcos en el esmalte
dental como una respuesta al estrés fisiológico (Temple,
2018). Estas hendiduras son excelentes indicadores de
estrés nutricional debido a que se forman cuando los
recursos corporales se desvían hacia otros sistemas (por
ejemplo, la función inmunitaria), cesando la creación de
esmalte dental. Después, al recuperarse de la agresión,
se reanuda el crecimiento del esmalte, dejando un hueco
entre sus capas (Temple, 2018).
La cribra orbitaria (CO) y la hiperostosis porótica
(PH) son lesiones porosas que se encuentran en el techo
de la órbita y la bóveda craneal (Brickley, 2018). Estas son
causadas por la expansión de la tabla interna del hueso,
creando un aspecto poroso en la tabla externa. Se aso-
cian a una serie de carencias nutricionales, como la ane-
mia ferropénica, el escorbuto, la falta de vitamina B12 o
de ácido fólico (Brickley, 2018; McFadden y Oxenham,
2020; McIlvaine, 2015; Stuart-MacAdam, 1985, 1992;
Walker, 1986; Walker et al., 2009) y en realidad pueden
reflejar combinaciones de estas deficiencias que a me-
nudo se dan a la par. Curiosamente, los estudios sobre
individuos modernos sugieren que la CO y la PH solo se
desarrollan después de al menos un mes de enfermedad
y que es más probable que se den en individuos menores
de ocho años (O’Donnell et al., 2023).
La formación de hueso nuevo perióstico (PNBF)
es otra lesión patológica bien conocida que ha sido ob-
servada con frecuencia en el pasado. El periostio es una
capa delgada de membrana que recubre el hueso y que
puede ser afectada por varios factores de estrés como in-
fección o trauma, los cuales causan la producción de os-
teoblastos, que generan una nueva capa de hueso (Klaus,
2014, p. 296). En subadultos, la PNBF es más común de-
bido a la membrana de periostio poco adherida que es
propensa al desgarro y la inflamación. La PNBF es más
frecuente en el ilion, la escápula y la tibia, pero varía en
función de la enfermedad (Klaus, 2014, p. 296).
Materiales y métodos
Las excavaciones en Buen Suceso entre 2009 y
2022 han proporcionado los restos de al menos 12 indi-
viduos subadultos y 3 adultos de las Unidades 2, 5, 6 y 7
(Figura 2). Los enterramientos y restos aislados fueron
excavados usando niveles naturales para controlar la pro-
fundidad y el contexto. Todos los restos fueron mapeados
y fotografiados in situ previo a una remoción cuidadosa
para el análisis en laboratorio. Cualquier artefacto o ras-
go asociado fue asimismo mapeado y fotografiado antes
de la remoción para retener tanta información mortuoria
como fuera posible.
Los datos demográficos (edad) fueron recolectados
para cada individuo con base en la erupción y desarro-
llo dental (Ubelaker, 1989), fusión epifisaria (Buikstra y
Ubelaker, 1994) y desgaste dental para individuos adultos
(Smith ,1984). Los restos fueron subdivididos en las si-
guientes categorías etarias: infante (neonato-2 años), ju-
venil (3-12 años), adolescente (13-19 años) y joven adulto
(20-35 años). Estas categorías de edad marcan momen-
tos de transición biológica (destete y pubertad) que con
frecuencia se asocian a pasajes sociales importantes. El
sexo no fue estimado dada la naturaleza subadulta de la
mayoría de los individuos y la mala conservación general
de los rasgos pélvicos.
Los indicadores bioarqueológicos de estrés (LEH,
CO, PH, PNBF) fueron considerados siguiendo métodos
estándar. La hipoplasia lineal del esmalte se observó de
manera macro y microscópica usando un DinoLite Pro
AM413T y se registró en función de la presencia o au-
sencia de líneas/hendiduras horizontales. El número de
bandas también fue registrado para documentar inciden-
tes de estrés repetido (Boldsen, 2007; Goodman y Arme-
lagos, 1988). Las lesiones porosas (CO y PH) se verifica-
ron por la presencia de fóvea en las órbitas oculares o en
la bóveda craneal, respectivamente. Además, se observa-
ron los signos de cicatrización de estas lesiones y se cla-
sificaron como completamente cicatrizadas (superficie
ósea alisada sin fosas remanentes y expansión diploica
remodelada), con cierta cicatrización (algunas fosas visi-
bles, expansión diploica no remodelada) o activa (sin evi-
dencia de remodelación) (Buikstra y Ubelaker, 1994). La
PNBF se documentó con base en la presencia o ausencia
de hueso aditivo y tejido y se registró por lado y elemento
esquelético, siguiendo los estándares indicados por Bui-
kstra y Ubelaker (1994). La curación de estas lesiones
también fue anotada, en función de la remodelación o
suavizado de las mismas, como medida de resistencia y
recuperación frente a estrés o trauma (Ortner, 2008).
Niños en el corazón de Buen Suceso: análisis bioarqueológico de restos subadultos
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Figura 3

Nota. Las lesiones estriadas indican remodelación activa en el momento de la muerte.
Figura 4
Área de periostitis de una tibia en el círculo rojo
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
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Resultados
Demografía
Los 15 individuos incluidos en este estudio fueron
sobre todo subadultos, con 4 de ellos clasificados como
infantes (27%), 6 como juveniles (40%), 2 como adoles-
centes (13%) y 3 como jóvenes adultos (20%) (Tabla 1).
Estos individuos variaron significativamente en cuanto
a conservación y representación esquelética, ya que al-
gunos estaban constituidos por un solo diente, mientras
que otros eran esqueletos casi completos. Para tener en
cuenta esta variabilidad, intentamos ser descriptivos so-
bre el estado de conservación al hablar de la frecuencia
de las lesiones patológicas.
Patologías
Nueve de los 15 individuos (60%) exhibieron al-
gún tipo de patología, incluyendo la PNBF, PH y LEH
(Figura 3, 4, y 5, Tabla 2). Pocos individuos padecían más
de un tipo de patología, con la excepción de la PNBF y
lesiones líticas no específicas en dos de ellos (Enterra-
miento 6.6Fa y Enterramiento 8). La patología encontra-
da más común fue la PNBF, ya que 5 de los 9 individuos
observables (55%) tenían reacciones de tejido. Uno de
los 9 (13%) padecía LEH y 1 de 3 individuos observables
(33%) padecía PH. Ninguno presentó evidencia de CO.
En el transcurso del registro de las patologías, también
observamos 4 individuos que presentaban otras lesio-
nes, incluyendo serpens endocrania symmetrica (SES) y
lesiones líticas inespecíficas. La SES es la decoloración
del hueso endocraneal que a menudo está texturizado
(porosidad) con ramificaciones similares a serpentinas
(Herskovitz et al., 2002) y pueden deberse a infecciones
endocraneales o expansión meníngea. Las lesiones líti-
cas inespecíficas son el resultado de la destrucción del
hueso cortical con causas variadas que incluyen cánce-
res e infecciones bacterianas (Klaus, 2014). Aunque no
se incluyeron inicialmente en nuestras preguntas de in-
vestigación, informamos de ellas aquí porque ayudan a
reflejar el panorama de enfermedades y las condiciones
de vida de Buen Suceso.
Individuos de todas las categorías de edad excep-
to los adultos (de infantes a adolescentes) exhibieron
PNBF, en varias etapas de curación. Todos ellos tuvieron
reacciones en múltiples huesos. Se produjeron reaccio-
nes de tejido en los siguientes huesos de los 5 individuos
afectados: fémur, húmero, cúbito, radio, peroné e ilion,
y se registró una posible periostitis en las costillas. Cabe
destacar que todas las PNBF mostraron indicios de ci-
catrización.
Categoría
Edad al tiempo
de muerte
Cantidad en la
muestra
Infante
(0-2 años)
Neonatos 2
6 meses - 1 año 1
1 - 2 años 1
Total 4
Juvenil
(3-12 años)
3 - 5 años 3
6 - 8 años 1
9 - 12 años 2
Total 6
Adolescente
(13-19 años)
13 - 15 años 1
15 - 19 años 1
Total 2
Adulto joven
(20+ años)
20 - 25 años 1
25+ años 2
Total 3
Total 15
Tabla 1
Distribución por edad de la muestra
Niños en el corazón de Buen Suceso: análisis bioarqueológico de restos subadultos
11
INPC 2023
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
Discusión
Patrones demográficos
Es notable que el 80% de la muestra esquelética
se compone de individuos estimados en categorías de
subadultos, bajo los 20 años. Incluso teniendo en cuenta
que la madurez social puede haber ocurrido antes que
la esquelética (Halcrow y Tayles, 2011), los adolescen-
tes no conforman gran parte de la muestra, al contrario,
está dominada por infantes y juveniles. Esta distribu-
ción podría deberse a diversos factores. En primer lugar,
los individuos en crecimiento son menos resistentes y
más propensos a sucumbir a las enfermedades, ya que
sus sistemas inmunitarios no están plenamente desa-
rrollados y sus organismos están sobrecargados con la
doble tarea de mantenerse y crecer (Agarwal, 2016).
Antes de la medicina antibiótica, la muerte de niños
menores de cinco años era muy frecuente, por tanto, la
mortalidad infantil y la consiguiente sobrerrepresenta-
ción en el registro esquelético podrían ser un reflejo de
procesos patológicos normales. Sin embargo, es intere-
sante señalar la escasez de adultos en esta muestra. Esto
podría deberse a varios procesos, como la conservación
diferencial o las prácticas funerarias. Es posible que los
adultos estén infrarrepresentados debido a problemas
de conservación, sobre todo dada la naturaleza frag-
mentaria de los restos en general. Sin embargo, normal-
mente los esqueletos de infantes y niños tienen menos
posibilidades de mantenerse debido a su fragilidad, so-
bre todo si se comparan con los restos más robustos de
los adultos. Además, aunque los restos fueron fragmen-
tarios, se recuperaron huesos pequeños como falanges y
pedazos de cráneo de muchos individuos. Esto sugiere
que la conservación no fue el único problema a la hora
de recuperar restos de adultos.
Parece más probable que no hayamos recobrado
restos de adultos debido a las decisiones de la gente so-
bre el lugar de enterramiento, tal vez vinculadas a iden-
tidades basadas en la edad. Aunque las excavaciones
continúan en Buen Suceso y todavía no se ha identifica-
do un cementerio formal, la actual escasez de restos de
Tabla 2
Frecuencia de las lesiones patológicas en la muestra esquelética
Categorías de
edad
LEH CO PH PNBF Otros
Infante 0/1 0/2 1/2 (50%) 1/3 (33%) 2/4 (50%)
Juvenil 1/5 (20%) 0/1 0/1 3/3 (100%) 1/6 (16%)
Adolescente 1/2 (50%) 1/2 (50%)
Adulto joven 0/2 0/1 1/3 (33%)
TOTAL 1/8 (13%) 0/3 1/3 (33%) 5/9 (55%) 4/15 (26%)
Nota. LEH = hipoplasia lineal del esmalte, CO = cribra orbitalia, PH = hiperostosis porótica, PNBF = formación
de hueso nuevo perióstico. Los guiones indican que no se observó ningún individuo para estas lesiones.
Figura 5
Dos fragmentos de cráneo con porosidad
Nota. El área porosa está señalada en el círculo negro.
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
12
Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
STRATA
adultos sugiere que es más probable que los subadultos
fueran considerados apropiados para ser enterrados en
lugares especiales. Esto puede sugerir que los niños te-
nían un estatus especial o desempeñaban un papel es-
pecífico dentro de esa sociedad.
Los entierros de niños en América del Sur se sue-
len excavar en lugares rituales importantes y se interpre-
tan como sacrificios (Andrushko et al., 2011; Prieto et
al., 2019; Toyne, 2018), antepasados simbólicos (Allen,
2012; Blom y Knudson, 2020; Juengst et al., 2019) y ex-
presiones de duelo parental (Baitzel, 2018). A lo largo
de la Costa ecuatoriana, los niños se enterraron regu-
larmente en lugares clave, incluyendo el sitio ritual de
Salango (Juengst et al., 2019; Lunniss, 2023) y las casas
mortuorias en Real Alto (Zeidler y McEwan, 2021). Por
lo tanto, no sorprende del todo que también se excava-
ran infantes y niños de estas ubicaciones centrales en
Buen Suceso.
Notablemente, en nuestro sitio no hay una asocia-
ción clara entre estos entierros y los ajuares funerarios,
mientras que los restos subadultos en los vecinos Real
Alto y Salango fueron sepultados con figurillas con ge-
nitales femeninos, cuentas de concha blanca y Spond-
ylus rojo y S. princeps, todos artículos que tuvieron
importancia social, económica y ritual (Lunniss, 2023;
Zeidler y McEwan, 2021). De manera más general en los
Andes, los subadultos fueron enterrados con elaborados
objetos funerarios, incluyendo figurillas de oro y plata,
Spondylus, cuentas y restos de llama, indicando un es-
tatus de élite o especial. En Buen Suceso, faltan estos
objetos de gran valor en los entierros de subadultos, lo
que quizá sugiere que estos no eran comunes en el sitio
o no se solían usar para tal fin o que estos individuos no
merecieron estos símbolos de estatus al morir.
Si bien no hay ajuares funerarios asociados con
los restos de los niños en Buen Suceso, su ubicación
puede haberlos marcado como ritualmente significati-
vos. En general, en Sudamérica los niños y bebés falle-
cidos a menudo se convertían en ancestros simbólicos y
los subadultos con frecuencia se enterraban en contex-
tos especiales con el fin de reforzar los lazos con la co-
munidad (Allen, 2012; Blom y Knudson, 2020; Lunniss,
2023). Por ejemplo, en Salango, en la Costa ecuatoria-
na, tres neonatos fueron enterrados en la parte trasera
de una estructura doméstica, de cara al sol poniente y
acompañados de preciadas cuentas de Spondylus. El
cuidado que recibieron estos enterramientos y la ubica-
ción especial de su sepultura refuerzan la conexión ri-
tual de estos niños y la comunidad (Lunniss, 2023). Del
mismo modo, los enterramientos de individuos jóvenes
en lugares especiales de la cuenca del Titicaca fueron
probablemente un marcador de parentesco y veneración
a los antepasados (Juengst, 2023). Durante la coloniza-
ción española del oeste de Sudamérica, los sacerdotes
católicos intentaron aprovechar estas creencias ente-
rrando a los niños en las iglesias, una práctica que no
era típica en España en aquella época. Sin embargo, al
sepultar a los infantes en los templos y sus alrededores,
los curas podían vincular el cristianismo y sus figuras
espirituales con antepasados importantes, encarnados a
través de estos niños (Wernke, 2007). Así, al enterrar-
los en lugares vinculados a la comunidad, los pueblos
sudamericanos transformaban estos pequeños cuerpos
en antepasados simbólicos y marcadores de identidad
compartida. La colocación de los restos de Buen Suceso
en lugares muy visibles y públicos enfatiza la identidad
comunitaria, más que individual, de los muertos. Estos
infantes pueden haber sido colocados ritualmente en
estos lugares con el fin de reforzar la identidad colecti-
va, en lugar de demostrar el linaje de la élite.
Causas de patología: ¿poder o parásitos?
Basándonos en el tipo de patologías presentes y
en sus pruebas de curación, parece que estos individuos
probablemente experimentaron niveles de estrés de lar-
ga duración, pero de baja intensidad. Aunque la patolo-
gía era común, las personas sobrevivieron lo suficien-
te como para desarrollar lesiones y, en muchos casos,
iniciar el proceso de recuperación. Parece que el estrés
biológico fue crónico y de bajo grado, más que agudo y
grave (Wood et al., 1992). Además, pocos individuos pa-
recían significativamente más estresados que otros, es
decir, las lesiones estaban dispersas entre todos en lugar
de centrarse en unos pocos. Esto sugiere que ellos pue-
den haber experimentado una exposición relativamente
igual a la enfermedad y un acceso similar a los recursos
que les permitieron recuperarse.
Niños en el corazón de Buen Suceso: análisis bioarqueológico de restos subadultos
13
INPC 2023
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
La supervivencia de los individuos a lo largo de
la infancia podría proporcionar pistas sobre la salud
intergeneracional de la comunidad ya que la hipótesis
DOHaD recuerda que la salud infantil se ve afectada
no solo por el entorno inmediato, sino también por el
materno (Gowland, 2015). Por lo tanto, estos individuos
no solo pudieron haber reflejado la salud de sí mismos,
sino también la salud intergeneracional de la comuni-
dad, si el estrés hubiera sido el resultado de un acon-
tecimiento prolongado y no aislado (Gowland, 2015).
La persistencia de las lesiones en la infancia media y
la adolescencia sugiere que las personas fueron inicial-
mente resistentes a estos bajos niveles de estrés ya que
pudieron recuperarse y sobrevivir durante algún tiempo
antes de morir. Sin embargo, dado que acabaron sucum-
biendo más tarde en la infancia, es posible que tuvieran
debilidades subyacentes debidas al estrés intergenera-
cional. Los últimos años de la infancia y la adolescencia
suelen ser un periodo de relativa robustez y resistencia
a la enfermedad, por lo que la presencia de individuos
que mueren durante estos años sugiere que los recur-
sos corporales para la recuperación a largo plazo eran
limitados (Gowland y Chamberlain, 2005; Magerison
y Knusel, 2002). Dado el largo periodo de tiempo que
tardan en desarrollarse estas lesiones esqueléticas y la
posibilidad de que se produzca una curación parcial, pa-
rece probable que estos individuos fueron resistentes al
inicio pero finalmente se desgastaron por los procesos
de la enfermedad, lo que indica su presencia crónica.
Es posible que el hecho de vivir en un mismo
lugar, con o sin dependencia de productos agrícolas,
pudiera haber creado entornos de enfermedad y/o en-
cuentros comunes con patógenos que contribuyeran a
ello. Los asentamientos sedentarios tienden a lidiar más
con problemas de saneamiento y circulación de enfer-
medades en comparación con los más móviles (Klaus
y Tam, 2009; Larsen, 2015). Esta conexión entre seden-
tarismo y patología se observa en otros sitios de la Cos-
ta y la Sierra; Ubelaker (1992) encontró que la PH en
muestras ecuatorianas fue sobre todo el resultado de la
anemia debida a los aumentos en el sedentarismo y la
densidad de población, en lugar de las deficiencias de
micronutrientes. De manera similar, Blom et al. (2005)
estudiaron los patrones de anemia en la costa occiden-
tal de Perú y encontraron que la CO y la PH eran más
comunes entre la población subadulta, en especial entre
las edades de 0 y 10 años. En particular, estas lesiones
variaron geográficamente y aparentan estar ligadas a zo-
nas con altas cargas de parásitos. Por tanto, los cambios
en el tamaño de los asentamientos y el sedentarismo a
lo largo del tiempo en el oeste de Sudamérica se correla-
cionaron con un aumento de la PH y otras lesiones por
estrés, mientras que las prácticas agrícolas (es decir, la
dependencia de la agricultura del maíz) no parecieron
tener el mismo efecto.
Dado que por ahora no hay evidencia clara de
agricultura maicera en Buen Suceso (S. Rowe, comuni-
cación personal, 2023), las lesiones en el sitio también
pueden provenir de complicaciones del sedentarismo y
del mayor riesgo potencial de parásitos. El parasitismo
también puede causar enfermedad diarreica y pérdida
directa de sangre y ambas, anemia, por lo tanto mani-
festarse esqueléticamente como hiperostosis porótica
(Ubelaker, 1992). En Ecuador, hay dos especies de an-
quilostoma que se sabe provocan hemorragia: Necator
americanus (la más común) y Ancylostoma duodenale.
Ambas prosperan en el calor y la humedad del entorno
costero y pueden haber contribuido a los problemas de
salud de las nuevas comunidades sedentarias, ya que
las personas se encontraban con materia fecal con ma-
yor regularidad (Ubelaker, 1992). Aunque la frecuencia
de PH es mucho más baja en Buen Suceso que en las
poblaciones de Ubelaker (1992) y Blom et al. (2005), la
tasa de PNBF y la presencia de otras lesiones (LEH, SES
y lesiones líticas) subraya la carga de la enfermedad.
La mala conservación craneal también puede estar in-
fluyendo en la baja frecuencia de PH, ya que nuestra
muestra incluía muchos restos postcraneales aislados y
menos fragmentos craneales. Buen Suceso está en zonas
medioambientales similares a los sitios ecuatorianos es-
tudiados por Ubelaker (1992) y el calor y la humedad de
la región podrían haber proporcionado las condiciones
perfectas para el parasitismo y la enfermedad (Blom et
al., 2005). Por ello, es posible que las lesiones observadas
en esta pequeña muestra reflejen experiencias comunes
del entorno, más que estrés inducido por privación o ac-
ceso desigual a los recursos.
Mozelle L. Bowers y Sara L. Juengst
14
Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
STRATA
Esto contrasta con los patrones de poder observa-
dos en Real Alto. En el sitio existen claros marcadores de
diferenciación a través de prácticas funerarias, corpus
cerámico, patrones de subsistencia y transformación ge-
neral del mismo (Zeidler y McEwan, 2021; Pearsall et
al., 2020; Rowe, 2016; Zeidler, 2000). Como se mencionó
antes, la arquitectura funeraria en Real Alto puede ser
vista como restrictiva en cuanto a acceso y entierro, ya
que solo individuos de alto rango (a menudo mujeres)
eran sepultados en casas mortuorias y acompañados
de bienes funerarios (Zeidler y McEwan, 2021; Zeid-
ler, 2000). Esto difiere con Buen Suceso donde, hasta
la fecha, todos los niños fueron enterrados en espacios
abiertos y comunales, sin ajuar funerario, en los que
cada miembro de la comunidad podía interactuar con el
muerto. La evidencia bioarqueológica de Buen Suceso
asimismo sugiere menos jerarquía en este sitio porque,
mientras que la enfermedad pudo ser experimentada
por todos, en apariencia nadie estaba protegido de ese
riesgo. Por último, los patrones de poder en Buen Suce-
so aparentan diferir en gran medida en Real Alto ya que
los claros marcadores de estatus (casas mortuorias, ce-
rámica, patrones de subsistencia, organización espacial
y estructural) encontrados en el segundo simplemente
no están presentes en el primero.
Conclusiones
La frecuencia y tipos de patología presentes en
los restos de Buen Suceso indican que estos individuos
pueden haber sufrido de estrés a largo plazo, pero de
bajo grado, posiblemente causado por el sedentarismo y
su agrupamiento (Kent, 1986; Ubelaker, 1992) y tal vez
exacerbado por la salud intergeneracional, en el que el
entorno del gestante jugaba un rol estresor (Gowland,
2015). Sin embargo, dada la ubicuidad de las lesiones en
la muestra, parece ser que las personas del sitio experi-
mentaron estrés y enfermedad en porciones similares,
más que dejar a algunas en mayor riesgo debido a la pri-
vación de recursos. Esta relativa ubicuidad de las lesio-
nes sugiere que practicaban formas alternativas de po-
der, a diferencia de la jerarquía que se desarrolló en Real
Alto. Esta interpretación se ve reforzada por la ausencia
de ajuares funerarios asociados a los restos de los suba-
dultos, ya que las sociedades de élite y jerárquicas suelen
enterrar a sus miembros con utensilios especiales.
Muchos de los subadultos fueron sepultados en
lugares visibles y especiales para la comunidad. Esto se
interpreta como la creación de ancestros y/o identidad
comunitarios, más que la representación de linajes de
élite, debido a la falta de ajuares funerarios. Sin em-
bargo, es posible que estos niños hayan sido, de hecho,
especiales debido a su estatus de vida y que se hayan
conmemorado de formas no preservadas. Es de esperar
que una excavación más exhaustiva de los entierros y
futuros análisis isotópicos revelen patrones de enterra-
miento más concretos y pruebas de jerarquía.
La falta de restos de adultos en Buen Suceso es
inusual ya que los sitios Valdivia vecinos incluyen estos
entierros en sus núcleos rituales, además de cemente-
rios y/o casas mortuorias con numerosos adultos, a me-
nudo en asociación con niños. El cementerio de Buen
Suceso aún no ha sido identificado; anticipamos que la
futura determinación y excavación de esta área revelará
el componente adulto del registro mortuorio. Sin em-
bargo, ya sea que las próximas excavaciones revelen o
no la presencia o ausencia de más adultos, es importan-
te reflexionar sobre lo que significa su falta en el núcleo
ritual de Buen Suceso y cómo esto se relaciona con el
poder, la organización social y la identidad infantil en
el sitio.
Futuras excavaciones de restos adultos más com-
pletos proporcionarán más información sobre el poder,
la organización social, la salud y nutrición en Buen Su-
ceso. Por ejemplo, si hubiera identidades de élite entre
los adultos reflejadas a través de ajuares funerarios o
patologías, podría indicar que estos entierros centrales
efectivamente pertenecían a familias de rango o lina-
jes atribuidos. Además, algunos de los adultos podrían
estar enterrados en una parte diferente del yacimiento
y/o tener un tipo diferente de práctica funeraria, lo que
indicaría una estructura de poder alternativa o jerarqui-
zada. Por último, si en excavaciones venideras se descu-
bren más adultos, el examen de estos restos podría reve-
lar signos de estrés, enfermedades o traumas infantiles
curados.
Niños en el corazón de Buen Suceso: análisis bioarqueológico de restos subadultos
15
INPC 2023
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
Aunque todavía quedan muchos interrogantes
en torno al poder en Buen Suceso, las pruebas actua-
les sugieren que se enterraba a los niños en lugares es-
peciales para reforzar la identidad de la comunidad y
que muchas personas sufrían de estrés crónico de bajo
grado, resultado de la salud intergeneracional y de las
complicaciones del sedentarismo, más que de jerarquías
y estatus. Las pruebas esqueléticas recogidas hasta aho-
ra apoyan las evidencias arqueológicas de cooperación
o rechazo de la jerarquía en este yacimiento. Esta ten-
dencia contrasta con los patrones identificados en Real
Alto, a pesar de la relativa proximidad y el solapamiento
temporal de ambos sitios. Así pues, los patrones identi-
ficados y los datos presentados aquí deberían servir para
recordar que los grupos toman diversos caminos hacia
el poder a lo largo del tiempo y del espacio.
Fecha de recepción: 30 de mayo de 2023
Fecha de aceptación: 10 de octubre de 2023
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