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La biodiversidad y la historia
oral en la mesa del Chocó Andino
Teolinda Calle Barreto, Fundación Biodiverso Cho
Introducción
El presente texto nos lleva a través de la historia
alimentaria del Chocó Andino, una región donde la in-
teracción entre humanos y naturaleza ha sido funda-
mental para la supervivencia y el desarrollo cultural.
A lo largo del recorrido, descubrimos la asombrosa di-
versidad de productos silvestres y cultivados que han
sustentado a las comunidades locales durante siglos,
desde la época prehispánica hasta la actualidad.
Las comunidades del Chocó Andino han de-
mostrado una gran capacidad de adaptación, inte-
grando prácticas ancestrales con el conocimiento
contemporáneo para mantener un equilibrio con su
entorno. En el artículo se analizan algunos productos
clave de la región, como la caña de azúcar, la coca, la
sal y la jícama, explorando su importancia cultural,
económica y social.
Paisaje del Chocó Andino, Teolinda Calle, Nanegalito, 2022.
Resumen
El texto presenta un estudio sobre la historia, diversidad e importancia de la alimentación en el Chocó Andino
con el objetivo de proteger y transmitir este valioso patrimonio. A pesar de los cambios globales y el paso del
tiempo, la relación entre sus habitantes y el bosque sigue siendo profunda y vital. Esta estrecha conexión con
la naturaleza demuestra la importancia del bosque no solo como fuente de recursos, sino también como parte
integral de la identidad y el modo de vida de estas comunidades.
Palabras clave: Chocó Andino, identidad, agrobiodiversidad, cultura alimentaria, desarrollo sostenible.
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El objetivo primordial de esta investigación fue
la salvaguardia del patrimonio alimentario del Chocó
Andino. Para lograrlo, se emprendió una tarea a tra-
vés del tiempo y la memoria, documentando y pre-
servando los saberes ancestrales relacionados con la
alimentación.
Dentro de las actividades planteadas, se ela-
boró un inventario que recoge la riqueza cultural de
la región: productos prehispánicos e introducidos,
recetas tradicionales, utensilios emblemáticos, usos y
costumbres culinarias transmitidas de generación en
generación.
De esta manera se trata de asegurar la preser-
vación de este tesoro cultural invaluable, para que no
se pierda en el olvido con el paso del tiempo. Median-
te este trabajo, se busca garantizar que las futuras
generaciones puedan conocer, apreciar y disfrutar de
la herencia culinaria única del Chocó Andino.
Contexto geográco
Antes de abordar el fascinante tema del pa-
trimonio alimentario del Chocó Andino, es preciso
ubicar al lector en el área geográca en cuestión. La
Reserva de Biósfera del Chocó Andino de Pichincha
corresponde a la región montuosa de la provincia que
comprende el noroccidente de Quito, San Miguel de
Los Bancos y Pedro Vicente Maldonado. Son once pa-
rroquias en total, de las cuales nueve corresponden
al Distrito Metropolitano de Quito: Lloa, Pomasqui,
San Antonio de Pichincha, Nono, Calacalí, Nanegal,
Nanegalito, Pacto y Gualea. Las dos restantes son
Mindo (en San Miguel de los Bancos) y Pedro Vicente
Maldonado.
En las últimas décadas, las dinámicas sociales,
económicas, ambientales y culturales del área han
cobrado un nuevo signicado. Impulsados por la
urgencia del cambio climático, los ojos del mundo
se han vuelto hacia los bosques. A partir de enton-
ces, Quito y Pichincha redescubrieron que tenían un
tesoro natural que estaba en peligro de desaparecer.
Conscientes de este patrimonio en riesgo y fruto del
trabajo conjunto entre políticas públicas y el compro-
miso de los habitantes, se han emprendido acciones
concretas: la creación de cinco áreas de conservación
y uso sustentable (ACUS) y un corredor ecológico.
ACUS Mashpi, Guaycuyacu, Saguangal
(2011)
ACUS Pachijal (2012)
ACUS Yunguilla (2013)
ACUS Camino de los Yumbos (2019)
ACUS Mojanda Cambugán (2022)
Corredor Ecológico del Oso Andino (2013)
Finalmente en 2018, la Unesco declaró 287 000
hectáreas de la provincia de Pichincha como Reser-
va de Biósfera del Chocó Andino. Esto constitu
un gran honor, ya que la biodiversidad que alberga
esta zona es extraordinaria, con una gran cantidad
de especies endémicas de ora y fauna, entre aves,
mamíferos, anbios y plantas que son vitales para la
conservación de los ecosistemas locales y globales. La
diversidad biológica se explica en la variedad de pisos
altitudinales que van desde los 500 hasta los 4784 m
s. n. m.
Contexto histórico
En cuanto al contexto histórico, es preciso
apuntar que el Chocó Andino fue habitado por el pue-
blo yumbo aproximadamente desde el 800 d. C. hasta
mediados del 1600. De hecho, en épocas coloniales
se lo denominaba el “país o provincia de los yumbos.
Según el investigador Frank Salomon (1997, p. 12), los
yumbos estarían emparentados lingüísticamente con
pueblos de las serranías quiteñas, pero se diferen-
ciaban de ellos por su notable adaptación al entorno
hostil de la cordillera.
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La difícil topografía, la condición de selva
lluviosa y la distancia de los centros poblados, ejes
del dinamismo regional, han mantenido a la zona en
una especie de aislamiento. Los colonos de todos los
tiempos han debido amoldarse a estas circunstan-
cias, así como a las inclemencias de la naturaleza. Esta
capacidad de adaptación sigue siendo indispensable
para los habitantes actuales, quienes han aprendido
a convivir con un clima severo, humedad intensa,
deslaves frecuentes y bichos venenosos. A pesar de
los avances en infraestructura y tecnología, la vida
en el Chocó Andino presenta desafíos similares a los
enfrentados en épocas pasadas. Una muestra de esto
es que, igual que hace cuatro siglos, todavía tenemos
casos de gente que fallece por mordedura de ser-
piente o que queda marcada de por vida por la leish-
maniasis o “sarna brava”, como llaman los colonos a
esta enfermedad producida por un mosquito.
Veamos lo que Miguel Cabello de Balboa
(1580/1945) relataba:
Hay en esta provincia mucha cantidad de víbo-
ras y culebras ponzoñosas, en tanta manera,
que rehúsan los naturales andar de noche
por miedo que dellas tienen; hay algunas, que
en picando a el indio, destila sangre por ojos
y narices, orejas y boca, y lo que más es de
admirar, que por todos los poros del cuerpo,
destila sudor sanguíneo, y ansí están hasta que
mueren (p. 63).
Recursos alimentarios
prehispánicos y post-Conquista
La asombrosa diversidad de alimentos silves-
tres y cultivados ha permitido el desarrollo de asen-
tamientos humanos a lo largo de la cordillera. Entre
los recursos de origen prehispánico se incluyen: yuca,
maíz, ají, camotes, jícama, maní y coca. Los principales
productos introducidos al país de los yumbos son el
plátano, la caña, las naranjas y los limones. Entre los
animales de caza nativos están el saíno, las pavas, la
guanta o sacha cuy y el pescado. Además, el algodón
se produjo en grandes cantidades, no solo para uso
local sino también para ser enviado a la Sierra (Sa-
lomon, 1997). En la actualidad se siguen cultivando
los mismos productos, aunque con los años se han
agregado muchos más, sobre todo en la parte baja
(Pacto), que ha resultado tierra fértil para una excep-
cional gama de frutas tropicales. No obstante, la yuca,
el plátano, el maíz, la caña y los cítricos son la base de
la alimentación local.
Documentación de recuerdos
Nuestro colectivo ha trabajado los últimos años
para documentar un inventario de los productos
prehispánicos e introducidos en el Chocó Andino, así
como de recetas, utensilios, usos y costumbres loca-
les relacionadas al patrimonio alimentario. Nos aden-
tramos en este proyecto impulsados por la escasez
de investigaciones previas en este ámbito. La mayoría
de los datos existentes datan de épocas lejanas, lo
que deja un vacío de conocimiento que amenaza con
desaparecer valiosísimos recuerdos. Es por ello que
se emprendió la tarea de rescatar esta información
Muestra de frutas que se cultivan en el Chocó Andino,
Teolinda Calle, Pacto, 2022.
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directamente de la fuente más auténtica: los relatos
orales de los colonos.
La primera observación destaca el fuerte
nculo entre humanos y bosque, una conexión que
se mantiene con el pasar del tiempo, la globalización,
la tecnología y la migración. Muchas familias aún se
proveen de agua de vertientes, quebradas y ojos de
agua. Unas pocas todavía recogen frutos y tubérculos
silvestres como mortiños, chigualcanes, motilones,
gualicones, papa china, jícamas, entre otros. De igual
manera, todavía se consume carne de caza como
pavas, saínos, armadillos, guatusos, etc., a pesar de
las regulaciones que prohíben la cacería.
El recorrido realizado desde la parte alta, Co-
munidad de Alambi en Nono a 2800 m s. n. m., hasta
los sectores de Mashpi a 500 m s.n. m., brinda una
visión general de como la adaptación y el uso de los
recursos naturales ha sido vital para la supervivencia
y la cultura de los habitantes del Chocó Andino. Pudi-
mos ser testigos de cómo algunas de estas comuni-
dades han logrado integrar prácticas ancestrales con
el conocimiento contemporáneo para mantener un
equilibrio con su entorno.
A través del estudio, se han encontrado inte-
resantes descubrimientos que aportan a esta ex-
periencia en cuanto a los usos y costumbres de los
productos de la tierra y del agua. Aunque el espacio
no permite detallarlos todos, se hará referencia a
algunos de los más destacados.
Los alimentos silvestres
y cultivados de la zona alta
Tanto la parroquia de Nono como Calacalí en la
zona alta se caracterizan por el consumo ancestral de
granos cultivados como el maíz, el fréjol y los chochos
que, junto a los zapallos, sambos, achogchas y habas,
son la base de buenas sopas. En cuanto a tubérculos,
esn presentes en la dieta las papas, los mellocos y
las ocas, aunque estas últimas cada vez menos. Hasta
principios de este siglo, aparentemente era usual la
cosecha de frutos silvestres como motilones, toctes,
mortiños, chigualcanes, moras silvestres, gualicones
y taxos. Por fortuna, el bosque todavía provee los
mismos manjares, pero en menor proporción.
Aquí también registramos relatos sobre el
consumo de ranas llamadas “gualag” como comida
de mingueros. Las cosechaban décadas atrás en los
desmontes, donde cada minguero llevaba su abun-
dante y sabrosa recompensa a casa. Así mismo, hasta
nales del siglo pasado, los colonos recién llegados
tenían un regalo de los ríos limpios de las alturas:
truchas de buen tamaño a las que salaban y ahuma-
ban para conservarlas por varias semanas. La pesca
Cosecha de ocas en la comunidad de Alambi,
Rolando Hipo, Nono, 2022.
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es un recurso que se ha reducido notablemente en la
actualidad como consecuencia de los graves proble-
mas de contaminación de algunos ríos.
La caña de azúcar ha jugado un papel fun-
damental en la economía local, actuando como un
dinamizador crucial. Sus derivados, la panela y el
licor destilado, han sido y siguen siendo un motor
de subsistencia para los colonos. Sin embargo, esta
dulce historia tiene un lado amargo: la producción de
caña de azúcar ha sido responsable de la pérdida de
hábitat de numerosas especies de ora y fauna. En un
recorrido a simple vista por las parroquias de Nane-
gal y San José de Minas, es evidente el reemplazo del
bosque por cientos de hectáreas de cañaverales.
Los famosos canelazos, que los quiteños hemos
tomado por generaciones para aliviar el frío de las
noches, tenía como materia prima el conocido trago
de Calacalí, que en realidad llegaba a lomo de mula
por los “culuncos o caminos de los yumbos desde
Pacto, Gualea o Nanegal para evadir el control de los
estancos. Los pobladores más antiguos relatan con
nostalgia la odisea que representaba elaborar y trans-
portar licor de contrabando. Calacalí era considerado
el centro de acopio y distribución hacia Quito y otros
cantones aledaños.
La coca y la sal en la zona baja
La sal, un recurso tan esencial como preciado,
fue fundamental para el intercambio desde tiempos
de los yumbos, pueblo nativo que habitaba la región.
Según registros coloniales, la mina se encontraba en
la zona de Cachillacta, entre Calacalí y Nanegalito, y se
distribuía en taleguillas (Carranza, 1569/1965, como
se cita en Salomon, 1997, p. 88). Si bien es cierto, es
un mineral que ya no se extrae, quedan fuentes de
agua salada como testigos de su pasado.
Existen testimonios como el de V. Alarcón
(comunicación personal, 19 enero 2023), vecina de la
parroquia de Pacto, quien conserva los conocimientos
de su bisabuela sobre los benecios de las plantas,
especícamente de la coca silvestre. Ella cosecha
sus hojas, las seca y tritura para hacer pan; también
macera las hojas con alcohol para usos rituales y las
consume en forma de té.
Doña Vitelia Alarcón elabora pan de hoja de coca, Teolinda Calle, Pacto, 2022.
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Un caso similar es el de L. Pilapaña (comunica-
ción personal, 25 enero 2023) de la población de Gua-
lea, quien además destila su propio alcohol y preserva
semillas de uso ancestral.
Por otro lado, O. Torres (comunicación perso-
nal, 19 enero 2023), un citadino que llegó al bosque
de Mashpi hace algo más de una década, encontró en
su propiedad una planta de coca a la que cuidó con
esmero. Luego empezó a consumir las hojas tostadas
para masticar como fuente de energía o frescas para
usos rituales y en forma de infusión para beber.
Estos ejemplos son un reejo de la profunda
conexión que une a los humanos con el bosque.
Incluso hoy, el uso de la coca y otras plantas silvestres
sigue formando parte integral de la vida cotidiana de
algunas familias locales.
Entrevistas y testimonios
Para recopilar información valiosa sobre la vida
cotidiana de los habitantes locales, se diseñaron en-
trevistas cuidadosamente estructuradas. Las pregun-
tas seleccionadas abordaron diversos aspectos de su
existencia: sus familias, comidas habituales, métodos
de preparación de alimentos, períodos de siembra y
cosecha, extracción de comestibles del bosque o del
río y remedios caseros. Este formato de entrevista no
solo buscó recopilar datos objetivos, sino generar un
diálogo espontáneo que permitiera captar la cosmo-
visión de los entrevistados con respecto a la tierra
que han elegido como hogar.
Conclusión
El patrimonio alimentario del Chocó Andino
reeja la profunda conexión entre sus habitantes y
el entorno. La gastronomía de esta región surge de
la convivencia con el bosque y el uso de productos
naturales y conocimientos ancestrales. Sin embargo,
esta valiosa herencia cultural está amenazada por la
urbanización rural descontrolada, la deforestación y el
cambio climático. Es indispensable documentar y pre-
servar estos saberes para asegurar su transmisión a
futuras generaciones y fomentar prácticas sostenibles
que protejan la biodiversidad y los recursos naturales.
La cultura alimentaria del Chocó Andino es
un elemento clave para la cohesión social. La cocina
tradicional con ingredientes nativos no solo nutre el
cuerpo, sino que también fortalece los lazos familia-
res y comunitarios. Sin embargo, la globalización y el
bajo costo de los alimentos procesados representan
una amenaza para la continuidad de este legado y la
salud de las poblaciones locales. Es necesario pro-
mover políticas públicas que fomenten la producción
consciente así como la educación alimentaria para
valorar y preservar este patrimonio cultural.
El Chocó Andino se encuentra en un punto de
inexión. Por un lado, enfrenta desafíos como la pér-
dida de biodiversidad, el cambio climático y la presión
sobre los recursos naturales. Por otro lado, ofrece
grandes oportunidades para el desarrollo sostenible,
como el agroturismo, la agricultura orgánica y el tu-
rismo cientíco. Es imperativo encontrar un equilibrio
entre la protección de la naturaleza y el desarrollo
económico de sus habitantes. La conservación del pa-
trimonio alimentario de la zona es una tarea compleja
que requiere la colaboración de diversos actores,
incluyendo a los gobiernos, las comunidades, las ONG
y el sector privado.
El proyecto Memorias y delicias de la biodiversi-
dad nos sumerge en la relación entre los habitantes
de esta región biodiversa y la tierra que los provee
de alimento, refugio y medicina natural. Esta iniciativa
nos invita a valorar y proteger este preciado tesoro
para las generaciones venideras.
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Referencias
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relación larga de la provincia y tierra de las Es-
meraldas. En J. Jijón y Caamaño, Obras de Miguel
Cabello de Balboa (Vol. 1, p. 63). Editorial Ecuato-
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Prefectura de Pichincha (2018). Reserva de Biósfera del
Chocó Andino de Pichincha. https://www.cho-
coandinopichincha.com
Salomon, F. (1997). Los yumbos, niguas y tsáchila o
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Abya-Yala.
Secretaría de Ambiente y Fundación Cóndor Andino
(2023). Las áreas protegidas del Distrito Metro-
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de Áreas Naturales Protegidas. Secretaría de
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