La basílica del voto nacional: Estrategias de expansión y res-
tauración de la Iglesia católica globalizada. Quito:1870-1930´s
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1. Este ensayo fue posible gracias a una beca del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador (INPC), en la línea de proyectos de
investigación (2022-2023), obtenida bajo concurso nacional por su autora. Queda material adicional de este período de investigación que
será incorporado como parte de la tesis doctoral en curso para la Facultad de Artes y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia,
sede Bogotá, denominada: “Catolicismo político en la modernidad latinoamericana. Recristianizar la ciudad: Bogotá y Quito entre 1880 y
1940”, bajo la dirección del Dr. Germán Mejía Pavony, historiador urbano. Agradecemos las observaciones generosas y pertinentes a este
artículo: al historiador cultural Carlos Espinosa Fernández de Córdova, a la periodista Susana Klinkicht y al historiador urbano Germán
Mejía.
The Basilica of the National Vow: Expansion and Restoration Stra-
tegies of the Globalized Catholic Church. Quito: 1870-1930’s.”
Alexandra Kennedy-Troya
Universidad de Cuenca (Ecuador)
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá
Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
INPC
https://revistas.patrimoniocultural.gob.ec/ojs/index.php/INPC
INPC Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador,
03/2024-08/2024, vol. 1, nro.2, e7
Periodicidad:
semestral - continua
https://doi.org/01010101010011110
Abstract
Resumen
This essay highlights the Catholic Church´s signifcant role in the resymbolization, expansion and reconfguration
of the modern Latin American city between 1870 and the 1930´s. It unravels some of the political and religious
strategies of the globalized and romanized Catholic Church beginning in the mid-19th century, which was
accompanied by the arrival and infuence of European and local reformed religious congregations. In particular,
this phenomenon helped the State compensate for the shortage of professionals and assist the Church in its
modernization efforts and in regaining political and religious infuence in the region. The author´s analysis focuses
on Quito and the planning and construction of the monumental Basílica del Voto Nacional. It was intended as
a symbol for the Catholic nation and a center of infuence across South America and Europe, made clear by the
En este ensayo se pretende llamar la atención sobre la activa participación de la Iglesia católica en la resimbolización,
ampliación y reconfguración de la ciudad moderna latinoamericana entre 1870 y la década de 1930. Se desentrañan
ciertas estrategias políticas y religiosas de la Iglesia católica globalizada y romanizada a partir de mediados del siglo
XIX que, acompañada de la detonante presencia y acción de las reformadas congregaciones religiosas europeas
importadas y otras nacionales, servirán al Estado en particular para cubrir el défcit de profesionales y a la Iglesia en
su propia modernización y recuperación político religiosa del territorio. La autora centra su análisis en Quito y en la
materialización más visible de este fenómeno urbano-arquitectónico: la gestión y construcción de la monumental
Basílica del Voto Nacional, pretendida “faro-guía” para la nación católica y centro de irradiación para la América
del Sur y Europa vista a través del epistolario entre el escritor y político oblato Julio María Matovelle del Ecuador
y el ideólogo católico el barón Alejo de Sarachaga desde Paray le Monial en Francia con el objeto de detener la
introducción de las ideas y acciones liberales.
Palabras clave:
Basílica del Voto Nacional de Quito, historia urbana, Julio María Matovelle, Revival católico, Alejo de
Sarachaga.
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Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Contemplo en mi querida patria a la
Iglesia como una nueva Jerusalem que…ha
descendido del cielo a la tierra como una esposa
generosamente engalanada para encanto y
gloria su Esposo…! Testigo tú, hermosísimo
templo gótico de la Basílica Nacional…
(c.1921). [Sermón de Julio María Matovelle].
Introducción: La geografía de la religión
Con el fn de abordar el fenómeno de la
participación de la Iglesia en la construcción de la
ciudad moderna, se han considerado los principios
de la geografía de la religión, brazo de la geografía
que vincula fe, espacio y tiempo. En este contexto,
la época que tratamos está íntimamente ligada
con las teologías reparativas de la expiación de
pecados cometidos por sociedades en proceso de
secularización y la necesidad de objetifcar dicha
reparación
a través de la creación de
lugares de la
memoria
(Nora, 1993) y, añadiríamos, de ocupar
territorios clave en la expansión de las ciudades.
Para ello es determinante evidenciar las
escalas con las que realizamos este tipo de relaciones
en las que las personas se asocian con una serie de
objetos o elementos que existen u ocurren en un
espacio sagrado. Pueden darse dentro, alrededor de
él, o a modo de irradiación simbólica en territorios
próximos o distantes. Pensemos en la constante
movilidad y desplazamiento en un recorrido, y
el estímulo que recibimos en la recreación de las
percepciones; esto convierte al espacio sagrado en
una producción socio-cultural de primer orden,
explica Checa Artasu, destacado estudioso del
neogótico en América Latina (Checa-Artasu, 2015,
pp.2437-2451).
En este artículo trabajamos dos escalas; la
primera, Iglesia-Estado (Nación) propuesta por el
citado investigador, con el fn de comprender las
formas cómo la iglesia renovada y re-organizada logró
gestionar la implantación de hitos monumentales como
la Basílica en estudio, y su presencia en la expansión
urbano-arquitectónica y distribución geográfca en
la ciudad, tema este último que excede los límites de
este ensayo. La segunda, la escala transnacional: la
misma Basílica de Quito resulta emblemática no solo
por su monumentalidad y materialidad sino, sobre todo,
porque expresa el sostenido vínculo entre el asesinado
- “modélico” caudillo conservador ecuatoriano-
Gabriel García Moreno (GGM, 1821-1875), el Papa Pío
IX (1792-1878) y el Vaticano, y la Iglesia francesa. Se
trata de la construcción de una
memoria transnacional
-transatlántica y desterritorializada- sostenida a lo largo
de los años, de la que hablan Carlos Espinosa y Jordi
Canal (Espinosa y Canal, 2020). Dicho relacionamiento
arrancó con la consagración del Ecuador al vigente
y resemantizado Sagrado Corazón de Jesús (SCJ), y
-argumentamos- persistió con intensidad debido a la
labor pastoral del político, religioso oblato y seguidor
de GGM, Julio María Matovelle (1852-1929), y su directo
vínculo con personajes de la Iglesia como el Papa León
XIII (1810-1903) y el ideólogo vasco conservador el barón
Alejo de Sarachaga (1871-1951), desde Paray le Monial en
Francia.
Veremos más adelante cómo la fgura que se desea
adjudicar a la Basílica como
faro-gu
í
a
de Quito-capital
hacia el Ecuador -ideal por su localización geográfca
y su defnición desde un Estado ultracatólico- resulta
sobresaliente para (con su ejemplo) irradiar la Fe a
toda Sudamérica y convertirse en una luz de esperanza
“contra los males del siglo” capaz de ser observada desde
la mismísima Europa católica.
Secularización, romanización y reformas ins-
titucionales
El proceso de secularización de los Estados
latinoamericanos arrancó a mediados del siglo XIX; hacia
1870 -tras una intensa crisis de identidad y de recursos,
tanto humanos como temporales- la Iglesia católica
ibérica de rasgos coloniales se había transformado en
una Iglesia universal dependiente de Roma. Al proceso
se lo conoce como
romanización
y resulta altamente
signifcativo descubrir cuáles fueron las estrategias que
se llevaron a cabo desde y hacia el Vaticano con el fn
de unifcar las Iglesias del mundo entonces dispersas.
Se debía exhibir un frente común ante las corrientes de
pensamiento y acción liberales y secularizantes sentidas
como amenazantes de la humanidad y de la misma
institucionalidad eclesial (Véase Espinosa y Aljovín,
2015).
correspondence between Julio María Matovelle, the most prominent religious fgure from the Oblate order in
Ecuador, and Baron Alejo de Saracharaga a well-known Catholic ideologist residing in Paray le Monial, France.
Their letters reveal their vision not just of an architectural marvel but a landmark meant to inspire Catholic fervor
and unity across continents in order to detain the introduction of Liberalism and liberal behavior.
Key words:
Basílica of the National Vow of Quito, urban history, Julio María Matovelle, Catholic Revival, Alejo de
Sarachaga.
3
La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
En tiempos e intensidades distintos, buena parte
de las naciones latinoamericanas en formación se
debatieron entre adoptar la corriente liberal y terminar
por separar las potestades de la Iglesia de las del Estado;
o en su defecto, convertirse en naciones católicas
construidas con mayor o menor injerencia por parte de la
Iglesia. Sea como fuere, bajo estos escenarios inéditos, la
subsistencia de la Iglesia dependería de las aportaciones
de los feles o de los subsidios de los Estados nacionales
y las élites locales con los que tuvo que negociar
permanentemente. Los puntos de debate fueron -en
términos generales- el nombramiento de obispos, el
derecho a la propiedad frente a la desamortización de
bienes, las sanciones jurídicas y políticas y la educación.
En este intrincado y difícil proceso, a partir de mediados
del siglo, la Iglesia se alió con los conservadores y en años
siguientes con los partidos políticos del mismo cuño.
De todas formas, indiferente de la presencia de
gobiernos conservadores o liberales, esta institución
religiosa estrenó un proceso de desarrollo autónomo
seguido de una reforma interna y una evangelización
renovada, cosa que se dio entre 1870 y la década de
1930. Fue sin lugar a dudas un momento crucial del
denominado
Revival
católico. Se trató, entonces, de
modernizar sus instituciones y recursos, incrementar
sacerdotes y monjas mejorando su preparación, así como
el compromiso del laicado (Lynch, 1991, p.68), tanto de
los sectores poderosos como de los más vulnerables.
Esta última instancia se manifestó en lo que se conoce
como
catolicismo social
promovido por León XIII, cosa
que tuvo resultados importantes durante los primeros
tres decenios del siglo XX.
Bajo estas circunstancias, el engrosamiento y
“depuración” del clero en América Latina supuso la
importación desde Europa de órdenes renovadas y
ortodoxas, urbanas y docentes, tanto femeninas como
masculinas. (Ilust. 1) La diferencia con las coloniales
-además de su proveniencia- fue la
acción
frente a la
tradicional vida contemplativa; la ejecución de obras
destinadas a la benefcencia, la educación y las misiones.
En este sentido las nuevas congregaciones llenaron un
vacío que el Estado no pudo cubrir (Buriano, 2017, p. 291).
Sin embargo, a pesar de la modernización
institucional, la Iglesia siguió fuertemente anclada a la
“reafrmación dogmática de creencias antiguas” (Lynch,
1991, p.77) con las que difícilmente pudo enfrentar las
ideas utilitaristas, liberales, positivistas o masonas. A
consecuencia de ello, evidenció una actitud defensiva y
militante, posición afrmada desde el horizonte de una
Roma asediada por el gobierno piamontés y fnalmente
reducida a su mínima expresión. Pío IX (1846-1878) en su
encíclica
Quanta Cura
y el anexo
Syllabus errorum
de 1864,
visibilizan este espíritu de intolerancia que tuvo efecto
directo sobre la conducción de las iglesias nacionales
como la colombiana o la ecuatoriana cuyas feligresías
permanecían feles a la causa, no así otras como la
argentina, uruguaya o paraguaya de rápida y exitosa
secularización.
Perdidos sus propios territorios, Pío IX
revitalizó la actividad misional detenida después
de las independencias latinoamericanas. Su visita
al subcontinente sudamericano como canónigo
joven incentivaría este olvidado y estratégico brazo
de la Iglesia pastoral. Para ello vio necesario el
establecimiento de concordatos que se suscribirían
con los Estados amigos. Los primeros en hacerlo
fueron Bolivia, Guatemala y Costa Rica en 1851;
Honduras en 1861, un año más tarde lo harían
Nicaragua, Venezuela y Ecuador. Otros se sumarían
después.
Nueva “ocupación” americana: congrega-
ciones religiosas europeas
La llegada a Ecuador de congregaciones y
hermandades misioneras europeas -y un poco más
tarde la creación de unas pocas locales- no se hizo
esperar. Su presencia en las urbes que las acogieron,
sobre todo en las modernas
capitales
en pleno
crecimiento, proponemos, fue determinante en su
crecimiento y reconfguración cultural y espacial.
En esta
ocupación,
el centro de la nación irradiaría
su infuencia en los territorios circundantes y
periféricos por medio de canales culturales, asunto
que se comenzó a confgurar en el propio siglo XIX y
a comienzos del siguiente (Prieto Páez, 2022).
E
stos movimientos religiosos exógenos
“de importante infuencia en la consolidación
de un catolicismo intransigente y nacionalista”,
constituyeron
verdaderas empresas religiosas nacionales con
las cuales los clientes/feles se identifca[ron]…
[y] t[uvieron] como meta la defensa colectiva
de intereses que no se desenvuelven solo
en el seno del campo religioso, sino que lo
desbordan, impactando también el campo
político y los demás campos sociales (Beltrán,
2013, p.15)
.
Se trataba de re-construir una nación
“civilizada” y moderna. El inventar las narrativas
correspondientes, inicialmente localistas y
capitalinas, se fueron convirtiendo (o imponiendo
como) nacionales y colectivas (Suárez Mayorga, 2015,
pp. 213-228). Si el relato nacional constituía el de la
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Alexandra Kennedy-Troya
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“nación católica”, o “un orden católico en el mundo”,
no es de extrañar que pretendiera crearse “un alma
colectiva única” generada por el patriotismo. Así,
“tanto la Iglesia como los intelectuales que militaban
en flas católicas fueron los autores de una utopía
política y teológica en la cual toda acción humana
debía estar referida en última instancia a una génesis
divina” (Hidalgo Nistri, 2013, pp. 41 y 21).
Materializar la presencia: modifcaciones
urbanas sustanciales
Es indudable que solo pensarlo no era
sufciente. Tampoco era sufciente la circulación
de ideas a través de la opinión pública: la prensa
o el púlpito; había que materializarla, “aterrizar”
su
renovada
presencia en un lugar concreto. En
este aspecto, la Iglesia tenía un recorrido y una
experiencia de larga data, tanto en términos
simbólicos, como en la gestación y administración de
ciudades y territorios rurales. En alianza con las elites
-consumidoras natas de los bienes simbólicos- éstas
recibían a cambio privilegios, autoridad, prestigio y en
muchos casos riquezas. En consecuencia, los proyectos
nacionales
eclesiales debían por fuerza ser altamente
visibles, aunque la mayoría quedaron inconclusos por
falta de apoyo estatal o de feles, por causas políticas, uso
de técnicas constructivas modernas de difícil acceso o
conocimiento (Checa-Artasu, 2014, p.32).
En este contexto, no debemos olvidar que
también las celebraciones centenarias coadyuvaron a
la construcción simbólica (y patriótica) de la nación. Y
lo hicieron desde las capitales que tuvieron el encargo
de exhibir “las pruebas de linaje de la nación” usando
dispositivos que mostraran su progreso económico,
la superioridad cultural, el esplendor monumental,
su moderna infraestructura, las mejoras sanitarias y
el ornamento urbano (Tenorio-Trillo, 2012, p.79). La
Iglesia, sostenemos, no fue ajena a ello. “Su” modernidad,
proclamada a través de los principios de renovación
eclesial, fue objetifcada en los emprendimientos
arquitectónicos, urbanos, monumentos públicos, y
muchos otros gestos espacio-temporales que se llevaron
a cabo durante estas décadas. Eran modernidades o
Figura 1
Manuel Jesús Serrano (fot.), R.P. Julio María Matovelle (al centro) y otros religiosos oblatos, c.1925
Nota:
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Fondo Nacional de Fotografía, colección Manuel Jesús
Serrano, cod.16020, Quito
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La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
formas de modernizar distintas y paralelas a las del
Estado o de los aún débiles municipios (Véase Wittman,
2021, pp.6-37).
Recapitulando, la Constitución del 1869, tras la
frma del Concordato, se enfló con los principios del
citado
Syllabus errorum
. Pavimentó el camino para que
estas nuevas congregaciones, las hermandades francesas
y los jesuitas de retorno, no solo expandiesen sus labores
apostolares, misionales, educativas y de bienestar social,
sino que, a consecuencia de ello, instalasen un destacado
equipamiento en las ciudades donde se posicionaron.
Si en Quito los grandes conventos, iglesias y
colegios coloniales se destacan por su permanencia y
dimensiones comparables con los de Perú y México, no
menos importantes -aunque poco reconocidas- fueron
aquellas construcciones y espacios verdes levantados
y dispuestos como parte de la presencia y trabajo de
estas nuevas congregaciones. Asentada en la loma
de San Juan, la Basílica del Voto Nacional dedicada
al Sagrado Corazón de Jesús, y el gran conjunto
construido alrededor -incluidos parques y plazoletas,
el panteón de presidentes, minas de abastecimiento
cercanas, etc.-, es el mejor ejemplo de estas intensas
transformaciones de la geografía de Quito y del
impacto que tuvo la nueva congregración oblata, en
particular, en la modifcación del mismísimo territorio
y expansión moderna de la urbe. Contemplemos la
representación de ciudad que nos ofrece el artista
francés Ernesto Charton desde la agreste loma de San
Juan, pocos años antes de ser ocupada por la Basílica.
(Fig.2)
Y abajo la loma urbanizada a partir de 1900
(Fig.3).
Figura 2
Ernest Charton, Vista a Quito desde San Juan, 1876-77
Nota:
Colección particular
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Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Sin embargo, su imponente presencia (Fig.4) se
explica debido a que fue concebida en un momento
crucial de la historia de la Iglesia europea en estrecha
relación con América Latina. Su implantación fue
meditada y alimentada a través de una intensa relación
epistolar de casi una década (1886-1895), entre el
creador de la orden nacional oblata – Julio María
Matovelle- y el barón Alejo o Alexis de Sarachaga
(1840-1918),
infuyente ideólogo católico de origen
vasco-ruso. Sarachaga fue director de Instituto de los
Faustos Eucarísticos del Sagrado Corazón de Jesús
en Paray le Monial, Francia, un centro eucarístico
de capital importancia en las relaciones franco-
americanas y el Vaticano.
El Sagrado Corazón de Jesús y la globaliza-
ción de la Iglesia
La relación entre ambos personajes está
justifcada por el culto al Sagrado Corazón de Jesús
(SCJ), devoción inicialmente vinculada con las altas
esferas de poder que se había generalizado desde la
década de 1860. (Ilust.5). Recordemos que Ecuador
fue consagrado al SCJ por GGM en 1873. Casi una
década más tarde, al haberse derrocado al dictador
militar Ignacio de Veintimilla (1828-1908) en 1883,
un miembro del pentavirato -el conservador Luis
Cordero- decidió continuar con las acciones de su
antecesor por pedido del citado Matovelle (1852-
1929). El Voto Nacional y su templo en honor al SCJ
constituirían una acción de gracias a la paz política tras
el derrocamiento del mandatario antedicho y el asesinato
doble: de GGM y del arzobispo José Ignacio Checa y
Barba (1829-1877). Se aprobaría, entonces, la erección
de una
lujosa basílica
en Quito cuya administración y
construcción se encargaría fnalmente -después de 8
años- a la congregación francesa de misiones del SCJ
de Issoudun (Fr.), con la cual el Estado frmó un contrato
para su fábrica.
2
A esta devoción plegaron grupos laicos
organizados alrededor del Apostolado de la Oración o
la lectura del órgano de difusión internacional de gran
circulación
El mensajero del Sagrado Corazón de Jesús
. La
consagración al
género humano
que hiciera después León
XIII en 1899 (encíclica
Annum Sacrum
) legitimó el esfuerzo
de
reparación
y
desagravio
que habían emprendido las
iglesias católicas contra la modernidad laica y liberal.
En este escenario, la
romanización
de la Iglesia y la
resemantización de los símbolos del tradicional SCJ o
el Sagrado Corazón de María (SCM), vigentes desde el
siglo XVII, no sólo supusieron la neo-globalización de
la Iglesia católica misionera europea, sino un acto de
neocolonización y nuevas dependencias de una América
Latina que le abrió las puertas y, como señalamos atrás,
2. Varias congregaciones francesas y belgas ofrecieron su
contingente para establecer una congregación dedicada a la
devoción del Sagrado Corazón; finalmente el convento de San
Quintín mandó algunos religiosos que por diversas razones no
se aclimataron al país.
Figura 3
Parque García Moreno, frente a la Basílica del Corazón de Jesús, en: Severo Gómez Jurado, García Moreno en gráficas
Nota: Quito: s.p.i.
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La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
volvió a confarle espacios sociales muy sensibles como
la educación, la benefcencia social, las misiones en
lugares de alta población indígena, algunas estratégicas
en el cuidado y demarcación de las fronteras.
Parte de la estrategia fue construir exvotos
nacionales de trascendencia, lo que llamaríamos
una arquitectura votiva
reparativa
. De este modo,
el territorio donde se ubicaba el gran exvoto se
sacralizaría y revestiría de nuevos signos de identidad
nacional que se sumaban a aquellas memorias
históricas reservadas. No solo de identidad, argüiría
el presidente ecuatoriano, el progresista Luis Cordero
(1833-1912) por 1892: un templo y sus edifcaciones
aledañas suponían una ganancia para un barrio,
amén del “progreso” de “otra porción de la ciudad”,
hablando de su natal Cuenca.
Y territorialización…
La Basílica del Voto de Quito se implantaría,
además, en una “frontera en expansión”, al decir del
mexicano Tenorio-Trillo. Ya el clásico historiador
del arte, George Kubler (1912-1996), hizo referencia
a la territorialización de la Iglesia desde el punto de
vista arquitectónico en cuanto a las variantes que
el territorio impone a la forma edilicia, así como su
posicionamiento central o periférico que incide en esa
formalización y por extensión en la territorialización
de lo religioso (DaCosta Kaufmann, 2004). Para
poder ubicarla en la loma de San Juan, desde donde
se dominaba la ciudad en su conjunto, la curia
Figura 4
Localización de viviendas tradicionales en las parroquias rurales del cantón Ambato
Figura 5
Pendón del Sagrado Corazón de Jesús (det.), c.1910
Nota: Alexandra Kennedy-Troya (AKT, fot.), 2021
Nota: reserva de arte de la Basílica del Voto Nacional. AKT
(fot.), 2022
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Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
metropolitana había adquirido extensos terrenos
poco urbanizados habitados por indígenas (Kingman
Garcés, 2006) y varias quintas. Su ubicación
respondía al crecimiento longitudinal hacia el norte
de la urbe, un sector en el que se irían reubicando las
familias de poder.
Para la preparación del lugar donde se asentaría
la basílica, se realizaron enormes desbanques de
tierra y se transgredió el orden de la cuadrícula
colonial; su fachada principal, al igual que la del
Sanatorio (actual Hospital Militar) cercano, se orientó
hacia los parques de la Alameda y El Ejido, donde se
proyectaba la ciudad del futuro (del Pino, 2009, p.32).
Limpio el terreno, se construyeron talleres de herrería
y carpintería
in situ
para apoyar la obra y así se inició
el proyecto con la construcción de una capilla detrás
de la basílica dedicada al Sagrado Corazón de María
(SCM, 1892-1909), coincidiendo con su consagración
por parte del episcopado ecuatoriano. Esta capilla se
convertiría luego en la cabecera de la gran basílica. El
padre lazarista Pedro Brüning participó activamente
en su decoración y en la construcción de los retablos.
3
(Fig. 6 y 7)
Como podemos observar en la cartografía
histórica quiteña (Ilust.8a-c), en el plano de Gualberto
Pérez de 1888 no aparece siquiera un terreno demarcado;
en cambio, en el de 1914 de Antonio Gil, se delimita la
imagen completa de la Basílica y la concluida capilla del
Sagrado Corazón de la Virgen. Para entonces el cuerpo
de la Basílica seguía aún en cimientos. El último plano
seleccionado, de 1931, nos revela la situación espacial de
la Basílica en un lugar quicio entre el centro histórico y la
zona de expansión. En la cartografía, el monte Panecillo
hacia el sur, será un demarcador natural entre la ciudad
pobre e industrial y la ciudad del futuro. Este, su cima,
cargada de mitos, ritos y ocupaciones varias, años más
tarde sería -y continúa- siendo administrado por la
misma comunidad oblata, alrededor del cuestionado
monumento de la Virgen de Quito que fnalmente se
construyó en la década de 1970.
Este monumento de grandes proporciones -
El templo mayor mide 100 x 34 mts. y la aguja y los
campanarios 75 y 78 mts. de alto respectivamente-
se asentará, entonces, en un lugar emblemático de
la ciudad en términos de visibilidad, imposición y
3. En Ecuador se destacan dos constructores de obra
religiosa y diseñadores de ornamentación eclesiástica: el
hermano redentorista Juan Bautista Stiehle (Dächingen,
1829-Cuenca, 1899)) quien partiendo de su trabajo en
Cuenca expandiría su labor al sur del país y del continente,
y el lazarista padre Pedro Brüning (1869-1938) quien desde
Quito lo haría hacia el norte. Ambos dedicaron su vida a
edificar y ornamentar decenas de edificios nuevos para la
Iglesia. (Cevallos, 1994; Moscoso Cordero, 2016).
Figura 6
Arq. Emilio Tarlier, Interior de la Capilla del Sagrado
Corazón de María, 1893-1909, decorada por el P. Pedro
Brünning
Figura 7
Detalle de la pintura mural, en: interior de la Capilla del
Sagrado Corazón de María, 1893-1909, decorada por el P.
Pedro Brünning
Nota: Basílica del Voto Nacional, Quito. AKT (fot.), 2023.
Nota: Basílica del Voto Nacional, Quito. AKT (fot.), 2023.
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La basílica del voto nacional
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Figura 8
8a.- Gualberto Pérez, Plano de Quito con los planos de todas sus casas, 1888, Quito; 8b. Gral. Antonio Gil, Plano de la
ciudad de Quito,1914; 8c. Plano de la ciudad de Quito, 1931.
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memoria histórica, relativa cercanía al núcleo
político administrativo en estrecha relación con
los montes circundantes: Pichincha y el citado
Panecillo (Guamán Pulgarín, 2021), y en el quicio
de expansión de la ciudad moderna.
Se trata de una
“avanzada religiosa”, como diría Martín Checa-
Artasu; una acción constructiva, de expansión, de
embellecimiento y de modernización, desde la Iglesia
con el apoyo permanente del Estado ecuatoriano.
Se impone sobre memorias pasadas. Su tamaño y
jerarquía geográfca la colocaría en tercer lugar de
preeminencia en Sudamérica después de Nuestra
Señora de Luján (Arg) (Ilust. 9) y Nuestra Señora de la
Aparecida (Br.) (Checa-Artasu, 2013, p.6).
Este territorio se irá defniendo como un
espacio controlado jurisdiccional y políticamente
por la Iglesia debido a que el lugar/los lugares serán
paulatinamente recorridos y practicados por los
propios ciudadanos (De Certeau, 2007).
Como parte
de este transitar, en 1892 -el mismo año en el que el
Congreso autorizaba la construcción de una Virgen en
la cima del Panecillo- se organizó una gran procesión
hacia el lugar. Era un gesto público estratégicamente
organizado por las élites conservadoras entonces
en crisis. Estábamos a puertas de la Revolución
Liberal de 1895. La nación católica entera estaba
personifcada: poderes eclesiásticos y civiles,
colegios, institutos, congregaciones artesanas,
representantes de las órdenes religiosas de siempre,
de los seminarios mayor y menor, el clero secular
y el Cabildo Metropolitano. En fn, la lista es larga.
Remontarían la re-bautizada por Matovelle “colina
santa” de San Juan. Se colocaría la primera piedra y
se sellaría el voto doble a los santísimos corazones
de Jesús y la Virgen. Este acto simbólico suponía la
consagración (y sacralización) del Ecuador (y del
Nota: Editorial Chimborazo.
Figura 9
Arq. Ulrico Courtois, 1890-1935, Basílica de Nuestra Señora
de Luján en construcción, prov.de Buenos Aires.
Nota:
Archivo General de la Nación, Buenos Aires, c.1915
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La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
lugar en particular). “Esta primera piedra… es la
verdadera constitución de la República, sobre la cual
se afrmarán el orden y la paz en adelante”, sentenció
el citado Matovelle
4
.
Lo veremos [al templo] elevarse lentamente
de la tierra, y luego ostentar en el azul del
frmamento las góticas agujas de sus torres.
Enseguida admiraremos a la gloria del
Señor entrando majestuosa en el santuario y
llenándole con las magnifcencias inefables del
Altísimo. Veremos también brotando debajo
de los umbrales de este templo ríos de paz, de
dicha y prosperidad para este pueblo
5
.
Así concluía el discurso de su mentor. La paz
política era el centro de las rogativas. Adicionalmente,
reconocía la pobreza para hacerlo y la necesidad
del apoyo del Estado y de cuantiosas limosnas,
óbolos que, aunque insufcientes no se hicieron
esperar. Además de ello, no debemos olvidar que el
determinismo geográfco decimonónico tuvo impacto
en pensadores americanos y muchos lo relacionaron
con la moral, otros con el desarrollo de las ciencias
(Capello, 2011). “El aspecto material de la República
[del Ecuador] -decía Matovelle- era una imagen fel de
sus destinos morales” (citado en Hidalgo Nistri, 2013,
p.137). A pesar de su pequeñez territorial, argüía, era
“grande por su posición geográfca y más grande por
su fe…”
6
.
Un año después, en 1893, bajo el mando de
Plácido Caamaño (1837-1900), el gobierno llegó a
emitir un monto de 12.000 pesos “para llevar a cima
esa fábrica”.
Estrategias de expansión del catolicismo
francés
La Iglesia trabajaba en varios frentes. Lo que
hemos visto líneas atrás se relaciona al ámbito nacional,
sin embargo, la correspondencia ininterrumpida durante
casi una década, entre Matovelle y Sarachaga nos brinda
importantes pistas sobre lo que signifcaría la Iglesia
ecuatoriana en términos de estrategia geopolítica, para
la Iglesia global, así como para su “faro de irradiación”, la
Basílica de Quito.
4. “Basílica del Voto nacional al Santísimo Corazón de Jesús
y Sagrado Corazón de María. Hechos notables.”, Quito, 10 de
julio de 1892
5. “Basílica del Voto nacional al Santísimo Corazón de Jesús,
Quito, 10 de julio de 1892.
6. “Breves apuntes de la Basílica Nacional”, Quito, c.1892.
En este contexto no deja de ser interesante la pugna en 1911
por hacer del Panecillo un cerro para mostrar la presencia
científica de la II Misión Geodésica Francesa que habría
colocado una estación de medición sobre él, o seguir con
la idea del arzobispo González Suárez de reemplazarla por
una iglesia que sobre mirara la ciudad. Ante las protestas
de la Sociedad Geográfica de Quito, González Suárez,
también arqueólogo, retiró su propuesta, destruyó los
cimientos de la nueva iglesia y prometió construir una
pirámide conmemorativa en su lugar. (Ver Capello, 2011,
pp.41-42). La Basílica aún en cimientos seguía pendiente.
Sin embargo, este freno para un nuevo hito que expresaba el
expansionismo de la Iglesia duró poco, en la década de 1970
se erigió la Virgen de Quito sobre El Panecillo. Los cerros
y lomas más próximos a Quito fueron finalmente tomados
por la misma Iglesia.
Figura 10
Le Baron Alexis de Sarachaga, fondateur du Hiéron, princi-
pios S.XX; Ilust.10b Manuel Jesús Serrano (fot.), Julio María
Matovelle, 1920
Nota:
INPC, Fondo Nacional de Fotografía, colección
Manuel Jesús Serrano, cod. 12765.
12
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Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
El barón Alexis de Sarachaga (Ilust.10a) habría
conocido al jesuita Víctor Drevon en 1873 y plegó
tanto a sus ideas sobre un mundo católico integral,
7
como a la necesidad de crear museos dedicados a la
Eucaristía. Conocía de memoria -como parte de la
cúpula del catolicismo europeo de la Iglesia francesa
en particular- los antecedentes del ecuatoriano
GGM y su proyecto de nación católica. Así, Matovelle
(Ilust.10b), fel seguidor garciano, fue seducido por
Sarachaga para fungir de líder en el relacionamiento
de las naciones con el “reinado social de Jesucristo
Hostia en el Nuevo Continente” y de este modo
“asegurar[ía] la Unión hispanoamericana mediante
el Sagrado Corazón”. “Nosotros miramos al Ecuador
-insistía Sarachaga en noviembre de 1886- como el
núcleo providencial del cual deben surgir los
Estados
Unidos del Sagrado Corazón
” (Fig.11).
8
Se trataba de
un
pacto social
que diera respuesta al
contrato social
revolucionario masónico de 1789
y otros posteriores
9
.
Este “Pacto de Quito” que prometía fdelidad total al
Papa, confrmaría el envío de misioneros del Sagrado
Corazón de Issoudun al Ecuador. La creación de una
congregación en Ecuador, los oblatos del Sagrado
Corazón, se convertiría, a su vez, en la fuerza de
resistencia necesaria para mantener dicho
Pacto.
León XIII veía en ello un acto de “vasallaje” al que sin
duda apoyaba.
10
Paralelamente, el arzobispo de Quito -José
Ignacio Ordóñez (1829-1893)- negociaba en Roma con
el mismo León XIII y posteriormente con el padre Julio
Chevalier, superior general, la venida de los misioneros
de Issoudum, cosa que se concretó en febrero de 1887.
Una vez en Quito, los misioneros empezaron la gran obra
de aplanar el terreno a mano, usando una fuerza laboral
de bajo coste y otra cuya remuneración se contabilizaría
en un retorno de carácter simbólico. Entonces el
arquitecto francés Emilio Tarlier (Fig.12) trazó y envió
desde Francia los planos defnitivos de capilla y basílica;
el proceso constructivo inicial estaría en manos de un
ingeniero de minas: Mr. Beer
11
.
7. Poulat denominó “intransigencia integral” a la posición
adoptada por León XIII en la encíclica
Rerum novarum
(1891)
y “constituyó un proyecto para permear la totalidad de las
instituciones sociales con el pensamiento católico” (Beltrán,
2013, p.43). Sarachaga conocía y seguía estos mismos
propósitos; era, diríamos coloquialmente, “más papista que
el Papa”.
8. Las cartas originales en francés se hallan en APPOO/Q,
en la sección
Documentos enviados al P. Matovelle
, vol.1.;
la traducción al castellano que hiciera Matovelle de las
mismas se encuentra en
Cartas al P. Matovelle
, Serie A, #2,
del mismo archivo. Agradezco la generosidad del P. Ernesto
León, Superior de la congregación oblata del Ecuador por
haberme permitido revisar su archivo y biblioteca. Véase
las cartas del barón al padre Matovelle, del 1 de junio y del
1 de noviembre de 1886. Las negritas son originales, las
hemos transcrito en cursivas.
9. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre
Matovelle”, Paray, 21 de enero de 1887
10. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre
Matovelle”, Paray, 23 de marzo de 1888. Los congresos
eucarísticos de Quito, Cuenca y de varias ciudades
francesas, Lille, Loiguen, Lieja, Frisburgo, Tolosa, y otras,
suponían para el Papa un gran acto de fidelidad a la cabeza
máxima de la Iglesia. Las relaciones entre Francia y Ecuador
fueron continuamente celebradas por él.
11. “Basílica del Voto nacional al Santísimo Corazón de Jesús y
Sagrado Corazón de María. Hechos notables.”, Quito, 10 de julio
de 1892. No hemos descubierto aún quién fue ni cómo se conectó
al proyecto el Ing. Beer, ni siquiera si efectivamente intervino, o
si solo lo hizo en la etapa de colocación de cimientos.
Figura 11
Capilla del Sagrado Corazón de Jesús con la obra emblemá-
tica del Sagrado Corazón de Jesús de Rafael Salas (1874),
convento oblato
Nota:
Basílica del Voto Nacional. Karina Rivera (fot.),
2023.
13
La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
Pasaron años hasta colocar la primera piedra
en 1891. Ordoñez expuso en varias ocasiones el peligro
que suponía una estructura gótica de esta magnitud,
“a causa de los continuos y fuertes temblores de
tierra”, decía, haciéndose eco de los comentarios
vertidos en expedientes ofciales por los alemanes, el
arquitecto alemán Francisco Schmidt (1821-1900) y el
científco y astrónomo Juan Bautista Menten (1838-
1900), ambos radicados en Quito. Había solicitado
nuevas propuestas. “Estamos trabajando otro del
orden romano -clásico-, además he escrito, decía el
12. “Comunicación del arzobispo de Quito al padre Julio M.
Matovelle”, Quito, 9 de noviembre de 1889.
13. “Comunicación del arzobispo de Quito al padre Julio M.
Matovelle”, Quito, c.1892.
14. “Documentos originales del padre Matovelle”, Quito, mayo
de 1899.
15. “Comunicación del arzobispo de Quito al padre Julio M.
Matovelle”, Quito, 1892.
16. “Cartas de Matovelle al padre Adolfo Corral”, Quito, 18 de
mayo de 1892 y 13 de julio de 1892
17. “Breves apuntes sobre la Basílica del Ecuador…”, 1889-1958,
p.6.
arzobispo, al P. Chevalier que me envíe uno de este mismo
orden; o si él quisiese el mismo gótico, lo he pedido que
me envíe para ejecutarlo, un hábil arquitecto”
12
.
Finalmente, después de muchas idas y vueltas,
Chevalier rompió el contrato. “Creo que Dios pide
nuestros propios esfuerzos, sin intervención de ninguna
comunidad extranjera, cosa aprobada por el Papa”,
manifestó Ordoñez. La falta de profesionales en el medio
le llevó al Papa a pensar en establecer una universidad
en Quito para contribuir en la formación de cuadros que
pudiesen enfrentar la construcción de esta iglesia en
particular. Se le comunicó a Matovelle que el “Papa ofrece
su infuencia para la adquisición de profesores europeos
de alto renombre y algunos fondos”
13
. Su aspiración
quedó en el papel.
Ordoñez había encargado la gran obra basilical
y su convento aledaño en mayo de 1889 a los oblatos, la
nueva congregación ecuatoriana creada y liderada por
el citado Matovelle. Para su fnanciamiento inicial se les
adjudicó las haciendas de Mulaló y anexos en la provincia
de León (hoy Cotopaxi), donadas por la señora Dolores
Alvarez a la Curia
14
.
Recién a inicios de 1892 se colocaron los cimientos
de la Capilla de la Virgen, considerada como la cabecera
de la Basílica
15
.
(Fig.13) La celebración había sido
“espléndida, esplendísima; pocas veces he visto función
más hermosa”, comentaba entusiasmado Matovelle al
superior mercedario, padre Adolfo Corral
16
.
Sin embargo, por la permanente falta de fondos,
los trabajos de ambas obras iban lentamente con apoyo
fnanciero mediado por la Curia. El nuevo arzobispo
Pedro Rafael González Calisto (1839-1904) contrató
a quien había trabajado varias obras para el Estado,
el citado Schmidt. Este derrocó toda la cimentación
realizada hasta la fecha por considerarla imperfecta;
sobre la nueva levantó los muros hasta la altura de las
ventanas
17
.
Figura 12
Arq. Emilio Tarlier, Plano original de la fachada de la
Basílica, 189?, biblioteca general, convento oblato
Nota:
Basílica del Voto Nacional. AKT (fot). 2023
14
Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Como dijimos, el 13 de julio de 1892 se
iniciaría la obra
,
mientras estas continuaban,
Matovelle y Sarachaga seguían escribiéndose
ininterrumpidamente sobre el
Pacto de Quito.
Este utópico proyecto pretendía incorporar
personalidades de la política ecuatoriana, el
presidente católico Plácido Caamaño, cofradías que
se crearían con los mejores artesanos, abogados y
magistrados, jefes y comandantes del Ejército, León
XIII; Caamaño encabezaría dicho
Pacto Salvador
.
18
Un asunto central a las maniobras urdidas por ambos
personajes fue siempre la construcción de “la Basílica
nueva de la Nación”.
19
Las basílicas nacionales erigidas al Sagrado
Corazón de Jesús deben cumplir los actos
de vasallaje al Reinado Social del SCJ pues
la cristiandad se ha convertido en un campo
de batalla- Jesucristo ¡Yo reinaré! -exclamaba
Sarachaga en sus comunicaciones
20
. (Fig.14)
Figura 13
Planta redibujada de la Basílica del Voto Nacional,
incluye la Capilla del Sagrado Corazón de María en amarillo.
Nota: Autor desconocido
18. Cartas del 27 de abril y 22 de agosto de 1887, en: Cartas
al P. Matovelle. Explicaba Sarachaga que las 3 cofradías
cumplían funciones diversas: la de artesanos para “arrancar
el poder cesáreo de manos de Roma pagana”, el de los
magistrados y abogados para “combatir el poder feudal” y el
tercero para “luchar contra el Oriente armado contra Roma
cristiana” en manos de comandantes del Ejército Mayor.
20. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre Matovelle”,
Paray 23 de marzo de 1888.
19. Cabe recordar que Pío IX por 1850 había lanzado
una campaña sin precedentes para la modernización
de la infraestructura de la Ciudad Eterna que cambió
sustancialmente su aspecto; incluyó un sistema de gas para
iluminación de la ciudad, encargó una serie de puentes de
suspensión de acero sobre el Tíber, nuevas calles y plazas,
apoyó, entre otros, emprendimientos económicos como
la fábrica de Tabaco del Trastévere o la vivienda social de
obreros. Esto dice mucho del tipo de modernidad a la que se
aspiraba en estos sectores, y el impacto que habrán tenido
estas obras mayores en los católicos modernos europeos y
americanos (Ver Wittman, 2021, p.19).
Figura 14
José A. Ron, Cristo Rey y el Sagrado Corazón de Jesús (det.),
1935
Nota:
Óleo sobre lienzo, recoleta mercedaria de El Tejar,
Quito.
15
La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
22. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre
Matovelle”, Paray, 16 de julio de 1888.
23. “Carta al padre Matovelle”, Paray, 7 de enero de 1893
24. Fantaseaba con instalar un edificio “donde todos los
genios de América depositarían un modelo de sus Obras
Maestras, dándoles en contra [a favor] un timbre especial
comunicándoles ciertas ventajas para la difusión y
exportación de los productos…”. Está por demás enfatizar
en que Sarachaga no desconocía la necesidad de traducir
la fe y la producción en objetos de lucro que coadyuvace a
subsanar la pobreza de los sectores vulnerables del Ecuador.
Su ojo y el de Matovelle estaban puestos en la población
artesana y obrera
25. Matovelle en una carta anterior le había pedido auxilio
para que las fuerzas religiosas de Francia ayudasen al
Ecuador. Sarachaga sugirió que se embarcasen dos oblatos
ecuatorianos para tomar posesión de la Ermita de Nuestra
Señora de Romay, a 2 Km. de Paray le Monial: “absolutamente
abandonada -le decía- pero que siguiendo mis estudios
hechos sobre ella es el punto más célebre no solo del país,
sino de toda la historia de los tiempos pasados del Mundo
Antiguo”. Había sido habitada entre los siglos X y XVI por
ermitaños benedictinos y quedaba “una fuente milagrosa…
presa en su sótano, y … piscinas tan fuertes… como las de
Lourdes. (“Comunicación del barón de Sarachaga al padre
Matovelle”, Paray, 27 de enero de 1895)
26. Restauración fue la reanudación de un continuum
providencial de la historia mundial después de una aberrante
ruptura. “En una manera fue histórica en sentido moderno por
el manifiesto de una continuidad de la práctica institucional que
no necesitaba de la fe para ser percibida, buscaban objetividad…
Era, dice el investigador estadounidense Wittman, un nuevo
sentido del pasado en términos modernos. La traducción es
nuestra. (Wittman, 2021, p.23).
27. J. L. Mera, (1887).
Observaciones sobre la situación actual del
Ecuador.
21. “Comunicación del barón de Sarachaga al padre
Matovelle”, Paray, 31 de mayo de 1889
Nótese que la Basílica de Quito quedaría
como “custodia del Pacto jurado, en nombre de
toda la América del Sur, con el Sagrado Corazón; al
mismo tiempo que el
faro
… [hacia] el cual Europa
entera fja[ría] la vista como polo de atracción para la
Cristiandad del Universo”
21
.
Una agenda de mayor alcance subyace
su discurso. Se pretendía “someter” y unifcar
territorios perdidos durante la colonización española
y portuguesa y por ello el Reinado Social debía ser
transatlántico
22
.
Una de las tareas inmediatas, era la
de luchar a brazo partido contra la celebración del
Centenario Internacional de la Revolución Francesa
23
,
causa de todos los males y
errores modernos
, según
los católicos ultramontanos. A contramano, la Iglesia
realizaría una gran campaña de auspicio y apoyo
al Centenario del Descubrimiento de América,
celebración que estratégicamente la acercaba al
continente objeto del deseo. La gran imaginación
de Sarachaga le llevó a soñar con la creación de
un Templo-Palacio Pan-Americano llamado el
“Panamericaneum”, consagrado a Cristo-Reinante y
Colón.
24
Al paso de los años y la consolidación de
su amistad, ya con la Revolución Liberal de 1895 a
puertas, Sarachaga propuso al líder oblato nuevas
ideas para “proteger” al Ecuador y benefciar a la
misma Francia.
25
Una de las que llama la atención es
la de formar -cerca de Paray- una pequeña
ciudad-obrera
(cité ouvriere) dirigida por el mismo Matovelle donde se
agruparían los futuros misioneros; le ofrecía “
el Edifcio y
las colecciones el Hierou
[…] con un capital garantizado de
200.000 francos
para guardar
el Hierou como propiedad
privada de la República del Ecuador”
. Además, proponía
la creación de un museo de artes y ofcios (Musée
d´Arts et Mettiers) como lugar de enseñanza para los
obreros “destinados a la República del Ecuador y demás
Repúblicas, reconociendo el Reinado Social del Sagrado
Corazón”. Esto aseguraría la exportación continua de
obreros católicos franceses para generar profesionales
en los ofcios de sostén a la industria del pequeño país
sudamericano, principios altamente “modernos”. Este
giro de la Iglesia estaba alineado con la
Restauración
26
realizada por el mismo Pío IX desde 1850 para Roma.
“La patria está enferma”
Durante esta década de correspondencia entre
Matovelle y Sarachaga, la situación de la Iglesia y
de la sociedad se iban tornando críticas. “La patria
está enferma, muy enferma”, declaraba en 1887 el
pensador conservador Juan León Mera (1832-1894).
El falso brillo de las
ideas modernas
había seducido
a los jóvenes haciéndoles perder el norte; no existía
una colectividad católica organizada, ni un periódico
conservador que defendiese la causa de los ciudadanos
conservadores, el maltrato permanente a los indígenas
era insostenible, añadía y, celebraba la
transfusión de
sangre
extranjera a través de la importación de curas y
monjas europeos (Mera, 1887).
27
Mera parece expresar
claramente lo que sentían los sectores conservadores
progresistas. Sin embargo, la pobreza del mismo Estado
era un impedimento permanente para una actuación
sostenida de estas congregaciones. Por ello, el elevado
costo de la obra de la Basílica que exigía erogaciones
importantes desde el Estado y la entrega de la obra a
una joven congregación, habían supuesto constantes
interrupciones de la misma. (Fig.15)
16
Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Invertir en lo sagrado
Un fortuito encuentro se dio entre el obispo
quiteño Gonzalez Calisto y Matovelle en Lima: en
aquel le anunció su deseo de que retomase a liderar
la construcción de la Basílica. Volvió Matovelle
del destierro. Con la Revolución Liberal, se había
concluido la alianza tejida entre Sarachaga y
Matovelle. La construcción se reanudó recién en
1903, bajo el liderazgo del padre Virgilio Maldonado,
también oblato. No se contaba con un centavo; las
limosnas de feles marcaban el ritmo del proceso
constructivo. Menesterosos, mendigos, viudas,
huérfanos, jornaleros, artesanos, ricos, y las órdenes
religiosas, fueron los que aportaron centavo a centavo,
con dinero, trabajo o materiales, según señalan las
crónicas halladas en el archivo oblato de Quito. Las
“inversiones en lo sagrado” eran cruciales para una
Iglesia entonces “acosada” por los gobiernos liberales.
Las inversiones económicas, políticas y
sociales debían ser permanentes para sostener el
proyecto católico-conservador. Estas “inversiones” en lo
sagrado, comentan Di Stefano y Maldavky, nos llevan a
refexionar
sobre la operatividad territorial de la intervención
de…[los] actores en el ámbito religioso en una de
sus dimensiones más concretas: el dinero y la
materialidad de las instituciones religiosas […]
También pone de relieve la actuación de laicos
en la construcción de espacios atravesados y
enmarcados por la jurisdicción religiosa, animada
de objetivos múltiples
(
Di Stefano y Maldavsky
comps., 2018, p.22)
.
Los actores sociales involucrados compartirían
la búsqueda de seguridad y eternidad, tanto en la Tierra
como en el Cielo, asegurando sus bienes, así como su
alma. Los autores citados añaden que estas “inversiones
estructuran territorios en términos de poder, de control
económico y de devoción”
(
Di Stefano y Maldavsky
comps., 2018, p.26).
Suscribimos sus palabras. Sin
Figura 15
Talleres de picapedrerería en la Basílica del Voto, c.1968-1970
Nota:
Fotógrafo no identificado, Archivo de los Padres Oblatos, Quito (APPOO/Q)
17
La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
embargo, habría que comprender desde donde
venían estos fnanciamientos, qué claves las movían.
Como ya mencionamos,
reparación
y
desagravio
son dos vocablos frecuentemente utilizados en la
literatura de la época para justifcar la erección de
estos templos votivos monumentales que en cierta
medida negaban la fuerte presencia de la arquitectura
eclesial colonial. Ambos hacen referencia a los
nuevos comportamientos de una sociedad en plena
secularización y formas de consumo distintas. Esta,
como otras edifcaciones similares en América Latina,
debían convertirse en escudo de protección nacional
contra los “males” modernos y, no olvidemos, las
guerras civiles.
La erección de un templo al SCJ en la capital,
implicaba para el ciudadano católico un voto nacional
por la paz política y la reconciliación entre los
partidos en pugna. Fue concebida por una militancia
masculina que afrmó el rol político de este símbolo,
rol que también se convertiría en cívico (Henríquez,
1996, p.120).
Al consagrar a la nación, la ciudad y la
sociedad, se entronizaba esta imagen y se la reconocía
como Rey del hogar, de la familia. Era parte, además,
de las acciones de una iglesia universal refrendada en
el Papado, como señalamos al inicio de este ensayo.
El Neogótico en función de la política
La elección del estilo neogótico era parte del
lenguaje con que la Iglesia global se expresaba a
modo de retorno a un medioevo ejemplar; constituía
también un plegar a las corrientes europeas de
rescate nacionalista. Por ello, la exportación de
planos para edifcaciones o esbozos de monumentos
públicos desde Europa hacia América Latina,
estaban a la orden del día. La profesionalización de
ingenieros y arquitectos estaba aún lejos de ocurrir
en lugares como el Ecuador (Ordóñez, 2019; Castillo
y Pazmiño, 2024).
La Iglesia en términos generales
confaba sus obras a los propios religiosos, la mayoría
llegados a Ecuador a través del ingreso de nuevas
congregaciones religiosas y, por ende, formados
fuera. En buena parte, también las obras escultóricas,
pictóricas o el mobiliario, religiosos, amén de la
vestimenta, eran importados vía catálogos lujosos y
facilidades arancelarias (Kennedy-Troya y Fernández
Salvador, 2023). (Fig.16)
Entonces, la basílica neogótica de Quito
Figura 16
Portada y página interior del
[Catálogo de la] Compañía
Española de Artículos Religiosos
Nota:
Valencia: s.p.i., c.1950, APPOO/Q.
18
Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
(const.1903-1988), fuertemente inspirada en la
magnífca iglesia gótica de Bourges (Fr.), fue diseñada
por el citado arquitecto francés Emilio Tarlier entre
1890 y 1896 (Fig.17). Tarlier nunca conoció Quito
y por ello en el camino se tuvo que ir adaptando la
propuesta, asunto que quedó en manos de varios
arquitectos, ingenieros y constructores extranjeros
radicados en Quito: Francisco Schmidt (1892-1902),
el padre lazarista belga, arquitecto arquidiocesano,
Pedro Brüning (1902-1936),
28
el arquitecto italiano
Francisco Durini (1935-1945), entre otros.
Alejado de la obra por su avanzada edad,
28. Desconocemos qué sucedió entre 1920 y 1935; al parecer
la obra volvió a ralentizarse por falta de apoyo y fondos.
Quizás Brüning siguió dirigiéndola de manera gratuita
y lejana ya que se menciona su reemplazo a su muerte en
1936. Algún interesado de entonces destacaba el buen
trabajo técnico de Brünning y añadía que fue él “quien salvó
el Santuario del Quinche: tenía todos los pecados artísticos,
y él con gran habilidad salvó esos inconvenientes”.
(“Comunicación de José Lisandro Reyes al padre Miguel
Medina”, Latacunga, 14 de noviembre de 1935).
29. Este destacado arquitecto aún no ha sido estudiado a
profundidad. Se conoce que diseñó y edificó la Universidad
Central del Ecuador sobre los predios de los jesuitas, actual
Centro Cultural Metropolitano; también realizó la primitiva
Universidad del Azuay (Universidad de Cuenca), actual Corte
Superior de Justicia, en el Parque Calderón de Cuenca.
30. “Informe del arquitecto Pedro Brünning desde el Seminario
Mayor de San José de Quito al Dr. Carlos María de la Torre”,
Quito, 15 de septiembre de 1935; “Comunicación-informe de los
arquitectos Francisco Espinosa y Francisco Durini al presidente
de la Junta Promotora Dr. Carlos María de la Torre”, Quito, 12 de
diciembre de 1935.
aunque aún dispuesto a sobremirarla, Brüning, en enero
de 1938, dos meses antes de morir, aseguraba haber visto
los cimientos aún sin concluir e insistía, al igual que los
otros dos arquitectos consultados -Durini y el quiteño
Francisco Espinosa Acevedo
29
- que “el actual arquitecto”
(¿?) iba por buen camino; aunque en una comunicación
anterior había sido enfático en señalar que no había
concordancia entre los planos originales. Lo propio
comentaron los citados Durini y Espinosa, aunque
discrepaban sobre cuales aspectos debían seguirse y
cuáles modifcarse
30
.
La Junta Promotora siguió con su labor, la de
Figura 17
Fotomontaje de la propuesta original de la fachada de Tarlier y la Basílica tal como terminó en la década de 1980
Nota:
Realización de Fabián Guamán, 2021.
19
La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
31. Panchieri construyó varias obras para los salesianos
en Quito y fuera de la ciudad. En 1900 trabajó el instituto
Don Bosco e hizo la capilla de María Auxiliadora;
impulsó las obras para dotar de agua potable al barrio La
Tola desde el Itchimbia; también las de la luz eléctrica;
construyó una central eléctrica con la captación de aguas
de río Machángara. Y organizó uno de los primeros barrios
católicos de la ciudad, La Tola (Ochoa y Miranda, 2022).
32. Panchieri construyó varias obras para los salesianos
en Quito y fuera de la ciudad. En 1900 trabajó el instituto
Don Bosco e hizo la capilla de María Auxiliadora;
impulsó las obras para dotar de agua potable al barrio La
Tola desde el Itchimbia; también las de la luz eléctrica;
construyó una central eléctrica con la captación de aguas
de río Machángara. Y organizó uno de los primeros barrios
católicos de la ciudad, La Tola (Ochoa y Miranda, 2022).
33. “Carta del padre Virgilio Nieto al padre Miguel
Medina, superior de los oblatos”, Sigchos, 7 de noviembre
de 1938; Idem., Sigchos, 30 de noviembre de 1938. Estas
comunicaciones resultan muy interesantes por las
propuestas que hace para usar materiales de los alrededores
de Ambato, más livianos y menos costosos, transportables
vía el ferrocarril.
34. “Comunicación del arquitecto Francisco Durini al
superior de los oblatos, padre Miguel Medina”, Quito, 3 de
noviembre de 1939.
35. “Comunicación del obispo de Ibarra, César Antonio al
padre Miguel Medina, superior de los oblatos”, Ibarra, 25 de
septiembre de 1942.
36. “Comunicación del padre Miguel Medina al padre Benjamín
Aguilar”, Quito, 12 de mayo de 1938
37. “Carta del Ingeniero Víctor A. Navarro G. al padre Miguel
Medina, director de la construcción de la Basílica”, Quito, 25 de
abril de 1951
38. “Carta desde el arzobispado de Quito al Sr. Ernesto de la
Orden Miracle en Madrid”, Quito, abril de 1951
levantar donativos y limosnas necesarias para
terminar la obra. La nueva campaña no dio los
resultados esperados y se empezaron a vender y
arrendar los terrenos aledaños a la Basílica, una
larga lista de interesados quienes entre 1938 y 1940
concretaron sus ofertas
31
.
Tras la muerte de Brüning en marzo de 1938,
muchos constructores o arquitectos nacionales se
ofrecieron a suplantarlo. Uno de ellos fue el padre
Virgilio Nieto, ambateño, quien decía haber puesto
reparos a los planos de Brüning pues no era de su
“Escuela”; que tenía experiencia al haber trabajado
la iglesia matriz de Ambato bajo la guía del coadjutor
salesiano Jacinto Panchieri (1857-1947), conocido
constructor italiano también radicado en Quito.
32
En su comunicación insinúa que tiene el derecho
de hacerlo
por ser religioso
,
33
También se ofreció
Francisco Durini aunque conocemos que éste había
tenido algún problema con los mismos oblatos
34
.
Ambas solicitudes fueron desestimadas y se contrató
a un ingeniero (¿Víctor A.?) Navarro quien al parecer
permaneció en la obra unos tres o cuatro años
35
.
Sin embargo, los argumentos tanto de la Iglesia
como del Estado para comprometer la permanente
ayuda de los ecuatorianos empezó a ser percibida ya
desde los años 30 del siglo XX, como estrategias del
centralismo quiteño. El malestar se hizo sentir desde la
misma comunidad oblata. Un caso interesante es el del
superior de los oblatos de Cuenca, el padre Benjamín
Aguilar, quien en 1938 acusaba al padre Miguel Medina,
superior oblato de Quito, de que, con el pretexto de
terminar la Basílica, “todo el dinero de fundos, legados y
limosnas se concentra en Quito…”
36
.
Los trabajos se volvieron a suspender en 1948
por mandato de la Junta. Las razones seguían siendo
las mismas: la falta de recursos y los cuestionamientos
sobre la magnitud de la obra señalada por los planos
originales y el temor a que un terremoto la destrozase
37
.
Esta necesidad de suspenderla fue ratifcada al año
siguiente por el reconocido arquitecto urbanista francés
con proyectos en varios continentes, el profesor Jacques-
Henri Lambert (París, 1890-Caracas, 1960) quien a su
paso por Quito sugirió que se abandonase el estilo gótico
y se llamase a un concurso de ideas para terminarla,
eso sí, manteniendo los elementos existentes
38
. (Ilust.
18) Lambert creía a pie juntillas en la capacidad de la
ciudad y sus elementos de transformarse continuamente
y adaptarse a las nuevas circunstancias (Pavez, 2005).
Es
posible que, para él, y en aquellos momentos de posguerra,
crisis mundial y sustanciales transformaciones en los
lenguajes arquitectónicos, una edifcación neogótica de
este calibre fuese un verdadero despropósito.
Conclusiones
A partir del último tercio del siglo XIX, el
denominado
Revival
católico europeo, especialmente el
francés, propondrá una serie de estrategias para expandir
su poder e infuencia en el continente americano; Ecuador
se convierte en una nación central para sus propósitos,
tal como hemos señalado en el texto. La Basílica supuso
el
faro
, una guía de carácter transatlántico. Exteriorizó
la voluntad de irradiar el nuevo catolicismo a nivel
nacional e incluso “iluminar” a quienes arribaran al país
provenientes del exterior.
39
39. Para Matovelle, la basílica quiteña, además, se convertiría
en el faro que iluminaría desde el Pichincha a todos aquellos
extranjeros que arribasen a las costas pacíficas ecuatorianas
después de cruzar el recientemente inaugurado canal de
Panamá (¡!) (Citado por Guaman Pulgarín, 2021, p.72).
20
Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Figura 18
Fotógrafo no identificado, Basílica en construcción, 1960’s
Nota:
APPOO/Q.
A estas alturas del partido el lector se
preguntará sobre la persistencia del proyecto que
seguiría construyéndose intermitentemente hasta
fnes de los años 80 del siglo XX. Parece estar claro que
estas irregularidades en los tiempos de construcción
no solo estuvieron vinculados a la falta de fondos, sino,
al ejercicio del poder católico-conservador desde el
gobierno de turno. Este monumento votivo tildado en
los documentos consultados como “nacional”, supuso
un símbolo -resemantizado a lo largo de los años- de
la voluntad de los católicos por ver plasmada una
obra que se equipararía con el deseo de saberse parte
de la “nación católica”.
En consecuencia, La Basílica del Voto, la capilla
testera de la Virgen, el conjunto edilicio y paisajístico,
los parques y las plazas aledañas, constituyen lugares
de la memoria, de la memoria del poder católico-
conservador compartido entre la Iglesia, el Estado y
los mismos sujetos sociales que contribuyeron para
ello, así como los que habitaron el lugar y aún lo
hacen.
Este espíritu de lo nacional se manifesta desde
1884, en un decreto emitido este año: se advertía
que los materiales usados para la Basílica debían ser
preferentemente materiales del país; las pinturas y
esculturas ejecutadas por artistas locales. Durante
los largos años que duraría la construcción, en
interiores y exteriores de la iglesia, se aditamentó
múltiples complementos que volvían a insistir sobre
este lugar como un espacio de expresión “nacional”.
Por citar las más visibles: se dedicaron 20-24 capillas
laterales a las advocaciones marianas más destacadas
correspondientes a las diferentes provincias del Ecuador;
orquídeas endémicas en el rosetón principal; los vitrales
laterales muestran personajes de la política religiosa
ecuatoriana; en los exteriores a la Basílica se construyó
un panteón nacional para los jefes de Estado.
40
40. Hasta la fecha se encuentran enterrados 4 mandatarios
conservadores: Andrés F. Cordova (1892-1983), Camilo
Ponce Enríquez (1912-1976), Mariano Suárez
Veintimilla (1897-1980), Antonio Flores Jijón (1833-1915).
21
La basílica del voto nacional
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
Los materiales fueron cambiando, del uso de la
piedra para los cimientos y una pequeña parte de los
muros, a la utilización de hormigón armado recubierto
de piedra para continuar con el aspecto neogótico.
Complementos más tardíos como las gárgolas que
reproducen “los especímenes más curiosos de la
fauna ecuatoriana” y pináculos, antepechos calados,
fueron prefabricados con cemento colado en moldes;
también se redujo la altura de las torres campanario
en la fachada debido a la capacidad de carga del suelo
(Ortiz Crespo, 2004).
Este ejemplo resulta uno de los tantos nodos
urbanos confgurados material y simbólicamente
alrededor de un conjunto que la Iglesia católica
renovada implantó en la ciudad capital moderna en
plena expansión. Como tal, resulta imprescindible
ampliar los estudios en referencia a este fenómeno
que para Ecuador se advierte entre 1870 y la década de
1930, fenómeno que no es privativo de la capital, sino
que se manifesta en varias urbes tanto ecuatorianas
como latinoamericanas.
41
Estas presencias religiosas en la urbe -tanto
de templos o lugares de piedad, como de conventos
y monasterios, conjuntos para la benefcencia social
o barrios obreros iniciados y/u operados por la
Iglesia- suponen formas paralelas a las del Estado o
el sector privado, de construir la ciudad moderna y
deben ser reconocidas no solo por los investigadores
de campos diversos, sino por quienes trabajan en la
gestión patrimonial y turística. Más allá del objeto
estático -la Basílica- se trata de un conjunto de
grandes dimensiones e impacto, ligado a múltiples
temporalidades, ocupaciones, posicionamientos
sociales del barrio de Santa Prisca, la loma de San
Juan y sus habitantes.
El conjunto es actualmente visitado por
centenas de turistas nacionales y extranjeros que no se
llevan más que la experiencia de mirar; hace dos años
fue escenario de las negociaciones políticas -con la
mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana-
entre el Estado ecuatoriano y las organizaciones
indígenas, tras el paro nacional de junio de 2022.
Archivos consultados
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Archivo de los Padres Oblatos, Quito (APPOO/Q)
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Documentos citados
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de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
-(Paray, 27 de abril y 22 de agosto de 1887), [Comunicación
del barón de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas
al P. Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
-(Paray, 23 de marzo de 1888). [Comunicación del barón
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
-(Paray, 16 de julio de 1888), [Comunicación del barón
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
-(Paray, 6 de noviembre de 1888). [Carta del barón
de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
-(Paray, 31 de mayo de 1889). [Carta del barón de
Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas al P.
Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
-(Quito, 9 de noviembre de 1889). [Comunicación del
arzobispo de Quito al padre Julio M. Matovelle].
Documentos enviados al P. Matovelle, Vol. 2, #113,
APPOO/Q.
-(Quito, 9 de noviembre de 1889). [Comunicación del
arzobispo de Quito al padre Julio M. Matovelle].
Documentos enviados al P. Matovelle, Vol. 2, # 151,
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-(Quito, 13 de julio de 1892) [Carta de Matovelle al padre
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023, APPOO/Q.
-(Quito, 1892). [Comunicación del arzobispo de Quito
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enviados al P. Matovelle, Vol. 2, # 157, APPOO/Q.
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Basílica. Contratos. Historia. Decretos, 1889-1958,
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-(Paray, 7 de enero de 1893), [Carta del barón de Sarachaga
al padre Matovelle]. Cartas al P. Matovelle, Serie A,
#2, APPOO/Q.
41. Tal como se advierte en la citada tesis doctoral en curso
que desarrollamos para la Facultad de Artes y Arquitectura
de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá,
denominada: “Catolicismo político en la modernidad
latinoamericana. Recristianizar la ciudad: Bogotá y Quito
entre 1880 y 1940”.
22
Alexandra Kennedy-Troya
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
-(Paray, 27 de enero de 1895). [Comunicación del
barón de Sarachaga al padre Matovelle]. Cartas
al P. Matovelle, Serie A, #2, APPOO/Q.
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Voto Nacional, Serie J, APPOO/Q.
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padre Miguel Medina al padre Benjamín
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1921 a 1953, Serie A # 12, APPOO/Q.
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padre Virgilio Nieto al padre Miguel Medina,
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plazuela de la Basílica con todos los edifcios,
2 hornos para cocer ladrillos]. Basílica.
Contratos. Historia. Decretos 1889-1958,
APPOO/Q.
-(Ibarra, 25 de septiembre de 1942). [Comunicación
del obispo de Ibarra, César Antonio al padre
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Comunicaciones de monseñor Carlos María de la
Torre al padre Miguel Medina, 1929-1939 y 1941-
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