INPC  
Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
La basílica del voto nacional: Estrategias de expansión y res-  
tauración de la Iglesia católica globalizada. Quito:1870-1930´s1  
The Basilica of the National Vow: Expansion and Restoration Stra-  
tegies of the Globalized Catholic Church. Quito: 1870-1930’s.”  
Alexandra Kennedy-Troya  
Universidad de Cuenca (Ecuador)  
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá  
INPC Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador,  
03/2024-08/2024, vol. 2, nro.1, e7  
Periodicidad: semestral - continua  
Resumen  
En este ensayo se pretende llamar la atención sobre la activa participación de la Iglesia católica en la resimbolización,  
ampliación y reconfiguración de la ciudad moderna latinoamericana entre 1870 y la década de 1930. Se desentrañan  
ciertas estrategias políticas y religiosas de la Iglesia católica globalizada y romanizada a partir de mediados del siglo  
XIX que, acompañada de la detonante presencia y acción de las reformadas congregaciones religiosas europeas  
importadas y otras nacionales, servirán al Estado en particular para cubrir el déficit de profesionales y a la Iglesia en  
su propia modernización y recuperación político religiosa del territorio. La autora centra su análisis en Quito y en la  
materialización más visible de este fenómeno urbano-arquitectónico: la gestión y construcción de la monumental  
Basílica del Voto Nacional, pretendida “faro-guía” para la nación católica y centro de irradiación para la América  
del Sur y Europa vista a través del epistolario entre el escritor y político oblato Julio María Matovelle del Ecuador  
y el ideólogo católico el barón Alejo de Sarachaga desde Paray le Monial en Francia con el objeto de detener la  
introducción de las ideas y acciones liberales.  
Palabras clave: Basílica del Voto Nacional de Quito, historia urbana, Julio María Matovelle, Revival católico, Alejo de  
Sarachaga.  
Abstract  
This essay highlights the Catholic Church´s significant role in the resymbolization, expansion and reconfiguration  
of the modern Latin American city between 1870 and the 1930´s. It unravels some of the political and religious  
strategies of the globalized and romanized Catholic Church beginning in the mid-19th century, which was  
accompanied by the arrival and influence of European and local reformed religious congregations. In particular,  
this phenomenon helped the State compensate for the shortage of professionals and assist the Church in its  
modernization efforts and in regaining political and religious influence in the region. The author´s analysis focuses  
on Quito and the planning and construction of the monumental Basílica del Voto Nacional. It was intended as  
a symbol for the Catholic nation and a center of influence across South America and Europe, made clear by the  
1. Este ensayo fue posible gracias a una beca del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador (INPC), en la línea de proyectos de  
investigación (2022-2023), obtenida bajo concurso nacional por su autora. Queda material adicional de este período de investigación que  
será incorporado como parte de la tesis doctoral en curso para la Facultad de Artes y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia,  
sede Bogotá, denominada: “Catolicismo político en la modernidad latinoamericana. Recristianizar la ciudad: Bogotá y Quito entre 1880 y  
1940”, bajo la dirección del Dr. Germán Mejía Pavony, historiador urbano. Agradecemos las observaciones generosas y pertinentes a este  
artículo: al historiador cultural Carlos Espinosa Fernández de Córdova, a la periodista Susana Klinkicht y al historiador urbano Germán  
Mejía.  
correspondence between Julio María Matovelle, the most prominent religious figure from the Oblate order in  
Ecuador, and Baron Alejo de Saracharaga a well-known Catholic ideologist residing in Paray le Monial, France.  
Their letters reveal their vision not just of an architectural marvel but a landmark meant to inspire Catholic fervor  
and unity across continents in order to detain the introduction of Liberalism and liberal behavior.  
Key words: Basílica of the National Vow of Quito, urban history, Julio María Matovelle, Catholic Revival, Alejo de  
Sarachaga.  
Contemplo en mi querida patria a la  
Iglesia como una nueva Jerusalem que…ha  
descendidodelcieloalatierracomounaesposa  
generosamente engalanada para encanto y  
gloria su Esposo…! Testigo tú, hermosísimo  
templo gótico de la Basílica Nacional…  
(c.1921). [Sermón de Julio María Matovelle].  
por su monumentalidad y materialidad sino, sobre todo,  
porque expresa el sostenido vínculo entre el asesinado  
-
“modélico” caudillo conservador ecuatoriano-  
Gabriel García Moreno (GGM, 1821-1875), el Papa Pío  
IX (1792-1878) y el Vaticano, y la Iglesia francesa. Se  
trata de la construcción de una memoria transnacional  
-transatlántica y desterritorializada- sostenida a lo largo  
de los años, de la que hablan Carlos Espinosa y Jordi  
Canal (Espinosa y Canal, 2020). Dicho relacionamiento  
arrancó con la consagración del Ecuador al vigente  
y resemantizado Sagrado Corazón de Jesús (SCJ), y  
-argumentamos- persistió con intensidad debido a la  
labor pastoral del político, religioso oblato y seguidor  
de GGM, Julio María Matovelle (1852-1929), y su directo  
vínculo con personajes de la Iglesia como el Papa León  
XIII (1810-1903) y el ideólogo vasco conservador el barón  
Alejo de Sarachaga (1871-1951), desde Paray le Monial en  
Francia.  
Introducción: La geografía de la religión  
Con el fin de abordar el fenómeno de la  
participación de la Iglesia en la construcción de la  
ciudad moderna, se han considerado los principios  
de la geografía de la religión, brazo de la geografía  
que vincula fe, espacio y tiempo. En este contexto,  
la época que tratamos está íntimamente ligada  
con las teologías reparativas de la expiación de  
pecados cometidos por sociedades en proceso de  
secularización y la necesidad de objetificar dicha  
reparación a través de la creación de lugares de la  
memoria (Nora, 1993) y, añadiríamos, de ocupar  
territorios clave en la expansión de las ciudades.  
Para ello es determinante evidenciar las  
Veremos más adelante cómo la figura que se desea  
adjudicar a la Basílica como faro-guía de Quito-capital  
hacia el Ecuador -ideal por su localización geográfica  
y su definición desde un Estado ultracatólico- resulta  
sobresaliente para (con su ejemplo) irradiar la Fe a  
toda Sudamérica y convertirse en una luz de esperanza  
“contra los males del siglo” capaz de ser observada desde  
la mismísima Europa católica.  
2
escalas con las que realizamos este tipo de relaciones  
en las que las personas se asocian con una serie de  
objetos o elementos que existen u ocurren en un  
espacio sagrado. Pueden darse dentro, alrededor de  
él, o a modo de irradiación simbólica en territorios Secularización, romanización y reformas ins-  
próximos o distantes. Pensemos en la constante titucionales  
movilidad y desplazamiento en un recorrido, y  
el estímulo que recibimos en la recreación de las  
percepciones; esto convierte al espacio sagrado en  
una producción socio-cultural de primer orden,  
explica Checa Artasu, destacado estudioso del  
neogótico en América Latina (Checa-Artasu, 2015,  
pp.2437-2451).  
En este artículo trabajamos dos escalas; la  
primera, Iglesia-Estado (Nación) propuesta por el  
citado investigador, con el fin de comprender las  
formascómolaiglesiarenovadayre-organizadalogró  
gestionarlaimplantacióndehitosmonumentalescomo  
la Basílica en estudio, y su presencia en la expansión  
urbano-arquitectónica y distribución geográfica en  
la ciudad, tema este último que excede los límites de  
este ensayo. La segunda, la escala transnacional: la  
misma Basílica de Quito resulta emblemática no solo  
El proceso de secularización de los Estados  
latinoamericanos arrancó a mediados del siglo XIX; hacia  
1870 -tras una intensa crisis de identidad y de recursos,  
tanto humanos como temporales- la Iglesia católica  
ibérica de rasgos coloniales se había transformado en  
una Iglesia universal dependiente de Roma. Al proceso  
se lo conoce como romanización y resulta altamente  
significativo descubrir cuáles fueron las estrategias que  
se llevaron a cabo desde y hacia el Vaticano con el fin  
de unificar las Iglesias del mundo entonces dispersas.  
Se debía exhibir un frente común ante las corrientes de  
pensamiento y acción liberales y secularizantes sentidas  
como amenazantes de la humanidad y de la misma  
institucionalidad eclesial (Véase Espinosa y Aljovín,  
2015).  
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La basílica del voto nacional  
directo sobre la conducción de las iglesias nacionales  
como la colombiana o la ecuatoriana cuyas feligresías  
permanecían fieles a la causa, no así otras como la  
argentina, uruguaya o paraguaya de rápida y exitosa  
secularización.  
Perdidos sus propios territorios, Pío IX  
revitalizó la actividad misional detenida después  
de las independencias latinoamericanas. Su visita  
al subcontinente sudamericano como canónigo  
joven incentivaría este olvidado y estratégico brazo  
de la Iglesia pastoral. Para ello vio necesario el  
establecimiento de concordatos que se suscribirían  
con los Estados amigos. Los primeros en hacerlo  
fueron Bolivia, Guatemala y Costa Rica en 1851;  
Honduras en 1861, un año más tarde lo harían  
Nicaragua, Venezuela y Ecuador. Otros se sumarían  
después.  
En tiempos e intensidades distintos, buena parte  
de las naciones latinoamericanas en formación se  
debatieron entre adoptar la corriente liberal y terminar  
por separar las potestades de la Iglesia de las del Estado;  
o
en su defecto, convertirse en naciones católicas  
construidas con mayor o menor injerencia por parte de la  
Iglesia. Sea como fuere, bajo estos escenarios inéditos, la  
subsistencia de la Iglesia dependería de las aportaciones  
de los fieles o de los subsidios de los Estados nacionales  
y las élites locales con los que tuvo que negociar  
permanentemente. Los puntos de debate fueron -en  
términos generales- el nombramiento de obispos, el  
derecho a la propiedad frente a la desamortización de  
bienes, las sanciones jurídicas y políticas y la educación.  
En este intrincado y difícil proceso, a partir de mediados  
del siglo, la Iglesia se alió con los conservadores y en años  
siguientes con los partidos políticos del mismo cuño.  
De todas formas, indiferente de la presencia de  
gobiernos conservadores o liberales, esta institución Nueva “ocupación” americana: congrega-  
religiosa estrenó un proceso de desarrollo autónomo ciones religiosas europeas  
seguido de una reforma interna y una evangelización  
renovada, cosa que se dio entre 1870 y la década de  
1930. Fue sin lugar a dudas un momento crucial del  
denominado Revival católico. Se trató, entonces, de  
modernizar sus instituciones y recursos, incrementar  
sacerdotes y monjas mejorando su preparación, así como  
el compromiso del laicado (Lynch, 1991, p.68), tanto de  
los sectores poderosos como de los más vulnerables.  
Esta última instancia se manifestó en lo que se conoce  
como catolicismo social promovido por León XIII, cosa  
que tuvo resultados importantes durante los primeros  
tres decenios del siglo XX.  
La llegada a Ecuador de congregaciones y  
hermandades misioneras europeas -y un poco más  
tarde la creación de unas pocas locales- no se hizo  
esperar. Su presencia en las urbes que las acogieron,  
sobre todo en las modernas capitales en pleno  
crecimiento, proponemos, fue determinante en su  
crecimiento y reconfiguración cultural y espacial.  
En esta ocupación, el centro de la nación irradiaría  
3
su influencia en los territorios circundantes  
y
periféricos por medio de canales culturales, asunto  
que se comenzó a configurar en el propio siglo XIX y  
a comienzos del siguiente (Prieto Páez, 2022).  
Bajo estas circunstancias, el engrosamiento y  
“depuración” del clero en América Latina supuso la  
importación desde Europa de órdenes renovadas y  
ortodoxas, urbanas y docentes, tanto femeninas como  
masculinas. (Ilust. 1) La diferencia con las coloniales  
-además de su proveniencia- fue la acción frente a la  
tradicional vida contemplativa; la ejecución de obras  
destinadas a la beneficencia, la educación y las misiones.  
En este sentido las nuevas congregaciones llenaron un  
vacío que el Estado no pudo cubrir (Buriano, 2017, p. 291).  
Estos movimientos religiosos exógenos  
“de importante influencia en la consolidación  
de un catolicismo intransigente  
constituyeron  
y
nacionalista”,  
verdaderas empresas religiosas nacionales con  
las cuales los clientes/fieles se identifica[ron]…  
[y] t[uvieron] como meta la defensa colectiva  
de intereses que no se desenvuelven solo  
en el seno del campo religioso, sino que lo  
desbordan, impactando también el campo  
político y los demás campos sociales (Beltrán,  
2013, p.15).  
Sin embargo,  
a
pesar de la modernización  
institucional, la Iglesia siguió fuertemente anclada a la  
“reafirmación dogmática de creencias antiguas” (Lynch,  
1991, p.77) con las que difícilmente pudo enfrentar las  
ideas utilitaristas, liberales, positivistas o masonas. A  
consecuencia de ello, evidenció una actitud defensiva y  
militante, posición afirmada desde el horizonte de una  
Roma asediada por el gobierno piamontés y finalmente  
reducida a su mínima expresión. Pío IX (1846-1878) en su  
encíclica Quanta Cura y el anexo Syllabus errorum de 1864,  
visibilizan este espíritu de intolerancia que tuvo efecto  
Se trataba de re-construir una nación  
“civilizada” y moderna. El inventar las narrativas  
correspondientes,  
inicialmente  
localistas  
y
capitalinas, se fueron convirtiendo (o imponiendo  
como) nacionales y colectivas (Suárez Mayorga, 2015,  
pp. 213-228). Si el relato nacional constituía el de la  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
“nación católica”, o “un orden católico en el mundo”,  
no es de extrañar que pretendiera crearse “un alma  
colectiva única” generada por el patriotismo. Así,  
“tanto la Iglesia como los intelectuales que militaban  
en filas católicas fueron los autores de una utopía  
política y teológica en la cual toda acción humana  
debía estar referida en última instancia a una génesis  
divina” (Hidalgo Nistri, 2013, pp. 41 y 21).  
recibían a cambio privilegios, autoridad, prestigio y en  
muchos casos riquezas. En consecuencia, los proyectos  
nacionales eclesiales debían por fuerza ser altamente  
visibles, aunque la mayoría quedaron inconclusos por  
falta de apoyo estatal o de fieles, por causas políticas, uso  
de técnicas constructivas modernas de difícil acceso o  
conocimiento (Checa-Artasu, 2014, p.32).  
En este contexto, no debemos olvidar que  
también las celebraciones centenarias coadyuvaron a  
la construcción simbólica (y patriótica) de la nación. Y  
lo hicieron desde las capitales que tuvieron el encargo  
de exhibir “las pruebas de linaje de la nación” usando  
dispositivos que mostraran su progreso económico,  
la superioridad cultural, el esplendor monumental,  
su moderna infraestructura, las mejoras sanitarias y  
el ornamento urbano (Tenorio-Trillo, 2012, p.79). La  
Iglesia, sostenemos, no fue ajena a ello. “Su” modernidad,  
proclamada a través de los principios de renovación  
eclesial, fue objetificada en los emprendimientos  
Materializar la presencia: modificaciones  
urbanas sustanciales  
Es indudable que solo pensarlo no era  
suficiente. Tampoco era suficiente la circulación  
de ideas a través de la opinión pública: la prensa  
o el púlpito; había que materializarla, “aterrizar”  
su renovada presencia en un lugar concreto. En  
este aspecto, la Iglesia tenía un recorrido y una  
experiencia de larga data, tanto en términos  
simbólicos, como en la gestación y administración de  
ciudades y territorios rurales. En alianza con las elites  
-consumidoras natas de los bienes simbólicos- éstas  
arquitectónicos, urbanos, monumentos públicos,  
y
muchos otros gestos espacio-temporales que se llevaron  
a cabo durante estas décadas. Eran modernidades o  
Figura 1  
Manuel Jesús Serrano (fot.), R.P. Julio María Matovelle (al centro) y otros religiosos oblatos, c.1925  
4
Nota: Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Fondo Nacional de Fotografía, colección Manuel Jesús  
Serrano, cod.16020, Quito  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
formas de modernizar distintas y paralelas a las del  
Estado o de los aún débiles municipios (Véase Wittman,  
2021, pp.6-37).  
estas nuevas congregaciones. Asentada en la loma  
de San Juan, la Basílica del Voto Nacional dedicada  
al Sagrado Corazón de Jesús, y el gran conjunto  
construido alrededor -incluidos parques y plazoletas,  
el panteón de presidentes, minas de abastecimiento  
cercanas, etc.-, es el mejor ejemplo de estas intensas  
transformaciones de la geografía de Quito y del  
impacto que tuvo la nueva congregración oblata, en  
particular,enlamodificacióndelmismísimoterritorio  
y expansión moderna de la urbe. Contemplemos la  
representación de ciudad que nos ofrece el artista  
francés Ernesto Charton desde la agreste loma de San  
Juan, pocos años antes de ser ocupada por la Basílica.  
(Fig.2)  
Recapitulando, la Constitución del 1869, tras la  
firma del Concordato, se enfiló con los principios del  
citado Syllabus errorum. Pavimentó el camino para que  
estas nuevas congregaciones, las hermandades francesas  
y los jesuitas de retorno, no solo expandiesen sus labores  
apostolares, misionales, educativas y de bienestar social,  
sino que, a consecuencia de ello, instalasen un destacado  
equipamiento en las ciudades donde se posicionaron.  
Si en Quito los grandes conventos, iglesias y  
colegios coloniales se destacan por su permanencia y  
dimensiones comparables con los de Perú y México, no  
menos importantes -aunque poco reconocidas- fueron  
aquellas construcciones y espacios verdes levantados  
y dispuestos como parte de la presencia y trabajo de  
Y abajo la loma urbanizada a partir de 1900  
(Fig.3).  
Figura 2  
Ernest Charton, Vista a Quito desde San Juan, 1876-77  
5
Nota: Colección particular  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 3  
Parque García Moreno, frente a la Basílica del Corazón de Jesús, en: Severo Gómez Jurado, García Moreno en gráficas  
Nota: Quito: s.p.i.  
Sin embargo, su imponente presencia (Fig.4) se  
explica debido a que fue concebida en un momento  
crucial de la historia de la Iglesia europea en estrecha  
relación con América Latina. Su implantación fue  
meditadayalimentadaatravésdeunaintensarelación  
epistolar de casi una década (1886-1895), entre el  
creador de la orden nacional oblata – Julio María  
Matovelle- y el barón Alejo o Alexis de Sarachaga  
(1840-1918), influyente ideólogo católico de origen  
vasco-ruso. Sarachaga fue director de Instituto de los  
Faustos Eucarísticos del Sagrado Corazón de Jesús  
en Paray le Monial, Francia, un centro eucarístico  
de capital importancia en las relaciones franco-  
americanas y el Vaticano.  
constituirían una acción de gracias a la paz política tras  
el derrocamiento del mandatario antedicho y el asesinato  
doble: de GGM y del arzobispo José Ignacio Checa y  
Barba (1829-1877). Se aprobaría, entonces, la erección  
de una lujosa basílica en Quito cuya administración y  
construcción se encargaría finalmente -después de 8  
años- a la congregación francesa de misiones del SCJ  
de Issoudun (Fr.), con la cual el Estado firmó un contrato  
para su fábrica.2  
6
A
esta devoción plegaron grupos laicos  
organizados alrededor del Apostolado de la Oración o  
la lectura del órgano de difusión internacional de gran  
circulación El mensajero del Sagrado Corazón de Jesús. La  
consagración al género humano que hiciera después León  
XIII en 1899 (encíclica Annum Sacrum) legitimó el esfuerzo  
El Sagrado Corazón de Jesús y la globaliza- de reparación y desagravio que habían emprendido las  
ción de la Iglesia  
iglesias católicas contra la modernidad laica y liberal.  
En este escenario, la romanización de la Iglesia y la  
resemantización de los símbolos del tradicional SCJ o  
el Sagrado Corazón de María (SCM), vigentes desde el  
siglo XVII, no sólo supusieron la neo-globalización de  
la Iglesia católica misionera europea, sino un acto de  
neocolonización y nuevas dependencias de una América  
Latina que le abrió las puertas y, como señalamos atrás,  
La relación entre ambos personajes está  
justificada por el culto al Sagrado Corazón de Jesús  
(SCJ), devoción inicialmente vinculada con las altas  
esferas de poder que se había generalizado desde la  
década de 1860. (Ilust.5). Recordemos que Ecuador  
fue consagrado al SCJ por GGM en 1873. Casi una  
década más tarde, al haberse derrocado al dictador  
militar Ignacio de Veintimilla (1828-1908) en 1883,  
un miembro del pentavirato -el conservador Luis  
Cordero- decidió continuar con las acciones de su  
antecesor por pedido del citado Matovelle (1852-  
1929). El Voto Nacional y su templo en honor al SCJ  
2. Varias congregaciones francesas y belgas ofrecieron su  
contingente para establecer una congregación dedicada a la  
devoción del Sagrado Corazón; finalmente el convento de San  
Quintín mandó algunos religiosos que por diversas razones no  
se aclimataron al país.  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
Figura 4  
Localización de viviendas tradicionales en las parroquias rurales del cantón Ambato  
Nota: Alexandra Kennedy-Troya (AKT, fot.), 2021  
volvió a confiarle espacios sociales muy sensibles como  
la educación, la beneficencia social, las misiones en  
lugares de alta población indígena, algunas estratégicas  
en el cuidado y demarcación de las fronteras.  
Parte de la estrategia fue construir exvotos  
nacionales de trascendencia, lo que llamaríamos  
una arquitectura votiva reparativa. De este modo,  
el territorio donde se ubicaba el gran exvoto se  
sacralizaría y revestiría de nuevos signos de identidad  
7
Figura 5  
nacional que se sumaban  
a
aquellas memorias  
históricas reservadas. No solo de identidad, argüiría  
el presidente ecuatoriano, el progresista Luis Cordero  
(1833-1912) por 1892: un templo y sus edificaciones  
aledañas suponían una ganancia para un barrio,  
amén del “progreso” de “otra porción de la ciudad”,  
hablando de su natal Cuenca.  
Pendón del Sagrado Corazón de Jesús (det.), c.1910  
Y territorialización…  
La Basílica del Voto de Quito se implantaría,  
además, en una “frontera en expansión”, al decir del  
mexicano Tenorio-Trillo. Ya el clásico historiador  
del arte, George Kubler (1912-1996), hizo referencia  
a la territorialización de la Iglesia desde el punto de  
vista arquitectónico en cuanto a las variantes que  
el territorio impone a la forma edilicia, así como su  
posicionamiento central o periférico que incide en esa  
formalización y por extensión en la territorialización  
de lo religioso (DaCosta Kaufmann, 2004). Para  
poder ubicarla en la loma de San Juan, desde donde  
se dominaba la ciudad en su conjunto, la curia  
Nota: reserva de arte de la Basílica del Voto Nacional. AKT  
(fot.), 2022  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 7  
metropolitana había adquirido extensos terrenos  
poco urbanizados habitados por indígenas (Kingman  
Detalle de la pintura mural, en: interior de la Capilla del  
Sagrado Corazón de María, 1893-1909, decorada por el P.  
Pedro Brünning  
Garcés, 2006)  
y
varias quintas. Su ubicación  
respondía al crecimiento longitudinal hacia el norte  
de la urbe, un sector en el que se irían reubicando las  
familias de poder.  
Paralapreparacióndellugardondeseasentaría  
la basílica, se realizaron enormes desbanques de  
tierra y se transgredió el orden de la cuadrícula  
colonial; su fachada principal, al igual que la del  
Sanatorio (actual Hospital Militar) cercano, se orientó  
hacia los parques de la Alameda y El Ejido, donde se  
proyectaba la ciudad del futuro (del Pino, 2009, p.32).  
Limpio el terreno, se construyeron talleres de herrería  
y carpintería in situ para apoyar la obra y así se inició  
el proyecto con la construcción de una capilla detrás  
de la basílica dedicada al Sagrado Corazón de María  
(SCM, 1892-1909), coincidiendo con su consagración  
por parte del episcopado ecuatoriano. Esta capilla se  
convertiría luego en la cabecera de la gran basílica. El  
padre lazarista Pedro Brüning participó activamente  
en su decoración y en la construcción de los retablos.3  
(Fig. 6 y 7)  
Figura 6  
Arq. Emilio Tarlier, Interior de la Capilla del Sagrado  
Corazón de María, 1893-1909, decorada por el P. Pedro  
Brünning  
8
Nota: Basílica del Voto Nacional, Quito. AKT (fot.), 2023.  
Como podemos observar en la cartografía  
histórica quiteña (Ilust.8a-c), en el plano de Gualberto  
Pérez de 1888 no aparece siquiera un terreno demarcado;  
en cambio, en el de 1914 de Antonio Gil, se delimita la  
imagen completa de la Basílica y la concluida capilla del  
Sagrado Corazón de la Virgen. Para entonces el cuerpo  
de la Basílica seguía aún en cimientos. El último plano  
seleccionado, de 1931, nos revela la situación espacial de  
la Basílica en un lugar quicio entre el centro histórico y la  
zona de expansión. En la cartografía, el monte Panecillo  
hacia el sur, será un demarcador natural entre la ciudad  
pobre e industrial y la ciudad del futuro. Este, su cima,  
cargada de mitos, ritos y ocupaciones varias, años más  
tarde sería -y continúa- siendo administrado por la  
misma comunidad oblata, alrededor del cuestionado  
monumento de la Virgen de Quito que finalmente se  
construyó en la década de 1970.  
Nota: Basílica del Voto Nacional, Quito. AKT (fot.), 2023.  
3. En Ecuador se destacan dos constructores de obra  
religiosa y diseñadores de ornamentación eclesiástica: el  
hermano redentorista Juan Bautista Stiehle (Dächingen,  
1829-Cuenca, 1899)) quien partiendo de su trabajo en  
Cuenca expandiría su labor al sur del país y del continente,  
y el lazarista padre Pedro Brüning (1869-1938) quien desde  
Quito lo haría hacia el norte. Ambos dedicaron su vida a  
edificar y ornamentar decenas de edificios nuevos para la  
Iglesia. (Cevallos, 1994; Moscoso Cordero, 2016).  
Este monumento de grandes proporciones  
-
El templo mayor mide 100 x 34 mts. y la aguja y los  
campanarios 75 y 78 mts. de alto respectivamente-  
se asentará, entonces, en un lugar emblemático de  
la ciudad en términos de visibilidad, imposición y  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
Figura 8  
8a.- Gualberto Pérez, Plano de Quito con los planos de todas sus casas, 1888, Quito; 8b. Gral. Antonio Gil, Plano de la  
ciudad de Quito,1914; 8c. Plano de la ciudad de Quito, 1931.  
9
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Nota: Editorial Chimborazo.  
Figura 9  
memoria histórica, relativa cercanía al núcleo  
político administrativo en estrecha relación con  
Arq. Ulrico Courtois, 1890-1935, Basílica de Nuestra Señora  
de Luján en construcción, prov.de Buenos Aires.  
los montes circundantes: Pichincha  
y
el citado  
Panecillo (Guamán Pulgarín, 2021), y en el quicio  
de expansión de la ciudad moderna. Se trata de una  
“avanzada religiosa”, como diría Martín Checa-  
Artasu; una acción constructiva, de expansión, de  
embellecimiento y de modernización, desde la Iglesia  
con el apoyo permanente del Estado ecuatoriano.  
Se impone sobre memorias pasadas. Su tamaño y  
jerarquía geográfica la colocaría en tercer lugar de  
preeminencia en Sudamérica después de Nuestra  
Señora de Luján (Arg) (Ilust. 9) y Nuestra Señora de la  
Aparecida (Br.) (Checa-Artasu, 2013, p.6).  
10  
Este territorio se irá definiendo como un  
espacio controlado jurisdiccional y políticamente  
por la Iglesia debido a que el lugar/los lugares serán  
paulatinamente recorridos y practicados por los  
propios ciudadanos (De Certeau, 2007). Como parte  
de este transitar, en 1892 -el mismo año en el que el  
Congreso autorizaba la construcción de una Virgen en  
la cima del Panecillo- se organizó una gran procesión  
hacia el lugar. Era un gesto público estratégicamente  
organizado por las élites conservadoras entonces  
en crisis. Estábamos a puertas de la Revolución  
Liberal de 1895. La nación católica entera estaba  
personificada: poderes eclesiásticos  
y
civiles,  
colegios, institutos, congregaciones artesanas,  
representantes de las órdenes religiosas de siempre,  
de los seminarios mayor y menor, el clero secular  
y el Cabildo Metropolitano. En fin, la lista es larga.  
Remontarían la re-bautizada por Matovelle “colina  
santa” de San Juan. Se colocaría la primera piedra y  
se sellaría el voto doble a los santísimos corazones  
de Jesús y la Virgen. Este acto simbólico suponía la  
consagración (y sacralización) del Ecuador (y del  
Nota: Archivo General de la Nación, Buenos Aires, c.1915  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
lugar en particular). “Esta primera piedra… es la Estrategias de expansión del catolicismo  
verdadera constitución de la República, sobre la cual francés  
se afirmarán el orden y la paz en adelante”, sentenció  
el citado Matovelle4.  
La Iglesia trabajaba en varios frentes. Lo que  
hemos visto líneas atrás se relaciona al ámbito nacional,  
sin embargo, la correspondencia ininterrumpida durante  
casi una década, entre Matovelle y Sarachaga nos brinda  
importantes pistas sobre lo que significaría la Iglesia  
ecuatoriana en términos de estrategia geopolítica, para  
la Iglesia global, así como para su “faro de irradiación”, la  
Basílica de Quito.  
Lo veremos [al templo] elevarse lentamente  
de la tierra, y luego ostentar en el azul del  
firmamento las góticas agujas de sus torres.  
Enseguida admiraremos  
a
la gloria del  
Señor entrando majestuosa en el santuario y  
llenándole con las magnificencias inefables del  
Altísimo. Veremos también brotando debajo  
de los umbrales de este templo ríos de paz, de  
dicha y prosperidad para este pueblo5.  
Figura 10  
Le Baron Alexis de Sarachaga, fondateur du Hiéron, princi-  
pios S.XX; Ilust.10b Manuel Jesús Serrano (fot.), Julio María  
Matovelle, 1920  
Así concluía el discurso de su mentor. La paz  
política era el centro de las rogativas. Adicionalmente,  
reconocía la pobreza para hacerlo y la necesidad  
del apoyo del Estado y de cuantiosas limosnas,  
óbolos que, aunque insuficientes no se hicieron  
esperar. Además de ello, no debemos olvidar que el  
determinismogeográficodecimonónicotuvoimpacto  
en pensadores americanos y muchos lo relacionaron  
con la moral, otros con el desarrollo de las ciencias  
(Capello, 2011). “El aspecto material de la República  
[del Ecuador] -decía Matovelle- era una imagen fiel de  
sus destinos morales” (citado en Hidalgo Nistri, 2013,  
p.137). A pesar de su pequeñez territorial, argüía, era  
“grande por su posición geográfica y más grande por  
su fe…”6.  
11  
Un año después, en 1893, bajo el mando de  
Plácido Caamaño (1837-1900), el gobierno llegó a  
emitir un monto de 12.000 pesos “para llevar a cima  
esa fábrica”.  
4. “Basílica del Voto nacional al Santísimo Corazón de Jesús  
y Sagrado Corazón de María. Hechos notables.”, Quito, 10 de  
julio de 1892  
5. “Basílica del Voto nacional al Santísimo Corazón de Jesús,  
Quito, 10 de julio de 1892.  
6. “Breves apuntes de la Basílica Nacional”, Quito, c.1892.  
En este contexto no deja de ser interesante la pugna en 1911  
por hacer del Panecillo un cerro para mostrar la presencia  
científica de la II Misión Geodésica Francesa que habría  
colocado una estación de medición sobre él, o seguir con  
la idea del arzobispo González Suárez de reemplazarla por  
una iglesia que sobre mirara la ciudad. Ante las protestas  
de la Sociedad Geográfica de Quito, González Suárez,  
también arqueólogo, retiró su propuesta, destruyó los  
cimientos de la nueva iglesia y prometió construir una  
pirámide conmemorativa en su lugar. (Ver Capello, 2011,  
pp.41-42). La Basílica aún en cimientos seguía pendiente.  
Sin embargo, este freno para un nuevo hito que expresaba el  
expansionismo de la Iglesia duró poco, en la década de 1970  
se erigió la Virgen de Quito sobre El Panecillo. Los cerros  
y lomas más próximos a Quito fueron finalmente tomados  
por la misma Iglesia.  
Nota: INPC, Fondo Nacional de Fotografía, colección  
Manuel Jesús Serrano, cod. 12765.  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 11  
El barón Alexis de Sarachaga (Ilust.10a) habría  
conocido al jesuita Víctor Drevon en 1873 y plegó  
tanto a sus ideas sobre un mundo católico integral,7  
como a la necesidad de crear museos dedicados a la  
Eucaristía. Conocía de memoria -como parte de la  
cúpula del catolicismo europeo de la Iglesia francesa  
en particular- los antecedentes del ecuatoriano  
GGM y su proyecto de nación católica. Así, Matovelle  
(Ilust.10b), fiel seguidor garciano, fue seducido por  
Sarachaga para fungir de líder en el relacionamiento  
de las naciones con el “reinado social de Jesucristo  
Hostia en el Nuevo Continente” y de este modo  
“asegurar[ía] la Unión hispanoamericana mediante  
el Sagrado Corazón”. “Nosotros miramos al Ecuador  
-insistía Sarachaga en noviembre de 1886- como el  
núcleo providencial del cual deben surgir los Estados  
Unidos del Sagrado Corazón” (Fig.11).8 Se trataba de  
un pacto social que diera respuesta al contrato social  
revolucionario masónico de 1789 y otros posteriores9.  
Este “Pacto de Quito” que prometía fidelidad total al  
Papa, confirmaría el envío de misioneros del Sagrado  
Corazón de Issoudun al Ecuador. La creación de una  
congregación en Ecuador, los oblatos del Sagrado  
Corazón, se convertiría, a su vez, en la fuerza de  
resistencia necesaria para mantener dicho Pacto.  
León XIII veía en ello un acto de “vasallaje” al que sin  
duda apoyaba.10  
Capilla del Sagrado Corazón de Jesús con la obra emblemá-  
tica del Sagrado Corazón de Jesús de Rafael Salas (1874),  
convento oblato  
12  
Nota: Basílica del Voto Nacional. Karina Rivera (fot.),  
2023.  
Paralelamente, el arzobispo de Quito -José  
Ignacio Ordóñez (1829-1893)- negociaba en Roma con  
el mismo León XIII y posteriormente con el padre Julio  
Chevalier, superior general, la venida de los misioneros  
de Issoudum, cosa que se concretó en febrero de 1887.  
Una vez en Quito, los misioneros empezaron la gran obra  
de aplanar el terreno a mano, usando una fuerza laboral  
de bajo coste y otra cuya remuneración se contabilizaría  
en un retorno de carácter simbólico. Entonces el  
arquitecto francés Emilio Tarlier (Fig.12) trazó y envió  
desde Francia los planos definitivos de capilla y basílica;  
el proceso constructivo inicial estaría en manos de un  
ingeniero de minas: Mr. Beer11.  
7. Poulat denominó “intransigencia integral” a la posición  
adoptada por León XIII en la encíclica Rerum novarum (1891)  
y “constituyó un proyecto para permear la totalidad de las  
instituciones sociales con el pensamiento católico” (Beltrán,  
2013, p.43). Sarachaga conocía y seguía estos mismos  
propósitos; era, diríamos coloquialmente, “más papista que  
el Papa”.  
8. Las cartas originales en francés se hallan en APPOO/Q,  
en la sección Documentos enviados al P. Matovelle, vol.1.;  
la traducción al castellano que hiciera Matovelle de las  
mismas se encuentra en Cartas al P. Matovelle, Serie A, #2,  
del mismo archivo. Agradezco la generosidad del P. Ernesto  
León, Superior de la congregación oblata del Ecuador por  
haberme permitido revisar su archivo y biblioteca. Véase  
las cartas del barón al padre Matovelle, del 1 de junio y del  
1 de noviembre de 1886. Las negritas son originales, las  
hemos transcrito en cursivas.  
9. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre  
Matovelle”, Paray, 21 de enero de 1887  
10. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre  
Matovelle”, Paray, 23 de marzo de 1888. Los congresos  
eucarísticos de Quito, Cuenca  
y
de varias ciudades  
11. “Basílica del Voto nacional al Santísimo Corazón de Jesús y  
Sagrado Corazón de María. Hechos notables.”, Quito, 10 de julio  
de 1892. No hemos descubierto aún quién fue ni cómo se conectó  
al proyecto el Ing. Beer, ni siquiera si efectivamente intervino, o  
si solo lo hizo en la etapa de colocación de cimientos.  
francesas, Lille, Loiguen, Lieja, Frisburgo, Tolosa, y otras,  
suponían para el Papa un gran acto de fidelidad a la cabeza  
máxima de la Iglesia. Las relaciones entre Francia y Ecuador  
fueron continuamente celebradas por él.  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
Figura 12  
arzobispo, al P. Chevalier que me envíe uno de este mismo  
orden; o si él quisiese el mismo gótico, lo he pedido que  
me envíe para ejecutarlo, un hábil arquitecto”12.  
Finalmente, después de muchas idas y vueltas,  
Chevalier rompió el contrato. “Creo que Dios pide  
nuestros propios esfuerzos, sin intervención de ninguna  
comunidad extranjera, cosa aprobada por el Papa”,  
manifestó Ordoñez. La falta de profesionales en el medio  
le llevó al Papa a pensar en establecer una universidad  
en Quito para contribuir en la formación de cuadros que  
pudiesen enfrentar la construcción de esta iglesia en  
particular. Se le comunicó a Matovelle que el “Papa ofrece  
su influencia para la adquisición de profesores europeos  
de alto renombre y algunos fondos”13. Su aspiración  
quedó en el papel.  
Arq. Emilio Tarlier, Plano original de la fachada de la  
Basílica, 189?, biblioteca general, convento oblato  
Ordoñez había encargado la gran obra basilical  
y su convento aledaño en mayo de 1889 a los oblatos, la  
nueva congregación ecuatoriana creada y liderada por  
el citado Matovelle. Para su financiamiento inicial se les  
adjudicó las haciendas de Mulaló y anexos en la provincia  
de León (hoy Cotopaxi), donadas por la señora Dolores  
Alvarez a la Curia14.  
Recién a inicios de 1892 se colocaron los cimientos  
de la Capilla de la Virgen, considerada como la cabecera  
de la Basílica15. (Fig.13) La celebración había sido  
“espléndida, esplendísima; pocas veces he visto función  
más hermosa”, comentaba entusiasmado Matovelle al  
superior mercedario, padre Adolfo Corral16.  
13  
Sin embargo, por la permanente falta de fondos,  
los trabajos de ambas obras iban lentamente con apoyo  
financiero mediado por la Curia. El nuevo arzobispo  
Pedro Rafael González Calisto (1839-1904) contrató  
a quien había trabajado varias obras para el Estado,  
el citado Schmidt. Este derrocó toda la cimentación  
realizada hasta la fecha por considerarla imperfecta;  
sobre la nueva levantó los muros hasta la altura de las  
ventanas17.  
Nota: Basílica del Voto Nacional. AKT (fot). 2023  
12. “Comunicación del arzobispo de Quito al padre Julio M.  
Matovelle”, Quito, 9 de noviembre de 1889.  
Pasaron años hasta colocar la primera piedra  
en 1891. Ordoñez expuso en varias ocasiones el peligro  
que suponía una estructura gótica de esta magnitud,  
“a causa de los continuos y fuertes temblores de  
tierra”, decía, haciéndose eco de los comentarios  
vertidos en expedientes oficiales por los alemanes, el  
arquitecto alemán Francisco Schmidt (1821-1900) y el  
científico y astrónomo Juan Bautista Menten (1838-  
1900), ambos radicados en Quito. Había solicitado  
nuevas propuestas. “Estamos trabajando otro del  
orden romano -clásico-, además he escrito, decía el  
13. “Comunicación del arzobispo de Quito al padre Julio M.  
Matovelle”, Quito, c.1892.  
14. “Documentos originales del padre Matovelle”, Quito, mayo  
de 1899.  
15. “Comunicación del arzobispo de Quito al padre Julio M.  
Matovelle”, Quito, 1892.  
16. “Cartas de Matovelle al padre Adolfo Corral”, Quito, 18 de  
mayo de 1892 y 13 de julio de 1892  
17. “Breves apuntes sobre la Basílica del Ecuador…”, 1889-1958,  
p.6.  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 13  
Planta redibujada de la Basílica del Voto Nacional, incluye la Capilla del Sagrado Corazón de María en amarillo.  
Nota: Autor desconocido  
Como dijimos, el 13 de julio de 1892 se  
la cristiandad se ha convertido en un campo  
de batalla- Jesucristo ¡Yo reinaré! -exclamaba  
Sarachaga en sus comunicaciones20. (Fig.14)  
iniciaría la obra, mientras estas continuaban,  
Matovelle  
y
Sarachaga seguían escribiéndose  
ininterrumpidamente sobre el Pacto de Quito.  
Este utópico proyecto pretendía incorporar  
personalidades de la política ecuatoriana, el  
presidente católico Plácido Caamaño, cofradías que  
se crearían con los mejores artesanos, abogados y  
magistrados, jefes y comandantes del Ejército, León  
Figura 14  
José A. Ron, Cristo Rey y el Sagrado Corazón de Jesús (det.),  
1935  
14  
18  
XIII; Caamaño encabezaría dicho Pacto Salvador.  
Un asunto central a las maniobras urdidas por ambos  
personajes fue siempre la construcción de “la Basílica  
nueva de la Nación”.19  
Las basílicas nacionales erigidas al Sagrado  
Corazón de Jesús deben cumplir los actos  
de vasallaje al Reinado Social del SCJ pues  
18. Cartas del 27 de abril y 22 de agosto de 1887, en: Cartas  
al P. Matovelle. Explicaba Sarachaga que las 3 cofradías  
cumplían funciones diversas: la de artesanos para “arrancar  
el poder cesáreo de manos de Roma pagana”, el de los  
magistrados y abogados para “combatir el poder feudal” y el  
tercero para “luchar contra el Oriente armado contra Roma  
cristiana” en manos de comandantes del Ejército Mayor.  
19. Cabe recordar que Pío IX por 1850 había lanzado  
una campaña sin precedentes para la modernización  
de la infraestructura de la Ciudad Eterna que cambió  
sustancialmente su aspecto; incluyó un sistema de gas para  
iluminación de la ciudad, encargó una serie de puentes de  
suspensión de acero sobre el Tíber, nuevas calles y plazas,  
apoyó, entre otros, emprendimientos económicos como  
la fábrica de Tabaco del Trastévere o la vivienda social de  
obreros. Esto dice mucho del tipo de modernidad a la que se  
aspiraba en estos sectores, y el impacto que habrán tenido  
estas obras mayores en los católicos modernos europeos y  
americanos (Ver Wittman, 2021, p.19).  
Nota: Óleo sobre lienzo, recoleta mercedaria de El Tejar,  
Quito.  
20. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre Matovelle”,  
Paray 23 de marzo de 1888.  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
Nótese que la Basílica de Quito quedaría  
como “custodia del Pacto jurado, en nombre de  
toda la América del Sur, con el Sagrado Corazón; al  
mismo tiempo que el faro… [hacia] el cual Europa  
entera fija[ría] la vista como polo de atracción para la  
Cristiandad del Universo”21.  
la de formar -cerca de Paray- una pequeña ciudad-obrera  
(cité ouvriere) dirigida por el mismo Matovelle donde se  
agruparían los futuros misioneros; le ofrecía “el Edificio y  
las colecciones el Hierou […] con un capital garantizado de  
200.000 francos para guardar el Hierou como propiedad  
privada de la República del Ecuador”. Además, proponía  
la creación de un museo de artes y oficios (Musée  
d´Arts et Mettiers) como lugar de enseñanza para los  
obreros “destinados a la República del Ecuador y demás  
Repúblicas, reconociendo el Reinado Social del Sagrado  
Corazón”. Esto aseguraría la exportación continua de  
obreros católicos franceses para generar profesionales  
en los oficios de sostén a la industria del pequeño país  
sudamericano, principios altamente “modernos”. Este  
giro de la Iglesia estaba alineado con la Restauración26  
realizada por el mismo Pío IX desde 1850 para Roma.  
Una agenda de mayor alcance subyace  
su discurso. Se pretendía “someter”  
y
unificar  
territorios perdidos durante la colonización española  
y portuguesa y por ello el Reinado Social debía ser  
transatlántico22. Una de las tareas inmediatas, era la  
de luchar a brazo partido contra la celebración del  
Centenario Internacional de la Revolución Francesa23,  
causa de todos los males y errores modernos, según  
los católicos ultramontanos. A contramano, la Iglesia  
realizaría una gran campaña de auspicio y apoyo  
al Centenario del Descubrimiento de América,  
celebración que estratégicamente la acercaba al “La patria está enferma”  
continente objeto del deseo. La gran imaginación  
de Sarachaga le llevó a soñar con la creación de  
un Templo-Palacio Pan-Americano llamado el  
“Panamericaneum”, consagrado a Cristo-Reinante y  
Colón.24  
Al paso de los años y la consolidación de  
su amistad, ya con la Revolución Liberal de 1895 a  
puertas, Sarachaga propuso al líder oblato nuevas  
ideas para “proteger” al Ecuador y beneficiar a la  
misma Francia.25 Una de las que llama la atención es  
Durante esta década de correspondencia entre  
Matovelle y Sarachaga, la situación de la Iglesia y  
de la sociedad se iban tornando críticas. “La patria  
está enferma, muy enferma”, declaraba en 1887 el  
pensador conservador Juan León Mera (1832-1894).  
El falso brillo de las ideas modernas había seducido  
a los jóvenes haciéndoles perder el norte; no existía  
una colectividad católica organizada, ni un periódico  
conservador que defendiese la causa de los ciudadanos  
conservadores, el maltrato permanente a los indígenas  
era insostenible, añadía y, celebraba la transfusión de  
sangre extranjera a través de la importación de curas y  
monjas europeos (Mera, 1887).27 Mera parece expresar  
claramente lo que sentían los sectores conservadores  
progresistas. Sin embargo, la pobreza del mismo Estado  
era un impedimento permanente para una actuación  
sostenida de estas congregaciones. Por ello, el elevado  
costo de la obra de la Basílica que exigía erogaciones  
importantes desde el Estado y la entrega de la obra a  
una joven congregación, habían supuesto constantes  
interrupciones de la misma. (Fig.15)  
15  
21. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre  
Matovelle”, Paray, 31 de mayo de 1889  
22. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre  
Matovelle”, Paray, 16 de julio de 1888.  
23. “Carta al padre Matovelle”, Paray, 7 de enero de 1893  
24. Fantaseaba con instalar un edificio “donde todos los  
genios de América depositarían un modelo de sus Obras  
Maestras, dándoles en contra [a favor] un timbre especial  
comunicándoles ciertas ventajas para la difusión  
y
exportación de los productos…”. Está por demás enfatizar  
en que Sarachaga no desconocía la necesidad de traducir  
la fe y la producción en objetos de lucro que coadyuvace a  
subsanar la pobreza de los sectores vulnerables del Ecuador.  
Su ojo y el de Matovelle estaban puestos en la población  
artesana y obrera  
25. Matovelle en una carta anterior le había pedido auxilio  
para que las fuerzas religiosas de Francia ayudasen al  
Ecuador. Sarachaga sugirió que se embarcasen dos oblatos  
ecuatorianos para tomar posesión de la Ermita de Nuestra  
SeñoradeRomay, a2Km. deParayleMonial:absolutamente  
abandonada -le decía- pero que siguiendo mis estudios  
hechos sobre ella es el punto más célebre no solo del país,  
sino de toda la historia de los tiempos pasados del Mundo  
Antiguo”. Había sido habitada entre los siglos X y XVI por  
ermitaños benedictinos y quedaba “una fuente milagrosa…  
presa en su sótano, y … piscinas tan fuertes… como las de  
Lourdes. (“Comunicación del barón de Sarachaga al padre  
Matovelle”, Paray, 27 de enero de 1895)  
26. Restauración fue la reanudación de un continuum  
providencial de la historia mundial después de una aberrante  
ruptura. “En una manera fue histórica en sentido moderno por  
el manifiesto de una continuidad de la práctica institucional que  
no necesitaba de la fe para ser percibida, buscaban objetividad…  
Era, dice el investigador estadounidense Wittman, un nuevo  
sentido del pasado en términos modernos. La traducción es  
nuestra. (Wittman, 2021, p.23).  
27. J. L. Mera, (1887). Observaciones sobre la situación actual del  
Ecuador.  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 15  
Talleres de picapedrerería en la Basílica del Voto, c.1968-1970  
16  
Nota: Fotógrafo no identificado, Archivo de los Padres Oblatos, Quito (APPOO/Q)  
Invertir en lo sagrado  
proyecto católico-conservador. Estas “inversiones” en lo  
sagrado, comentan Di Stefano y Maldavky, nos llevan a  
reflexionar  
Un fortuito encuentro se dio entre el obispo  
quiteño Gonzalez Calisto y Matovelle en Lima: en  
aquel le anunció su deseo de que retomase a liderar  
la construcción de la Basílica. Volvió Matovelle  
del destierro. Con la Revolución Liberal, se había  
sobre la operatividad territorial de la intervención  
de…[los] actores en el ámbito religioso en una de  
sus dimensiones más concretas: el dinero y la  
materialidad de las instituciones religiosas […]  
También pone de relieve la actuación de laicos  
en la construcción de espacios atravesados y  
enmarcados por la jurisdicción religiosa, animada  
de objetivos múltiples (Di Stefano y Maldavsky  
comps., 2018, p.22).  
concluido la alianza tejida entre Sarachaga  
y
Matovelle. La construcción se reanudó recién en  
1903, bajo el liderazgo del padre Virgilio Maldonado,  
también oblato. No se contaba con un centavo; las  
limosnas de fieles marcaban el ritmo del proceso  
constructivo. Menesterosos, mendigos, viudas,  
huérfanos, jornaleros, artesanos, ricos, y las órdenes  
religiosas, fueron los que aportaron centavo a centavo,  
con dinero, trabajo o materiales, según señalan las  
crónicas halladas en el archivo oblato de Quito. Las  
“inversiones en lo sagrado” eran cruciales para una  
Iglesia entonces “acosada” por los gobiernos liberales.  
Los actores sociales involucrados compartirían  
la búsqueda de seguridad y eternidad, tanto en la Tierra  
como en el Cielo, asegurando sus bienes, así como su  
alma. Los autores citados añaden que estas “inversiones  
estructuran territorios en términos de poder, de control  
económico y de devoción” (Di Stefano y Maldavsky  
comps., 2018, p.26). Suscribimos sus palabras. Sin  
Las inversiones económicas, políticas  
y
sociales debían ser permanentes para sostener el  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
Figura 16  
embargo, habría que comprender desde donde  
venían estos financiamientos, qué claves las movían.  
Como ya mencionamos, reparación y desagravio  
son dos vocablos frecuentemente utilizados en la  
literatura de la época para justificar la erección de  
estos templos votivos monumentales que en cierta  
medida negaban la fuerte presencia de la arquitectura  
Portada y página interior del [Catálogo de la] Compañía  
Española de Artículos Religiosos  
eclesial colonial. Ambos hacen referencia  
a
los  
nuevos comportamientos de una sociedad en plena  
secularización y formas de consumo distintas. Esta,  
como otras edificaciones similares en América Latina,  
debían convertirse en escudo de protección nacional  
contra los “males” modernos y, no olvidemos, las  
guerras civiles.  
La erección de un templo al SCJ en la capital,  
implicaba para el ciudadano católico un voto nacional  
por la paz política y la reconciliación entre los  
partidos en pugna. Fue concebida por una militancia  
masculina que afirmó el rol político de este símbolo,  
rol que también se convertiría en cívico (Henríquez,  
1996, p.120). Al consagrar a la nación, la ciudad y la  
sociedad, se entronizaba esta imagen y se la reconocía  
como Rey del hogar, de la familia. Era parte, además,  
de las acciones de una iglesia universal refrendada en  
el Papado, como señalamos al inicio de este ensayo.  
El Neogótico en función de la política  
17  
La elección del estilo neogótico era parte del  
lenguaje con que la Iglesia global se expresaba a  
modo de retorno a un medioevo ejemplar; constituía  
también un plegar a las corrientes europeas de  
rescate nacionalista. Por ello, la exportación de  
planos para edificaciones o esbozos de monumentos  
públicos desde Europa hacia América Latina,  
estaban a la orden del día. La profesionalización de  
ingenieros y arquitectos estaba aún lejos de ocurrir  
en lugares como el Ecuador (Ordóñez, 2019; Castillo  
y Pazmiño, 2024). La Iglesia en términos generales  
confiaba sus obras a los propios religiosos, la mayoría  
llegados a Ecuador a través del ingreso de nuevas  
congregaciones religiosas y, por ende, formados  
fuera. En buena parte, también las obras escultóricas,  
pictóricas o el mobiliario, religiosos, amén de la  
vestimenta, eran importados vía catálogos lujosos y  
facilidades arancelarias (Kennedy-Troya y Fernández  
Salvador, 2023). (Fig.16)  
Nota: Valencia: s.p.i., c.1950, APPOO/Q.  
Entonces, la basílica neogótica de Quito  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 17  
Fotomontaje de la propuesta original de la fachada de Tarlier y la Basílica tal como terminó en la década de 1980  
18  
Nota: Realización de Fabián Guamán, 2021.  
(const.1903-1988), fuertemente inspirada en la  
magnífica iglesia gótica de Bourges (Fr.), fue diseñada  
por el citado arquitecto francés Emilio Tarlier entre  
1890 y 1896 (Fig.17). Tarlier nunca conoció Quito  
y por ello en el camino se tuvo que ir adaptando la  
propuesta, asunto que quedó en manos de varios  
arquitectos, ingenieros y constructores extranjeros  
radicados en Quito: Francisco Schmidt (1892-1902),  
el padre lazarista belga, arquitecto arquidiocesano,  
Pedro Brüning (1902-1936),28 el arquitecto italiano  
Francisco Durini (1935-1945), entre otros.  
aunque aún dispuesto a sobremirarla, Brüning, en enero  
de 1938, dos meses antes de morir, aseguraba haber visto  
los cimientos aún sin concluir e insistía, al igual que los  
otros dos arquitectos consultados -Durini y el quiteño  
Francisco Espinosa Acevedo29- que “el actual arquitecto”  
(¿?) iba por buen camino; aunque en una comunicación  
anterior había sido enfático en señalar que no había  
concordancia entre los planos originales. Lo propio  
comentaron los citados Durini y Espinosa, aunque  
discrepaban sobre cuales aspectos debían seguirse y  
cuáles modificarse30.  
Alejado de la obra por su avanzada edad,  
La Junta Promotora siguió con su labor, la de  
29. Este destacado arquitecto aún no ha sido estudiado a  
profundidad. Se conoce que diseñó y edificó la Universidad  
Central del Ecuador sobre los predios de los jesuitas, actual  
Centro Cultural Metropolitano; también realizó la primitiva  
Universidad del Azuay (Universidad de Cuenca), actual Corte  
Superior de Justicia, en el Parque Calderón de Cuenca.  
28. Desconocemos qué sucedió entre 1920 y 1935; al parecer  
la obra volvió a ralentizarse por falta de apoyo y fondos.  
Quizás Brüning siguió dirigiéndola de manera gratuita  
y lejana ya que se menciona su reemplazo a su muerte en  
1936. Algún interesado de entonces destacaba el buen  
trabajo técnico de Brünning y añadía que fue él “quien salvó  
el Santuario del Quinche: tenía todos los pecados artísticos,  
y
él con gran habilidad salvó esos inconvenientes”.  
30. “Informe del arquitecto Pedro Brünning desde el Seminario  
Mayor de San José de Quito al Dr. Carlos María de la Torre”,  
Quito, 15 de septiembre de 1935; “Comunicación-informe de los  
arquitectos Francisco Espinosa y Francisco Durini al presidente  
de la Junta Promotora Dr. Carlos María de la Torre”, Quito, 12 de  
diciembre de 1935.  
(“Comunicación de José Lisandro Reyes al padre Miguel  
Medina”, Latacunga, 14 de noviembre de 1935).  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
levantar donativos  
y
limosnas necesarias para  
centralismo quiteño. El malestar se hizo sentir desde la  
misma comunidad oblata. Un caso interesante es el del  
superior de los oblatos de Cuenca, el padre Benjamín  
Aguilar, quien en 1938 acusaba al padre Miguel Medina,  
superior oblato de Quito, de que, con el pretexto de  
terminar la Basílica, “todo el dinero de fundos, legados y  
limosnas se concentra en Quito…”36.  
terminar la obra. La nueva campaña no dio los  
resultados esperados y se empezaron a vender y  
arrendar los terrenos aledaños a la Basílica, una  
larga lista de interesados quienes entre 1938 y 1940  
concretaron sus ofertas31.  
Tras la muerte de Brüning en marzo de 1938,  
muchos constructores o arquitectos nacionales se  
ofrecieron a suplantarlo. Uno de ellos fue el padre  
Virgilio Nieto, ambateño, quien decía haber puesto  
reparos a los planos de Brüning pues no era de su  
“Escuela”; que tenía experiencia al haber trabajado  
la iglesia matriz de Ambato bajo la guía del coadjutor  
salesiano Jacinto Panchieri (1857-1947), conocido  
constructor italiano también radicado en Quito.32  
En su comunicación insinúa que tiene el derecho  
Los trabajos se volvieron a suspender en 1948  
por mandato de la Junta. Las razones seguían siendo  
las mismas: la falta de recursos y los cuestionamientos  
sobre la magnitud de la obra señalada por los planos  
originales y el temor a que un terremoto la destrozase37.  
Esta necesidad de suspenderla fue ratificada al año  
siguiente por el reconocido arquitecto urbanista francés  
con proyectos en varios continentes, el profesor Jacques-  
Henri Lambert (París, 1890-Caracas, 1960) quien a su  
paso por Quito sugirió que se abandonase el estilo gótico  
y se llamase a un concurso de ideas para terminarla,  
eso sí, manteniendo los elementos existentes38. (Ilust.  
18) Lambert creía a pie juntillas en la capacidad de la  
ciudad y sus elementos de transformarse continuamente  
y adaptarse a las nuevas circunstancias (Pavez, 2005). Es  
posibleque,paraél,yenaquellosmomentosdeposguerra,  
crisis mundial y sustanciales transformaciones en los  
lenguajes arquitectónicos, una edificación neogótica de  
este calibre fuese un verdadero despropósito.  
33  
de hacerlo por ser religioso, También se ofreció  
Francisco Durini aunque conocemos que éste había  
tenido algún problema con los mismos oblatos34.  
Ambas solicitudes fueron desestimadas y se contrató  
a un ingeniero (¿Víctor A.?) Navarro quien al parecer  
permaneció en la obra unos tres o cuatro años35.  
Sin embargo, los argumentos tanto de la Iglesia  
como del Estado para comprometer la permanente  
ayuda de los ecuatorianos empezó a ser percibida ya  
desde los años 30 del siglo XX, como estrategias del  
19  
Conclusiones  
A
partir del último tercio del siglo XIX, el  
31. Panchieri construyó varias obras para los salesianos  
en Quito y fuera de la ciudad. En 1900 trabajó el instituto  
denominado Revival católico europeo, especialmente el  
francés, propondrá una serie de estrategias para expandir  
su poder e influencia en el continente americano; Ecuador  
se convierte en una nación central para sus propósitos,  
tal como hemos señalado en el texto. La Basílica supuso  
el faro, una guía de carácter transatlántico. Exteriorizó  
la voluntad de irradiar el nuevo catolicismo a nivel  
nacional e incluso “iluminar” a quienes arribaran al país  
provenientes del exterior.39  
Don Bosco  
e
hizo la capilla de María Auxiliadora;  
impulsó las obras para dotar de agua potable al barrio La  
Tola desde el Itchimbia; también las de la luz eléctrica;  
construyó una central eléctrica con la captación de aguas  
de río Machángara. Y organizó uno de los primeros barrios  
católicos de la ciudad, La Tola (Ochoa y Miranda, 2022).  
32. Panchieri construyó varias obras para los salesianos  
en Quito y fuera de la ciudad. En 1900 trabajó el instituto  
Don Bosco  
e
hizo la capilla de María Auxiliadora;  
impulsó las obras para dotar de agua potable al barrio La  
Tola desde el Itchimbia; también las de la luz eléctrica;  
construyó una central eléctrica con la captación de aguas  
de río Machángara. Y organizó uno de los primeros barrios  
católicos de la ciudad, La Tola (Ochoa y Miranda, 2022).  
36. “Comunicación del padre Miguel Medina al padre Benjamín  
Aguilar”, Quito, 12 de mayo de 1938  
33. “Carta del padre Virgilio Nieto al padre Miguel  
Medina, superior de los oblatos”, Sigchos, 7 de noviembre  
de 1938; Idem., Sigchos, 30 de noviembre de 1938. Estas  
comunicaciones resultan muy interesantes por las  
propuestas que hace para usar materiales de los alrededores  
de Ambato, más livianos y menos costosos, transportables  
vía el ferrocarril.  
37. “Carta del Ingeniero Víctor A. Navarro G. al padre Miguel  
Medina, director de la construcción de la Basílica”, Quito, 25 de  
abril de 1951  
38. “Carta desde el arzobispado de Quito al Sr. Ernesto de la  
Orden Miracle en Madrid”, Quito, abril de 1951  
34. “Comunicación del arquitecto Francisco Durini al  
superior de los oblatos, padre Miguel Medina”, Quito, 3 de  
noviembre de 1939.  
39. Para Matovelle, la basílica quiteña, además, se convertiría  
en el faro que iluminaría desde el Pichincha a todos aquellos  
extranjeros que arribasen a las costas pacíficas ecuatorianas  
después de cruzar el recientemente inaugurado canal de  
Panamá (¡!) (Citado por Guaman Pulgarín, 2021, p.72).  
35. “Comunicación del obispo de Ibarra, César Antonio al  
padre Miguel Medina, superior de los oblatos”, Ibarra, 25 de  
septiembre de 1942.  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
Figura 18  
Fotógrafo no identificado, Basílica en construcción, 1960’s  
20  
Nota: APPOO/Q.  
A estas alturas del partido el lector se  
preguntará sobre la persistencia del proyecto que  
seguiría construyéndose intermitentemente hasta  
fines de los años 80 del siglo XX. Parece estar claro que  
estas irregularidades en los tiempos de construcción  
no solo estuvieron vinculados a la falta de fondos, sino,  
al ejercicio del poder católico-conservador desde el  
gobierno de turno. Este monumento votivo tildado en  
los documentos consultados como “nacional”, supuso  
un símbolo -resemantizado a lo largo de los años- de  
la voluntad de los católicos por ver plasmada una  
obra que se equipararía con el deseo de saberse parte  
de la “nación católica”.  
En consecuencia, La Basílica del Voto, la capilla  
testera de la Virgen, el conjunto edilicio y paisajístico,  
los parques y las plazas aledañas, constituyen lugares  
de la memoria, de la memoria del poder católico-  
conservador compartido entre la Iglesia, el Estado y  
los mismos sujetos sociales que contribuyeron para  
ello, así como los que habitaron el lugar y aún lo  
hacen.  
Este espíritu de lo nacional se manifiesta desde  
1884, en un decreto emitido este año: se advertía  
que los materiales usados para la Basílica debían ser  
preferentemente materiales del país; las pinturas y  
esculturas ejecutadas por artistas locales. Durante  
los largos años que duraría la construcción, en  
interiores y exteriores de la iglesia, se aditamentó  
múltiples complementos que volvían a insistir sobre  
este lugar como un espacio de expresión “nacional”.  
Por citar las más visibles: se dedicaron 20-24 capillas  
laterales a las advocaciones marianas más destacadas  
correspondientes a las diferentes provincias del Ecuador;  
orquídeas endémicas en el rosetón principal; los vitrales  
laterales muestran personajes de la política religiosa  
ecuatoriana; en los exteriores a la Basílica se construyó  
un panteón nacional para los jefes de Estado.40  
40. Hasta la fecha se encuentran enterrados 4 mandatarios  
conservadores: Andrés F. Cordova (1892-1983), Camilo  
Ponce Enríquez (1912-1976), Mariano Suárez  
Veintimilla (1897-1980), Antonio Flores Jijón (1833-1915).  
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024  
La basílica del voto nacional  
Los materiales fueron cambiando, del uso de la Archivos consultados  
piedra para los cimientos y una pequeña parte de los  
muros,alautilizacióndehormigónarmadorecubierto  
de piedra para continuar con el aspecto neogótico.  
Complementos más tardíos como las gárgolas que  
reproducen “los especímenes más curiosos de la  
fauna ecuatoriana” y pináculos, antepechos calados,  
Archivo Metropolitano de Historia de Quito (AMH/Q)  
Archivo de los Padres Oblatos, Quito (APPOO/Q)  
Biblioteca y Archivo Aurelio Espinosa Pólit (BAEP),  
Cotocollao  
fueron prefabricados con cemento colado en moldes; Documentos citados  
también se redujo la altura de las torres campanario  
en la fachada debido a la capacidad de carga del suelo  
(Ortiz Crespo, 2004).  
-(Paray, 21 de enero de 1887). [Comunicación del barón  
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.  
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
-(Paray, 27 de abril y 22 de agosto de 1887), [Comunicación  
del barón de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas  
al P. Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
-(Paray, 23 de marzo de 1888). [Comunicación del barón  
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.  
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
-(Paray, 16 de julio de 1888), [Comunicación del barón  
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.  
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
Este ejemplo resulta uno de los tantos nodos  
urbanos configurados material y simbólicamente  
alrededor de un conjunto que la Iglesia católica  
renovada implantó en la ciudad capital moderna en  
plena expansión. Como tal, resulta imprescindible  
ampliar los estudios en referencia a este fenómeno  
que para Ecuador se advierte entre 1870 y la década de  
1930, fenómeno que no es privativo de la capital, sino  
que se manifiesta en varias urbes tanto ecuatorianas  
como latinoamericanas.41  
Estas presencias religiosas en la urbe -tanto  
de templos o lugares de piedad, como de conventos  
y monasterios, conjuntos para la beneficencia social  
o barrios obreros iniciados y/u operados por la  
Iglesia- suponen formas paralelas a las del Estado o  
el sector privado, de construir la ciudad moderna y  
deben ser reconocidas no solo por los investigadores  
de campos diversos, sino por quienes trabajan en la  
gestión patrimonial y turística. Más allá del objeto  
estático -la Basílica- se trata de un conjunto de  
grandes dimensiones e impacto, ligado a múltiples  
temporalidades, ocupaciones, posicionamientos  
sociales del barrio de Santa Prisca, la loma de San  
Juan y sus habitantes.  
-(Paray, 6 de noviembre de 1888). [Carta del barón  
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.  
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
-(Paray, 31 de mayo de 1889). [Carta del barón de  
Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.  
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
-(Quito, 9 de noviembre de 1889). [Comunicación del  
arzobispo de Quito al padre Julio M. Matovelle].  
Documentos enviados al P. Matovelle, Vol. 2, #113,  
APPOO/Q.  
-(Quito, 9 de noviembre de 1889). [Comunicación del  
arzobispo de Quito al padre Julio M. Matovelle].  
Documentos enviados al P. Matovelle, Vol. 2, # 151,  
APPOO/Q.  
21  
El conjunto es actualmente visitado por  
centenas de turistas nacionales y extranjeros que no se  
llevan más que la experiencia de mirar; hace dos años  
fue escenario de las negociaciones políticas -con la  
mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana-  
entre el Estado ecuatoriano y las organizaciones  
indígenas, tras el paro nacional de junio de 2022.  
-(Quito, 18 de mayo de 1892). [Carta de Matovelle al padre  
Adolfo Corral]. Documentos originales, vol 1, #  
017, APPOO/Q.  
-(Quito, 10 de julio de 1892). [Basílica del Voto Nacional  
al Santísimo Corazón de Jesús y Sagrado Corazón  
de María. Hechos notables]. Contratos. Historia.  
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-(Quito, 1892). [Comunicación del arzobispo de Quito  
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-(Quito, c. 1892). [BrevesapuntesdelaBasílicaNacional…].  
Basílica. Contratos. Historia. Decretos, 1889-1958,  
APPOO/Q.  
-(Paray, 7 de enero de 1893), [Carta del barón de Sarachaga  
al padre Matovelle]. Cartas al P. Matovelle, Serie A,  
#2, APPOO/Q.  
41. Tal como se advierte en la citada tesis doctoral en curso  
que desarrollamos para la Facultad de Artes y Arquitectura  
de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá,  
denominada: “Catolicismo político en la modernidad  
latinoamericana. Recristianizar la ciudad: Bogotá y Quito  
entre 1880 y 1940”.  
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador  
Alexandra Kennedy-Troya  
-(Paray, 27 de enero de 1895). [Comunicación del  
barón de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas  
al P. Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.  
-(Quito, 11 de mayo de 1899). [Contrato entre el Ilmo.  
Sr. Arzobispo de Quito y la congregación  
de sacerdotes oblatos para construir la  
Basílica del Sagrado Corazón y el convento].  
Documentos originales del P. Matovelle, Vol.1,  
#.007, APPOO/Q.  
Comunicaciones de monseñor Carlos María de la  
Torre al padre Miguel Medina, 1929-1939 y 1941-  
1956. Serie A # 16, APPOO/Q.  
-(Ibarra, 25 de septiembre de 1942). [Comunicación del  
obispo de Ibarra, César Antonio al padre Miguel  
Medina, superior de los oblatos]. Comunicaciones  
de monseñor Carlos María de la Torre al padre  
Miguel Medina 1938-1941 y 1942, Serie A # 16,  
APPOO/Q.  
-(Quito, c.1921). [Sermón de Julio María Matovelle].  
Documentos originales de Matovelle, Vol. 3,  
APPOO/Q.  
-(1929-1939). Comunicaciones de monseñor Carlos  
María de la Torre al padre Miguel Medina,  
Serie A # 16, APPOO/Q.  
-(Quito, 15 de septiembre de 1935). [Informe del  
arquitecto Pedro Brüning desde el Seminario  
Mayor de San José de Quito al Dr. Carlos María  
de la Torre]. Cartas e informes de 3 arquitectos,  
Basílica del Voto Nacional, Serie J, APPOO/Q.  
-(Latacunga, 14denoviembrede1935). [Comunicación  
de José Lisandro Reyes al padre Miguel  
Medina]. Cartas al padre Miguel Medina, Serie  
A # 6, APPOO/Q.  
-(Quito, 12 de diciembre de 1935). [Comunicación-  
informe de los arquitectos Francisco Espinosa  
y Francisco Durini al presidente de la Junta  
Promotora Dr. Carlos María de la Torre].  
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Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024