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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Ferran Cabrero
Universidad Estatal Amazónica, Puyo, Ecuador
fcabrero@uea.edu.ec
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
Este estudio es un aporte para vislumbrar el panorama cultu-
ral pretérito de una zona extensa y de difícil acceso de la Alta
Amazonía y, por ende, muy poco explorada y estudiada. Lo
acredita los escasos cinco trabajos de campo desde fines de
los sesenta hasta hoy. En arqueología, la zona despertó cier-
to interés cuando en 1975, a partir de un sitio a orillas del
río Huasaga, se dio a conocer una mezcla de estilos bajo una
misma etiqueta, la llamada fase Pastaza, apuntando a fechas
entre 2000 y 1000 años a. C. (período Formativo de acuerdo
con la secuencia maestra para el Ecuador). Aunque investiga-
ciones posteriores pusieron en duda dicha antigüedad y tanta
variedad de estilos, los interrogantes alrededor de esta fase
continúan: ¿en qué período cronológico se inserta?, ¿cuántas
variantes tiene, si es que la podemos dividir así?, ¿qué diseños
e iconografía son significativos?, ¿es similar a la de las cultu-
ras antiguas cercanas en el valle del Upano o en el del Alto
Pastaza y, a la inversa, en la cuenca más baja? El objetivo de
este artículo es comprender mejor las culturas antiguas del
Transkutukú (provincia de Morona Santiago), especialmente
a partir de prospecciones arqueológicas realizadas en 2017,
2018 y 2019 en el marco de un convenio de colaboración entre
el Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal (GADM)
de Taisha y la Universidad Estatal Amazónica (UEA), con
apoyo del Centro Cultural Yawi.
arqueología amazónica, corrugado,
fase Pastaza, Huasaga, Taisha.
Amazonian Archaeology, Corrugated, Pastaza
Phase, Huasaga, Taisha.
In search of the ancient cultures of Transkutukú
This study is a contribution to glimpse the past cultural pan-
orama of an extensive and difficult to access area of the Upper
Amazon and, therefore, very little explored and studied. This
is proven by the scarce five field works from the late sixties to
today. In archaeology, the area aroused some interest when in
1975, from a site on the banks of the Huasaga River, a mix-
ture of styles was revealed under the same label, the so-called
Pastaza Phase, pointing to 2000-1000 BC (Formative period ac-
cording to the master sequence for Ecuador). Although later re-
search questioned this antiquity and that it could contain such
a variety of styles, the questions surrounding this Phase con-
tinue: In what chronological period is it inserted? How many
variants does it have, if we can divide it like this? What designs
and iconography are significant? Is it similar to that of nearby
ancient cultures in the Upano valley or in the upper Pastaza
valley and, conversely, in the lower basin? The aim of this arti-
cle is to better understand the ancient cultures of Transkutukú
(Morona Santiago province, Ecuador), especially from archae-
ological surveys carried out in 2017, 2018 and 2019 within the
framework of a collaboration agreement between the Gobierno
Autónomo Descentralizado Municipal (GADM) de Taisha
and the Universidad Estatal Amazónica (UEA), with support
from the Centro Cultural Yawi.
Resumen
Palabras clave: Keywords:
Abstract
STRATA, 01-06/ 2023, vol. 1, nro.1, e4
https://doi.org/10.5281/zenodo.7705406
Periodicidad: semestral - continua
Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
http://revistas.patrimoniocultural.gob.ec/ojs/index.php/Strata
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Nota. a) El majestuoso río Pastaza a su paso por Wachirpas (ribera izquierda). b) Mujer de Kurinua mostrando vasija con diseño de grecas tipo fase Pastaza
(colección comunitaria). c) Avioneta de SAM, en Nayants, cuyo motor se enfría de emergencia con un poco de brisa. Cabrero, 2018.
Figura 1
Detalles de las prospecciones en el Transkutukú
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
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vidar más al norte, en el Bobonaza, ese pueblo bisagra
que son los canelos kichwa. Toda esta región cultural,
que hoy en su mayoría podría considerarse como aénts
chicham, ha sido poco explorada desde la arqueología.
De hecho, la zona es como un palimpsesto cultural del
que sabemos poco; su actual diversidad deslumbrante
impide ver su pasada diversidad igualmente fascinante.
En el Transkutukú, la cerámica arqueológica co-
mún es la llamada “fase Pastaza, una mezcla de estilos
que Porras agrupó con ese nombre a partir de un sitio
a orillas del río Huasaga y que pensó se retrotraía entre
los 2000 y los 1000 años a. C. (período A), Formativo
de acuerdo con la secuencia maestra meggeriana para
el Ecuador (Porras, 1975, 1987). Del material recobrado,
un 2% era lítico y un 98%, cerámico (5800 fragmentos o,
como dice él, “tiestos”). Del análisis de laboratorio, Po-
rras identifica ocho formas diferentes de “vasos”, la ma-
yoría de perfil circular, siendo el 85% “tazas” (“tazones”
en literatura arqueológica contemporánea), decorados
con mucho detalle, interpretando que los carenados
son excepcionales y posiblemente traídos del valle del
Upano (Porras, 1975). Sólo dos de esas formas corres-
ponden a cántaros u ollas, que “parecen un préstamo de
alguna cultura de la montaña o de la Sierra, antes que
tradición propia de la Fase que estudiamos” (p. 82). Más
adelante, considera que el rasgo diagnóstico de esta fase
es el uso del inciso con puntuación, por lo que este tipo
dominante de decoración es llamado “Pastaza Inciso y
Punteado”, y que a veces tiene restos de pintura roja y
blanca. Sin embargo, en la secuencia seriada que realiza
al final de la obra, incluye además del citado, once tipos
cerámicos (dos no decorados y nueve decorados), entre
ellos “Blanco Sobre Rojo”, “Corrugado”, etc.
Unos años más tarde, en una expedición de cin-
co días al entonces “Jíbaro de Achianiati” o caserío en
zona achuar de Pumpuentsa (hoy parroquia), Kelenka,
Hinds, Athens y D. Athens encuentran cerámica de la
fase Pastaza con dos fechados radiocarbónicos, de 740
d. C. en el nivel 5, el más profundo (Athens, 1984). En
una publicación posterior más detallada y analítica, los
rangos calibrados de fechas para la misma excavación
fueron: 180 a. C.-230 d. C. y 630-905 d. C. (Athens, 1986,
p. 114). Es decir, los hallazgos se dan dentro de los pe-
ríodos de Desarrollo Regional e Integración, con lo que
Tal y como se entiende en Ecuador, el Transku-
tukú es la zona selvática de la Amazonía centro sur más
allá de la cordillera del Kutukú, las montañas que se-
paran la cuenca del río Upano (a cuya orilla se asienta
Macas, la capital de la provincia de Morona Santiago)
de la del Makuma, afluente del Morona, que a su vez lo
es del Marañón, luego Amazonas. El cantón Taisha (di-
visión administrativa con acceso terrestre apenas desde
2016) termina centenares de kilómetros al este, en el río
Pastaza (también afluente del Marañón), cuando em-
pieza la provincia homónima. Sin embargo, la zona cul-
tural se extiende hasta el río Tigre y más allá. Estamos
en un sector tradicionalmente habitado por culturas del
tronco lingüístico jibaroano, un grupo humano que hoy
se empieza a autoidentificar como “aénts chicham” (re-
unión 2018, sin consenso aún) por las reminiscencias
ambivalentes, a menudo infamantes, de su primera de-
nominación (véase un recuento histórico del término
en Taylor, 1994). Parte de los aénts chicham locales, en
concreto los shuar, han sido célebres como “reductores
de cabezas”, práctica usual hasta mediados del siglo XX
y epítome del “salvajismo” como etiqueta denigrante.
En una obra significativa para la arqueología ama-
zónica, están clasificados como la clásica banda cazado-
ra recolectora de tierra adentro (casas aisladas o unas
pocas agrupadas por lazos familiares) con agricultura
de roza y quema (Meggers, 1971). El Transkutukú, más
allá de valiosos diarios de campo de pocos viajeros y mi-
sioneros (Cabrero, 2022), es una zona que ha dado dos
obras clásicas en antropología, una de origen norteame-
ricano y la otra francesa. En primer lugar, Shuar. Pueblo
de las cascadas sagradas (Harner, 1978/1972), a partir
de un trabajo en los años 50 del siglo XX, un detallado
estudio en especial del mundo espiritual y las fiestas de
la comunidad. En segundo, La selva culta: simbolismo y
praxis en la ecología de los achuar (Descola, 1989/1986),
un importante reflejo de su época, mezcla de detallismo
etnográfico de los 70 y de análisis de capacidad de carga
con crítica al determinismo ecológico. Ambas obras nos
hablan de una zona cultural que se desborda más allá
de la frontera internacional Ecuador-Perú y que abarca
también grupos huambisa, aguaruna y kandoshi, sin ol-
Introduccn
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se cuestiona la edad Formativo Temprano de la fase
(Athens, 1984, 1986). Alrededor de una década más tar-
de, en el marco de un proyecto social, Echeverría, Schej-
llerup y Morales (1996) identifican cerámica superficial
en la zona de Makuma. Luego de varios años, se hace
trabajo de clasificación de cerámicas del Transkutukú,
en especial a partir de colecciones de museo (Saulieu,
2006; Saulieu y Rampón Zardo, 2006), y se excava en
Muitzentza, ribera izquierda del Pastaza (Duche Hidal-
go y Saulieu, 2009). De la revisión de materiales de Po-
rras, se constata una gran diversidad de materiales de la
fase Pastaza. Saulieu (2009) propone su división en tres
subgrupos: “achurado zonal” (más antiguo, ya definido
por Athens), el Pastaza-Copataza (representada por un
solo cuenco en el Museo Etnoarqueológico del Muni-
cipio de Pastaza, Mempa), y el Pastaza-Kamihun (por
la cerámica homónima de DeBoer, 1977, en las riberas
del Huasaga del lado peruano y similar al tipo Pastaza
“inciso y punteado” de Porras). El autor es de la idea
de que este material cultural corresponde al período de
Integración (Saulieu, 2009, p. 56), aunque luego parece
ajustarse al Desarrollo Regional (Saulieu, 2013, p. 95).
Posteriormente, a solicitud de la Dirección Zonal
6 del INPC, un equipo dirigido por Constantine (2012)
registra 27 sitios arqueológicos en una zona interior del
cantón Taisha con acceso por carretera, a lo largo de los
dos ejes perpendiculares de las cuencas del río Panki y
del Makuma, incluyendo la zona de Pumpuentsa donde
trabajó Athens décadas atrás. Con intervención míni-
ma en el subsuelo (excavación en tres unidades) y sin
registro de contextos arqueológicos claros, se reafirma
la identificación de dos tradiciones culturales: una tem-
prana de filiación cultural Pastaza y otra tardía de filia-
ción relacionada con el horizonte corrugado. Además,
se hallaron nuevas decoraciones que no habían sido re-
portadas hasta ese momento. Uno de los objetivos del
proyecto, encontrar material cultural del Formativo, no
pudo cumplirse, pero se descubrió lo que sería el primer
complejo de montículos artificiales en tierras bajas en la
Amazonía ecuatoriana (400 m s. n. m.), en el sitio “La
Libertad”.
Del mismo equipo de Constantine, Suárez siste-
matiza parte de los resultados de aquella investigación
en su tesis de grado sobre atributos de material cerámi-
co (2014), que posteriormente publica como resumen
en formato de artículo (2021). Del análisis de atributos
cerámicos (forma, tecnología y decoración), en especial
los estilísticos, se evidencian dos ocupaciones, la más
temprana caracterizada por incisiones e impresiones y
la tardía, por el corrugado. En técnicas como corruga-
do, incisión, inciso punteado zonal y lineal, la cerámica
analizada se parece a la mayoría de material del comple-
jo Sangay o Huapula (en la cuenca más alta del Upano).
Alrededor de los mismos años, López y Serrano
(2013) realizan un estudio en el centro Arutam, cer-
cano a la capital cantonal y con acceso por carretera.
Evidencian mucha variedad de cerámica, realizan un
análisis lítico importante y obtienen cuatro fechados,
proponiendo una secuencia que empezaría con el Pas-
taza fino con incisiones en pasta fresca, luego con rojo y
marrón con incisión doble, Pastaza rojo con incisiones
y excisiones y el horizonte corrugado con variabilidad
en la zona. Identifican además la presencia de estilos
foráneos, pero que no es posible asociarlos a contextos
claros (“figurina” supuestamente de la fase Chambira,
fragmentos barrancoides y preshipibo-conibo).
La presente investigación prospectiva, cuyos re-
sultados se exponen a continuación, se dio en el marco
del proyecto Gestión cultural autónoma del GADM Tai-
sha (2016-2018), por medio de convenios entre este mu-
nicipio (administración de “Cergio” Ayuy, 2014-2019) y
la Universidad Estatal Amazónica (UEA). Participaron
estudiantes en horas de vinculación con la sociedad y
varias comunidades del Transkutukú. Como anteceden-
te directo, se puede mencionar el Centro Cultural Yawi,
planificado en 2009 e inaugurado en 2013 en la cabece-
ra cantonal durante el período del alcalde Celestino Wi-
sum (2009-2014), y que en el proyecto sirvió para alojar
a los estudiantes y como centro logístico.
Desde por lo menos el 2009, el trabajo alrededor
del Centro Cultural Yawi permitió la vinculación con las
comunidades y el municipio. El convenio entre el cabil-
do y la UEA se firmó a solicitud de las localidades invo-
lucradas y luego de consultas previas con las personas y
directivas de cada lugar donde se realizaría la investiga-
Metodología
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
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Nota. Cabrero y Olmedo, 2022.
Figura 2
Mapa de la zona prospectada
ción. Esta incluyó el componente arqueológico de pros-
pección preliminar, sobretodo en 2018, pero también en
2017 y 2019. Los antecedentes en la zona repercutieron
de forma positiva en la apertura de las comunidades,
tradicionalmente cerradas al extranjero, y en un trabajo
conjunto sostenido, facilidades que a menudo no se die-
ron en estudios anteriores. Además de la presencia de
técnicos del municipio, para esto coadyuvó el que varios
estudiantes de la UEA fueran indígenas.
Luego de identificar los lugares adecuados, las
prospecciones se realizaron por vía aérea, fluvial, y te-
rrestre. En el marco de un viaje para el establecimiento
de una estación científica en Shinmamus, zona achuar
(ribera derecha del Pastaza), se visitó esta comunidad
por vía aérea; Wachirpas, también achuar, por vía flu-
vial, y luego, de nuevo en avioneta, Yuwints, zona shuar
(30 y 31 de julio, 1 y 2 de agosto de 2017). Luego, en 2018,
la mayor parte del acceso a las comunidades fue por vía
aérea, en orden de visita: Patukmai, zona achuar (7 al
10 de marzo 2018); Wichim, achuar; Kurinua, achuar
(11 de septiembre 2018); Nayants, shuar; Mashumarent-
sa, achuar (12 de septiembre); Kaiptach y Wasakentsa,
la misión, las dos achuar (13 y 14 de septiembre 2018).
Finalmente, se accedió por vía terrestre a Yukaip (21 y
22 de febrero 2019), cercano al sector de Cuchaentsa,
ambas en zona shuar (Figuras 1 y 2).
Se realizaron entrevistas abiertas y hubo una re-
colección superficial de fragmentos diagnósticos de
cerámica en las comunidades citadas, clasificándolos
provisionalmente mediante algunos atributos. También
se revisaron colecciones comunitarias y privadas, en es-
pecial las de Patukmai y Wasakentsa. Luego se hizo un
análisis comparativo con la cerámica identificada en la
zona en estudios anteriores.
Ferran Cabrero
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Nota. a) Vasija con grecas tipo fase Pastaza. b) Vasija marrón claro con incisiones. c) Pequeño recipiente negro con borde decorado.
Cabrero, Kurinua, Mashumarentsa, 2018.
Figura 3
Detalles de piezas cerámicas del Transkutukú
Se identificaron diez nuevos sitios de varios tipos
y diseños cerámicos con base en múltiples fragmentos
próximos a las comunidades identificadas en el mapa
(Tabla 1). Además, en colecciones particulares se en-
contraron piezas como ollas, botellas y numerosos cue-
llos de estas, así como “figurinas” (pequeñas figuras que
representan a personas) que conviene citar. En Kaiptcah
se halló una gran variedad de cuellos de botella de dife-
rentes tamaños y formas, unos llamados “pico de loro”.
En una de las colecciones, destacaba un recipiente pe-
queño de color negro de 4 cm de diámetro, así como una
Resultados ollita café de 10 cm de diámetro y 6,5 cm de altura. En
una colección de Kurinua, se localizó una vasija negra,
de 20 cm de diámetro y 16 cm de altura (Figura 3a), be-
llamente decorada con líneas incisas paralelas y grecas
en el cuello, similares al diseño usual de la fase Pastaza
que muestra Porras (1975, p. 107, figura 15 e y k; 1987,
p. 227, figura 68 c), aunque sin hileras de puntos. Otra
era muy distinta (Figura 3b), de cuerpo achatado y color
marrón claro, de 18 cm de diámetro y 12 cm de altura,
con decoración ungular igual a las de Porras (1975, lá-
mina 1, fotos k y l) y similar a la forma de la provenien-
te de la “cultura Upano” de Saulieu y Rampón Zardo
(2006, p. 59, figura 57).
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En Mashumarentsa se encontró un pequeño reci-
piente de 9,5 cm de diámetro y 6,5 cm de altura, con bor-
de bellamente decorado (Figura 3c). En Yukaip, zona de
Cuchaentsa, se hallaron algunos fragmentos pequeños
de estilo corrugado junto a los restos de una gran tinaja
(normalmente usadas para almacenar chicha) de unos
92 cm de diámetro, quizás un entierro, que los comu-
neros conocían por lo menos desde hacía 50 años. Y en
Yuwints, se halló una olla mediana semienterrada al
lado de una casa, de factura tosca y gruesa (Figura 4).
En ambos casos parece cerámica tardía.
Nota. a) Casa tradicional. b) Hueco abierto lleno de desechos cercano a la casa. c) Borde de la olla enterrada. Cabrero, 2017.
Figura 4
Imágenes en Yuwints
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Hay dos comunidades que conviene subrayar por
el número de restos culturales y por la abundancia de
elementos propios de la zona del Transkutukú (Figura
5). Son Nayants y Patukmai, con un número importante
de material con la característica diagnóstica clásica para
esta fase, el inciso y punteado, lo que luego se entien-
de por Pastaza-Kamihun. Allí también se encontraron
“figurinas”, mayormente de rasgos femeninos, y peque-
ñas botellas globulares fitomorfas. Para comunidades
prospectadas, ubicación geográfica a partir de ríos adya-
centes o cuencas referenciales, número de fragmentos y
filiaciones, véase la Tabla 1.
Tabla 1

Comunidad Río/cuenca
N.
o
de
fragmentos
Filiación cultural/
características
1. Kaiptach Surik/Huasaga 32
rojo entre incisiones, Pastaza,
corrugado
2. Kurinua Kurimi/Makuma 13 no diagnóstica
3. Mashumarentsa Situch 18 pintura roja y de difícil diagnóstico
4. Nayants Nayants 203
Pastaza-Kamihun, y cerámica
con pintura roja
5. Patukmai Huasaga 207 Pastaza-Kamihun
6. Shinmamus Pastaza 8 corrugado
7. Wachirpas Pastaza 20 Wachirpas
8. Wichim Wichimi/Makuma 51
Pastaza-Kamihun y cerámica tosca
y gruesa de difícil diagnóstico
9. Yukaip (Cuchaentsa) Makuma 39 corrugado
10. Yuwints Casutka/Makuma 5
cerámica tosca y gruesa de difícil
diagstico
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Finalmente, cabe mencionar un nuevo material
hallado en Wachirpas, con fragmentos toscos de un gro-
sor entre 1 y 1,5 cm, pero con decoración incisa (Figura
6). Destacan diseños circulares así como triangulares
que podrían asociarse a dientes zoomorfos, quizás de
caimán. Es similar al material del “Complejo Muitzent-
za” proveniente del sector de Charapacocha, en especial
como muestran Duche Hidalgo y Saulieu (2009, p. 104,
figura 56, 7.1). Además, en menor medida, se puede en-
contrar material fino de 0,5 cm de grosor que parece re-
mitir al Pastaza-Kamihun.
Figura 5
Material cultural de la fase Pastaza
Nota. a) Nayants. b) Patukmai. Cabrero, 2018.
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thrap, Collier y Chandra (1975) ya incluyen material
Pastaza en dos fotografías. Pero esta irrupción estelar de
la llamada “Valdivia de la Amazonía” en el escenario de
la arqueología regional no dura mucho.
Desde un principio, Meggers y Evans no vieron
aceptable la antigüedad de la fase Pastaza propuesta por
su discípulo Porras, cuyos fechados fueron posibles en
parte gracias al apoyo del que fuera la antítesis de los
esposos del Smithsonian, Lathrap, de la Universidad de
Illinois (J. Marcos, comunicación personal, noviembre
2022). Dicha antigüedad no encajaba con sus ideas de
baja complejidad social y de poblamiento tardío de la
Amazonía desde zonas socioculturales más complejas
como la de los Andes. Es así que al final, Meggers (1987;
cf. Saulieu, 2009, p. 52) ubicó la fase Pastaza en el hori-
Discusión sobre la “Valdivia de la Amazonía”
Porras publica su estudio sobre la fase Pastaza
en 1975, siete años después de su trabajo de campo y
en el mismo año que DeBoer muestra una cerámica
igual obtenida a orillas del Huasaga, pero aguas abajo
en su recorrido peruano, y que de forma independiente
él llama “Kamihun” (DeBoer, comunicación personal,
septiembre 2014). De hecho, Porras muestra el material
de DeBoer y colegas en sus láminas 10 y 11, a partir de
las conversaciones con el mismo DeBoer, Veale, Eric y
Jane Ross (que luego publican un artículo al respecto
en 1977), por indicación de Evans y Lathrap, tal como
informa en el apéndice (Porras, 1975, p. 132). Y en un
catálogo arqueológico de referencia para Ecuador, La-
Figura 6
Material cultural de Wachirpas
Nota. Grueso y tosco, con diseños geométricos. Cabrero, 2017.
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zonte achurado zonal (500 a. C.-500 d. C.). El problema
con las fechas vino, sobre todo, a partir de la excavación
de Athens (1984, 1986) quien, a pesar de dos datas con-
tradictorias (la más antigua está más arriba que la más
reciente, más profunda), sugiere una ubicación tardía
de la fase. La gran profundidad temporal de la fase Pas-
taza tal y como se presentó en un principio, más de tres
mil años a partir de cuatro fechas que van del 2050 a. C.
al 1316 d. C. (Porras, 1975, p. 135) y su variedad de tipos
y diseños cerámicos tampoco ayudó mucho a dar por
buena una ocupación temprana del Transkutukú.
Después vienen las investigaciones más contem-
poráneas, donde se procura desvelar la incógnita de la
fase Pastaza, principalmente a partir de las dos variables
problemáticas: la diversidad de tipos y diseños cerámi-
cos y su temporalidad, básicamente si estamos ante una
cerámica del Formativo o no. Pero continúan las limi-
taciones en el trabajo de campo y, por ende, el enigma.
Sin duda, Saulieu tuvo un interés especial en la
zona por lo que, al no permitirle los indígenas el trabajo
in situ, se dedica a revisar y clasificar de nuevo los frag-
mentos de la fase, primero la colección de Porras, luego
colecciones de Macas y Puyo. Más tarde, en 2006, junto
con Duche Hidalgo (entonces director del Mempa) pue-
de excavar en la comunidad Muitzentza, en el margen
izquierdo del Pastaza. A partir de estas investigaciones,
propone la siguiente propuesta cronológica organizada
en cuatro tradiciones, en plural: 1. Tradiciones con in-
cisiones y/o excisiones sobre engobe rojo (al constatar
y describir una “tradición” o “material” Tinajayacu); 2.
Tradiciones con incisiones y/o excisiones sobre pasta
fresca y fondo natural (donde se insertarían los subgru-
pos de la fase Pastaza: el Pastaza achurado-zonal y el
Pastaza-Kamihun): 3. Tradición Muitzentza (un grupo
cerámico con pinturas en bandas anchas sobre fondo
de engobe rojo o sobre ante); 4. Horizonte corrugado.
Las dos primeras serían “anteriores al siglo VIII d. C.
(es decir, entre el Desarrollo Regional e Integración); las
segundas serían más tardías, “posteriores al siglo VIII d.
C.” (Integración).
Las investigaciones subsiguientes (Constantine,
2012; López y Serrano, 2013; Suárez, 2014, 2021) subra-
yan la diferencia de dos tipos de cerámica, pero de una
forma ligeramente distinta, más general: una temprana
de filiación cultural Pastaza y otra tardía de filiación co-
rrugada. A todos les sorprende la gran variabilidad ce-
rámica, pero también parece haber cierta decepción al
no encontrar material cultural del Formativo. De hecho,
se puede decir que si, por una parte, tenemos a Evans y
Meggers, Athens, Duche Hidalgo y Saulieu, y también
Rostain, con una propuesta de ubicar a la fase Pastaza,
o sus variantes, en el período más tardío del Desarro-
llo Regional, a veces incluso en el de Integración; por
otra, está Porras, Lathrap, Collier y Chandra, Constanti-
ne, López y Serrano, y Suárez, pero también Lumbreras
(2005), proponiendo, quizás a veces solo deseando, su
antigüedad hasta el Formativo.
Aunque no hay ningún fechado absoluto nuevo,
las prospecciones de 2017, 2018 y 2019 aportan informa-
ción sobre la dispersión geográfica de los diseños cerá-
micos y, de forma relativa, la antigüedad de los mismos.
En primer lugar, cabe decir que, de forma importante en
Nayants y Patukmai (en muy poca medida en Kaiptach,
Wachirpas y Wichim), el material cultural identificado
remite sobre todo a la fase Pastaza, especialmente a la
variante denominada “Kamihun, la más finamente
elaborada. En algún momento, se ha interpretado que
el subgrupo o variante “achurado zonal” podría darse
en la zona más interior hacia las “vertientes andinas”
o “piedemonte, mientras que la “Kamihun” estaría en
lugares próximos a los grandes ríos y, de alguna forma,
sería “más amazónica” (Saulieu 2009, p. 55; 2013, p. 21).
Tanto Kaiptach (Huasaga), Nayants (Nayants), como
Patukmai (Huasaga), Wachirpas (Pastaza), y Wichim
(río Makuma), podrían confirmar este vínculo a dos
patrones de asentamiento. Si futuros descubrimientos
apuntan a una diferencia cada vez más marcada de las
dos variantes, podríamos estar hablando más bien de di-
ferentes fases dentro de una misma “tradición con inci-
siones y/o excisiones sobre pasta fresca y fondo natural”,
sin excluir interacciones e influencias mutuas como se
ha dado en otras zonas (véase Erikson, 1990, para el caso
de los grupos pano de tierra adentro y ribereños).
En el puzle de la fase Pastaza, Saulieu (2009) y
Saulieu y Rostain (2013) plantean un tercer subgrupo,
el “Pastaza-Copataza, representado por un solo cuen-
co, posiblemente el más deslumbrante de la colección
del Mempa. En las prospecciones de 2017, 2018 y 2019
Ferran Cabrero
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
se encontraron varios fragmentos con motivos similares
al del cuenco de Copataza (por ejemplo, el círculo con
punto y línea recta) en material Pastaza-Kamihun. Con
esto se subraya que estos motivos, como parte de dise-
ños recurrentes, van más allá de la comunidad de Co-
pataza, no siendo exclusivos de esta y haciendo menos
característica esta supuesta variante (Figura 7). Véase
parecidos en Porras (1975, lámina 9 c).
El valor del trabajo de Saulieu es haber buscado
el orden de las piezas del puzle del Transkutukú, pero
no facilita su comprensión no definir qué entiende
exactamente por complejo, que luego intercambia por
tradición, conceptos que provienen de la arqueología
norteamericana de los cincuenta y sesenta (Willey y
Phillips, 1958; Meggers y Evans, 1969). Dicha indefi-
nición apunta a un problema usual en arqueología: no
hay excavaciones sistemáticas con abundante material
cultural que proporcione suficiente información. De ahí
que se pueda bascular entre complejo (concepto que no
solo alude a la variabilidad cerámica, sino también a un
tipo de distribución espacial de sitios arqueológicos) y
tradición (usualmente reservada a una mayor exten-
sión temporal compuesta por varias fases), y que no se
quiera emplear el concepto de fase porque tradicional-
mente refiere a algo más concreto, aunque sin conno-
tación etnográfica (Meggers, 1966, p. 28). En el fondo,
tampoco podría aludirse a una fase porque implica un
trabajo mayor de clasificación estadística de formas ce-
rámicas según atributos, de acuerdo con el método de
seriación Ford, lo que sí hace Porras para la cerámica
Pastaza (1975).
Figura 7
Fragmentos con diseño recurrente de círculo con punto y línea recta
Nota. 
río Pastaza (colección Mempa). CCE Benjamín Carrión Núcleo Pastaza, 2015.
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Nota. a) Cuenco negro con rojo y blanco y decoración excisa abstracta de la zona de Wasakentsa. b) Detalle rostro antropomorfo de sello de la misma zona
(colección de la misión). c) Fragmento cerámico de Patukmai con diseño recurrente. Cabrero, 2018.
Figura 8
Material cultural de Wasakentsa y Patukmai
A partir de las prospecciones, también se observa
dos cerámicas nuevas: una proveniente de Wachirpas
(río Pastaza, frontera con Perú) con factura gruesa, téc-
nica incisa, diseños dentados y con círculos. ¿Estaría-
mos ante una nueva fase por concretar? Esta cerámica
tiene similitudes con la de Porras (1975, p. 115, figura
19 a, b, y c), con la que Saulieu (2013) cita como “tra-
dición de Sharamentsa, pero sobre todo con la que Ri-
vas Panduro (2007) encuentra en Huagramona, sector
norte, en el Pastaza peruano, y que muestra junto con
otras que remiten al corrugado. Es decir, pareciera en
principio material tardío, pero con un detalle que cam-
biaría la estimación inicial: restos de rojo entre inci-
siones. El segundo material novedoso se encuentra en
la colección privada de la misión e internado católico
salesiano de la comunidad de Wasakentsa; proviene de
sectores cercanos, usualmente de cuando se realizan
trabajos de cultivo (D. Bottasso, comunicación perso-
nal, octubre 2018). Esta última cerámica, representada
por un cuenco bruñido, muy pulido con decoración ex-
cisa, es especialmente curiosa por ser negra con rojo e
incisiones con pintura blanca (Figura 8a). El trabajo es
realmente excepcional, muy elaborado, de un nivel a la
par de culturas antiguas cercanas como la Upano o la
Kilamope (Rostain y Pazmiño, 2013). Destaca el diseño
abstracto de un rostro antropomorfo, también presente
en un sello en la misma colección del internado (Figura
8b). Lo cierto es que motivos similares se encuentran
en fragmentos de Patukmai de la prospección de 2018
(Figura 8c).
b
c
Ferran Cabrero
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Aquí cabe recordar un trabajo de síntesis para el
“nororiente ecuatoriano” de Ochoa (2007, p. 482), a par-
tir de la arqueología petrolera, concretamente en la zona
del río Eno. Ella interpreta que hay primero una “tradi-
ción cerámica de decoración plástica” y que las técnicas
decorativas de esta se incrementan en el tiempo para
después disminuir, aumentando a la vez la diversidad
de otras técnicas, como el corrugado o la decoración po-
lícroma. En base a los fechados, Ochoa (p. 478) identifi-
ca cuatro períodos, el primero de los cuales empieza en
el Desarrollo Regional (250-640 d. C.) y los otros tres, en
el de Integración. Lo interesante es que el corrugado, al
que más que horizonte se podría entender como técni-
ca de decoración, está presente desde el primer período,
aunque incrementa y se combina con el tiempo, y que el
“inciso y punteado” aparece recién en el segundo perío-
do, tardíamente, ya en Integración (520-780 d. C.). Esto
viene al caso para entender que con seguridad no existe
una división tan marcada entre lo inciso punteado y lo
corrugado entendido como técnica, pudiendo coexistir
a veces. Hace poco, en el valle suroriental del Quimi,
Villalba (2019) data el corrugado a partir del 800 d. C.,
aunque es cauto en asociar esta cultura material y po-
blaciones etnolingüísticas como los bracamoros, como
lo sugieren Guffroy (2006), Valdez (2013), Rostain y Paz-
miño (2013).
A partir de la revisión de colecciones comunita-
rias y privadas del Transkutukú en 2017, 2018 y 2019,
sorprende la recurrencia de dos artefactos culturales
característicos: las ya mencionadas “figurinas”, en espe-
cial femeninas, y las finas y detalladas botellas globula-
res, a menudo fitomorfas, que de momento no han sido
ubicadas en ningún período. ¿De dónde provienen?, ¿a
qué cerámica diagnóstica están asociadas?
En Ecuador, las “figurinas” arqueológicas más
conocidas son las de Valdivia (Marcos 1988, p. 317). Se
encuentran de piedra en su fase I (alrededor de 3500 a.
C.) y de cerámica, a partir de la fase II (aprox. 2700 a.
C.). Pero todas estas no tienen mucha semejanza con las
del Transkutukú (Figura 9). Véase también los dibujos
de “figurillas antropomorfas” que se muestran en Sau-
lieu y Rampón Zardo (2006, p. 71) y Duche Hidalgo y
Saulieu (2009, p. 121) e imágenes a color de cabezas de
cerámica en Rostain y Saulieu (2013). López y Serrano
(2014) encuentran una “figurina” en Arutam, cerca de
la cabecera cantonal de Taisha, y la asocian con las de
la fase Chambira más abajo, en zona peruana de fron-
tera, cuenca del Marañón (Morales Chocano, 1998). Por
las fotografías, la semejanza parece evidente, como con
la “figurina” del sitio Cocha Antonieta, en el Huasaga,
afluente del Pastaza, cuyas ocupaciones van del 1000 a.
C. en adelante (Rivas Panduro, 2007, p. 287). Por otra
parte, algunas de estas “figurinas” del Transkutukú tie-
nen similitud con las “Venus de Capucuy” (Solórzano
y Jarrín Silva, 2017), pero en este caso más arriba, en la
ribera derecha del Napo, cerca de la laguna de Limon-
cocha. Aunque se cuenta con pocos fechados absolutos,
la fase Chambira se interpreta del período Formativo,
igual que las culturas del Bajo Huasaga, y las Venus de
Capucuy, con fechados absolutos, del Desarrollo Regio-
nal. Las figurinas del Transkutukú podrían estar en el
Formativo al igual que ciertas cabezas cortadas, restos
de decoraciones de recipientes cerámicos. Proveniente
de esta extensa zona transfronteriza, este modelado del
cuerpo humano se podría haber difundido río arriba.
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Luego está el enigma de las botellas, tanto de asa
de estribo como de asa puente, así como las pequeñas
globulares muy finas con forma y diseño también fito-
morfo, como si la artesana del pasado se admirara de los
cultivos como parte importante de la dieta (Figura 10a
y 10b). Todas estas botellas de cerámica no son una ex-
cepción en la Amazonía ni deben verse solo como ma-
terial cultural tardío; véanse las que muestran Saulieu
y Rampón Zardo (2006, pp. 75, 77, 79, figuras 149-170),
reportadas especialmente en Wasakentsa (Huasaga) y
Charapacocha (Pastaza), una de ellas con asa fitomorfa
característica, y las de Duche Hidalgo y Saulieu (2009,
pp. 91-93, figuras 48-50), que remiten sobre todo a Copa-
taza (Pastaza). En el sitio Santa Ana-La Florida (SALF),
provincia de Zamora Chinchipe, colindante con Perú,
se han encontrado botellas de asa de estribo con fechas
Nota. a) Wasakentsa. b, c y d) Patukmai. Cabrero, 2018.
Figura 9
“Figurinas”
del Formativo de hasta 2270 a. C. (Valdez, 2013, p. 61),
forma que aparece también en la Cueva de los Tayos
(Porras, 1978). Esto se repite en la Costa, en los perío-
dos más tardíos de la cultura Valdivia, en la cultura Ma-
chalilla (1600-800 a. C.) como evolución de Valdivia con
su estilo curcubiforme, en Chorrera (Lathrap, Collier y
Chandra, 1975) y también en la Sierra. En esta última
región hay que citar el sitio Cotocollao (1800-350 a. C.),
donde se hallaron tanto botellas de asa de estribo (1500
a. C.), así como de asa cinta en arco, en este caso con un
adminículo y un agujero pequeño, conociéndose como
“tipo Cotocollao” por ser diagnóstica de esta fase (Villal-
ba, 1988; a color en Ontaneda, 2010), la más parecida a
las botellas globulares del Transkutukú, aunque mayor
y más gruesa (Figura 10c).
Ferran Cabrero
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
Con seguridad la tesis más original respecto a las
botellas de esta extensa zona es la de Morales Chocano
(1996, 1998), a partir de su trabajo en los siete tributa-
rios del río Chambira. La tesis se sustenta tanto en los
peculiares componentes químicos de la cerámica como
en los cambios climáticos acaecidos al final del Pleis-
toceno, tal y como se plantea desde la “teoría de los re-
fugios”, cuando serían de uso común pequeñas botellas
o cantimploras con la expansión de ambientes áridos.
También se sustenta en cinco fechados absolutos, cua-
tro de ellos en un rango de 800 a 2000 a. C. y el otro
con más de 4500 a. C., que tiene su par en una datación
de rescate en el mismo Chambira (Morales Chocano,
comunicación personal, enero 2023). Respecto a otras
botellas en zonas más o menos próximas, puede verse el
material cultural de las excavaciones en Huayurco, tam-
bién en el Perú amazónico, donde se encontraron dos
botellas zoomorfas de asa puente y doble pico gemelo
en un pozo de huaqueo (Clasby y Meneses Bartra, 2012,
p. 311); en este caso, sin embargo, se apunta al período
más tardío del Intermedio Temprano, de acuerdo con la
cronología del país vecino.
Nota. a) Fitomorfa de Patukmai (colección comunitaria). b) Detalle cenital de botella similar (colección de la misión salesiana de Wasakentsa).
Cabrero, 2018. c) Botella “tipo Cotocollao” del período Formativo. Ontaneda, Ministerio de Cultura, Banco Central del Ecuador, 2010.
Figura 10
Botellas globulares
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
El Transkutukú forma parte de una zona de la Alta
Amazonía de 1200 km de norte a sur, a lo largo de las es-
tribaciones al este de los Andes, que ya ha sido apuntada
como un gran campo de interacción cerámica, donde la
cuenca del Huallaga ocuparía un lugar central (DeBoer,
2003, p. 293). Aunque la propuesta inicial del modelo de
interacción “Huacis” (siglas de Historic Upper Amazon
Ceramic Interaction Sphere) se puede rastrear cronoló-
gicamente hasta el Desarrollo Regional con la cerámi-
ca “incisa de bandas rojas” (Rostoker, 1996), DeBoer se
atreve también a proponerlo hasta el Formativo (2003,
p. 325). Él discute sobre el origen y difusión de botellas
asimétricas, como la de “asa puente de doble pico con
un pico cerrado y no funcional”, ofreciendo el concep-
to ASUA, acrónimo en inglés para “Picos Asimétricos
del Alto Amazonas”. En base a las escasas evidencias
de este tipo de botellas, DeBoer sugiere que ASUA es
un horizonte relámpago fechado alrededor de 800 a. C.,
quizás un poco antes, que se dispersó por la misma zona
que el posterior Huacis.
Cada vez se hallan más sitios del Formativo en la
Alta Amazonía ecuatoriana, como el recién descubierto
Río Chico (Cabrero et al., 2022), en la cuenca alta del
Pastaza, o el ya citado SALF (Valdez, 2013), en la cuenca
binacional del Mayo Chinchipe-Marañón, donde tam-
bién están Montegrande y San Isidro (Olivera Núñez,
2013, p. 191). En un análisis de rutas interregionales
en el periodo Formativo para el norte del Perú y el sur
de Ecuador, desde una perspectiva del valle de Huan-
cabamba (Yamamoto, 2012), en el extremo norte de los
Andes peruanos, se abarca sitios amazónicos como Ba-
gua, Jaén y el mismo SALF en el lado ecuatoriano. La-
thrap (1971) ya había apuntado a una esfera de interac-
ción en el Formativo entre Amazonía, Sierra y Costa. El
Tutishcainyo Temprano (1900 a 1700 a. C.) de la cuenca
central del Ucayali sería la prueba más antigua de ini-
cios de la alfarería en el actual Perú, dando origen a Wai-
ra-jirca (ca. 1800 a. C.), fase inicial de Kotosh (sierra de
Huánuco). Y para lo que aquí interesa, la difusión de las
botellas de asa puente y doble pico sería el origen de las
botellas de asa de estribo de Machalilla en la Costa hoy
ecuatoriana. Ciertamente, esta última argumentación
no tiene el brillo de antes, pues se ha de debatir con los
avances arqueológicos de las últimas décadas, en espe-
cial con los descubrimientos más recientes de las bote-
llas de asa de estribo de SALF, Cotocollao y de Valdivia.
Sin embargo, sigue siendo válida la argumentación de
Lathrap (1973) alrededor de la antigüedad e importan-
cia de las relaciones de intercambio a larga distancia en
los trópicos húmedos de la Sudamérica precolombina.
Aunque el Transkutukú queda parcialmente ais-
lado por la cordillera del Kutukú, ríos como el Pastaza y
su conexión por medio de su afluente Bobonaza, que sí
es navegable, han actuado como autopistas de interac-
ción cultural a larga distancia en el pasado lejano.
Conclusiones
La zona del Transkutukú es peculiar por su re-
lativo aislamiento geográfico. Por una parte, está la no
navegabilidad del río Pastaza desde su valle alto hasta la
comunidad actual de Copataza, limitante que se solu-
cionó parcialmente ya desde el pasado por la conexión
de su afluente Bobonaza. Por otra, está la cordillera del
Kutukú, que forma otra barrera geográfica y corte ecoló-
gico con el valle del Upano, ubicado al oeste de aquella.
En pocos kilómetros se pasa de altitudes de unos 1000 m
s. n. m. a alrededor de 400 m s. n. m. del Transkutukú.
Esta peculiaridad tuvo implicaciones en su pasado y, en
parte, en la diversidad actual representada por el con-
junto sociocultural “jíbaro”, hoy renombrado “aénts
chicham. Desde la arqueología, la fase Pastaza ha sido
paradigmática para empezar a entender las culturas an-
tiguas de esta zona. Y foco de cierta polémica académi-
ca; si en un principio se la ubicó en el período tempra-
no del Formativo (hasta los 2000 a. C.), investigaciones
posteriores la han puesto en duda por dos problemas: la
gran variabilidad de la cerámica y sus fechados.
En esta discusión, el primer desafío es explicitar
a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de
fase Pastaza. Cierto consenso se da en otorgar dicho
apelativo a rasgos diagnósticos principales, es decir, al
inciso y punteado. Si bien también se coincide en que
el inciso y punteado es anterior al corrugado, a partir de
ahí hay diversidad de interpretaciones, en especial res-
pecto a su cronología. Por una parte, tenemos aquellos
que defienden su antigüedad hasta el Formativo, luego
los que ubican a la fase Pastaza o sus variantes, Pasta-
Ferran Cabrero
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
za-Kamihun y Pastaza achurado zonal, en el período de
Desarrollo Regional e incluso más tarde, en el de Inte-
gración. Y aunque ciertamente el consenso parezca es-
tar en ver al corrugado como una cerámica muy tardía,
investigaciones en la Amazonía norte apuntan a que ya
desde el Desarrollo Regional, este estilo estuvo mezclado
con la cerámica de decoración plástica con inciso puntea-
dos y excisos. Por ello, más que un horizonte, también po-
dría ser útil verlo como una técnica y característica fun-
cional de uso práctico para sostener objetos cerámicos.
A partir de las prospecciones realizadas en el
Transkutukú en 2017, 2018 y 2019, se identificaron diez
nuevos sitios arqueológicos, cinco de los cuales con ma-
terial del subgrupo Pastaza-Kamihun, supuestamente
“más amazónico”. También se identificó nuevo material
pretérito en Wachirpas, además de un cuenco negro con
rojo y blanco entre incisiones, con diseño y rostro antro-
pomorfo, en Wasakentsa, así como cerámica con moti-
vos similares a la del cuenco de Copataza (que en algún
momento llegó a plantearse como parte de una variante
de la fase Pastaza). De la revisión de colecciones parti-
culares sorprendió la recurrencia de “figurinas” antro-
pomorfas y botellas globulares fitomorfas mezcladas
con material Pastaza de rasgo clásico diagnóstico (inci-
so y punteado). Ambos objetos han sido identificados
en períodos tempranos, ya sea en la Amazonía hoy pe-
ruana, caso de la fase Chambira para las “figurinas” y
botellas con asa puente, como en la Sierra y en la Costa
hoy ecuatorianas, caso de las pequeñas botellas globula-
res fitomorfas con asa cinta o las botellas asa de estribo
o de puente y doble pico, también en la Amazonía sur
ecuatoriana y norte peruana en períodos muy tempra-
nos. Es probable que estos objetos marquen un período
temprano de las culturas del Transkutukú alrededor del
Formativo Tardío, con intercambios a larga distancia e
influencia mutua río arriba hasta las estribaciones de
los Andes y más allá.
Finalmente, los principales desafíos para com-
prender mejor el pasado del Transkutukú son: a) en-
contrar otras evidencias de culturas del Formativo y su
relación con el Pastaza diagnóstico; b) entender mejor
los distintos tipos de corrugado, la cerámica negra y el
material con incisiones y/o excisiones con rojo, y c) in-
vestigar sitios monumentales (La Libertad y Copataza),
ya sean de origen natural, a menudo adaptados, o ente-
ramente antrópicos. Estos desafíos no pueden superarse
sin realizar excavaciones extensas que incluyan una cla-
ra estratigrafía y nuevos fechados absolutos.
Agradecimientos
A Paúl Ayuy, Dora Gualpa y Silverio Tiwi (GADM
Taisha); Marco Patricio González Zambrano, Paúl Du-
chi y Christian Grefa, Christian Peñafiel y Danko Val-
verde (estudiantes de la UEA en horas de vinculación
con la sociedad en 2018 y 2019); Domingo Bottasso
(misión salesiana de Wasakentsa), Nataly Orbe (Museo
Abya-Yala, Quito), Edwin Aguirre (Mempa, Puyo), Ri-
cardo Gutiérrez y Alexia Ibarra (Museo Arqueológico
Weilbauer, Quito); Ernesto Salazar, Jorge Marcos, Pepe
Ortiz Agüilú, Marcelo Villalba, Daniel Morales Choca-
no, Warren DeBoer, Servicio Aéreo Morona (Macas) y la
gente de las comunidades del Transkutukú.
Fecha de recepción: 9 de noviembre de 2022
Fecha de aceptación: 30 de enero del 2023
En busca de las culturas antiguas del Transkutukú
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Revista Ecuatoriana de Arqueología y Paleontología
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2023
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