La basílica del voto nacional
levantar donativos
y
limosnas necesarias para
centralismo quiteño. El malestar se hizo sentir desde la
misma comunidad oblata. Un caso interesante es el del
superior de los oblatos de Cuenca, el padre Benjamín
Aguilar, quien en 1938 acusaba al padre Miguel Medina,
superior oblato de Quito, de que, con el pretexto de
terminar la Basílica, “todo el dinero de fundos, legados y
limosnas se concentra en Quito…”36.
terminar la obra. La nueva campaña no dio los
resultados esperados y se empezaron a vender y
arrendar los terrenos aledaños a la Basílica, una
larga lista de interesados quienes entre 1938 y 1940
concretaron sus ofertas31.
Tras la muerte de Brüning en marzo de 1938,
muchos constructores o arquitectos nacionales se
ofrecieron a suplantarlo. Uno de ellos fue el padre
Virgilio Nieto, ambateño, quien decía haber puesto
reparos a los planos de Brüning pues no era de su
“Escuela”; que tenía experiencia al haber trabajado
la iglesia matriz de Ambato bajo la guía del coadjutor
salesiano Jacinto Panchieri (1857-1947), conocido
constructor italiano también radicado en Quito.32
En su comunicación insinúa que tiene el derecho
Los trabajos se volvieron a suspender en 1948
por mandato de la Junta. Las razones seguían siendo
las mismas: la falta de recursos y los cuestionamientos
sobre la magnitud de la obra señalada por los planos
originales y el temor a que un terremoto la destrozase37.
Esta necesidad de suspenderla fue ratificada al año
siguiente por el reconocido arquitecto urbanista francés
con proyectos en varios continentes, el profesor Jacques-
Henri Lambert (París, 1890-Caracas, 1960) quien a su
paso por Quito sugirió que se abandonase el estilo gótico
y se llamase a un concurso de ideas para terminarla,
eso sí, manteniendo los elementos existentes38. (Ilust.
18) Lambert creía a pie juntillas en la capacidad de la
ciudad y sus elementos de transformarse continuamente
y adaptarse a las nuevas circunstancias (Pavez, 2005). Es
posibleque,paraél,yenaquellosmomentosdeposguerra,
crisis mundial y sustanciales transformaciones en los
lenguajes arquitectónicos, una edificación neogótica de
este calibre fuese un verdadero despropósito.
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de hacerlo por ser religioso, También se ofreció
Francisco Durini aunque conocemos que éste había
tenido algún problema con los mismos oblatos34.
Ambas solicitudes fueron desestimadas y se contrató
a un ingeniero (¿Víctor A.?) Navarro quien al parecer
permaneció en la obra unos tres o cuatro años35.
Sin embargo, los argumentos tanto de la Iglesia
como del Estado para comprometer la permanente
ayuda de los ecuatorianos empezó a ser percibida ya
desde los años 30 del siglo XX, como estrategias del
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Conclusiones
A
partir del último tercio del siglo XIX, el
31. Panchieri construyó varias obras para los salesianos
en Quito y fuera de la ciudad. En 1900 trabajó el instituto
denominado Revival católico europeo, especialmente el
francés, propondrá una serie de estrategias para expandir
su poder e influencia en el continente americano; Ecuador
se convierte en una nación central para sus propósitos,
tal como hemos señalado en el texto. La Basílica supuso
el faro, una guía de carácter transatlántico. Exteriorizó
la voluntad de irradiar el nuevo catolicismo a nivel
nacional e incluso “iluminar” a quienes arribaran al país
provenientes del exterior.39
Don Bosco
e
hizo la capilla de María Auxiliadora;
impulsó las obras para dotar de agua potable al barrio La
Tola desde el Itchimbia; también las de la luz eléctrica;
construyó una central eléctrica con la captación de aguas
de río Machángara. Y organizó uno de los primeros barrios
católicos de la ciudad, La Tola (Ochoa y Miranda, 2022).
32. Panchieri construyó varias obras para los salesianos
en Quito y fuera de la ciudad. En 1900 trabajó el instituto
Don Bosco
e
hizo la capilla de María Auxiliadora;
impulsó las obras para dotar de agua potable al barrio La
Tola desde el Itchimbia; también las de la luz eléctrica;
construyó una central eléctrica con la captación de aguas
de río Machángara. Y organizó uno de los primeros barrios
católicos de la ciudad, La Tola (Ochoa y Miranda, 2022).
36. “Comunicación del padre Miguel Medina al padre Benjamín
Aguilar”, Quito, 12 de mayo de 1938
33. “Carta del padre Virgilio Nieto al padre Miguel
Medina, superior de los oblatos”, Sigchos, 7 de noviembre
de 1938; Idem., Sigchos, 30 de noviembre de 1938. Estas
comunicaciones resultan muy interesantes por las
propuestas que hace para usar materiales de los alrededores
de Ambato, más livianos y menos costosos, transportables
vía el ferrocarril.
37. “Carta del Ingeniero Víctor A. Navarro G. al padre Miguel
Medina, director de la construcción de la Basílica”, Quito, 25 de
abril de 1951
38. “Carta desde el arzobispado de Quito al Sr. Ernesto de la
Orden Miracle en Madrid”, Quito, abril de 1951
34. “Comunicación del arquitecto Francisco Durini al
superior de los oblatos, padre Miguel Medina”, Quito, 3 de
noviembre de 1939.
39. Para Matovelle, la basílica quiteña, además, se convertiría
en el faro que iluminaría desde el Pichincha a todos aquellos
extranjeros que arribasen a las costas pacíficas ecuatorianas
después de cruzar el recientemente inaugurado canal de
Panamá (¡!) (Citado por Guaman Pulgarín, 2021, p.72).
35. “Comunicación del obispo de Ibarra, César Antonio al
padre Miguel Medina, superior de los oblatos”, Ibarra, 25 de
septiembre de 1942.
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador