Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San
Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
Social Memory, an Experience of Safeguarding in the Canton of San Lo-
renzo. Among Vegetation, Rivers and Sea.
Iris Pico Arregui
Fundación Cultural Artis,
irispicomontessori@yahoo.es
Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
INPC
https://revistas.patrimoniocultural.gob.ec/ojs/index.php/INPC
INPC Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador,
09/2023-02/2024, vol. 1, nro.1, e5
Periodicidad: semestral - continua
https://doi.org/10.5281/zenodo.10596192
Abstract
This article presents the experience of collecting stories and techniques from some individuals who preserve
intangible heritage in San Lorenzo del Pailón, in the northern part of the Esmeraldas province, within the
communities of Palma Real, Tululbí, Ricaurte, Urbina, San Antonio, San Javier de Cachaví, San Lorenzo capital,
and La Ceiba. The aim of the research was to identify the manifestations of the prevailing intangible cultural
heritage and its bearers in this canton. The compilation of social memory reveals that the population has
found, in some cases, safeguarding mechanisms to preserve rituals, but in others, there has been a gradual loss
of artisanal techniques. Ethnography and participant observation were part of the methodology to connect
with these men and women who uphold and maintain ancestral memory. Through the accurate guidance of
qualied interlocutors, photographic resources, and recordings, various moments and activities were captured
and used as support resources. The information was returned to the community through two products: rst, a
brochure with the biography of the bearers and their techniques, which was distributed in each locality. Second,
a donation to the respective decentralized autonomous government (GAD) of 14 photographic portraits of the
Living Human Treasures (THV), representative gures of the region.
Keywords: San Lorenzo, safeguarding, heritage, knowledge, generations, heritage, social memory.
Resumen
Este artículo muestra la experiencia de recopilar historias y técnicas de algunas personas que conservan el
patrimonio intangible en San Lorenzo del Pailón, al norte de la provincia de Esmeraldas, en las comunidades
Palma Real, Tululbí, Ricaurte, Urbina, San Antonio, San Javier de Cachaví, San Lorenzo capital y La Ceiba. El
objetivo de la investigación fue identicar las manifestaciones del patrimonio cultural intangible vigentes y los
portadores de este cantón. La recopilación de la memoria social muestra que la población ha encontrado, en
algunos casos, mecanismos de salvaguarda para conservar la ritualidad, pero en otros, la pérdida paulatina de
técnicas artesanales. La etnografía y la observación participante fueron parte de la metodología para conocer
a estos hombres y mujeres que sostienen y mantienen la memoria ancestral. A través de la guía acertada de
interlocutoras calicadas, el recurso fotográco y las grabaciones, se captaron diferentes momentos y actividades
que se usaron como recursos de apoyo. La información se devolvió a la comunidad a través de dos productos:
el primero, un folleto con la biografía de los portadores y sus técnicas que fue entregado en cada localidad. El
segundo, la donación al respectivo gobierno autónomo descentralizado (GAD) de 14 retratos fotográcos de los
Tesoros Humanos Vivos (THV), personajes representativos de la región.
Palabras clave: San Lorenzo, salvaguarda, herencia, conocimiento, generaciones, patrimonio, memoria social.
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Iris Pico Arregui
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Introducción
El cantón San Lorenzo del Pailón, provincia de
Esmeraldas, limita al norte con Colombia; al este, con
Carchi e Imbabura hasta la naciente septentrional del
río Rumiyacu; al sur, aguas abajo hasta su conuencia
con los ríos Lachas y Cayapas; al oeste, con el curso del
río Santiago hasta su salida al océano Pacíco, entre las
islas Santa Rosa y Buenos Aires (GAD, 2014, p. 1).
Las zonas en las cuales se realizó este estudio son
las de San Antonio, Palma Real, San Lorenzo (ciudad),
que desarrollan su existencia alrededor del mar y
brazos de mar, y en las de Urbina, San Javier de Cachaví,
Ricaurte y La Ceiba, que viven a lo largo de los auentes
del río Tululbí y Canalbí.
Esta investigación recopiló la memoria oral
de 29 personas, hombres y mujeres que tienen
reconocimiento comunitario por su aporte cultural,
artesanal, simbólico y religioso. El trabajo partió de la
pregunta: ¿cómo salvaguardar la memoria social de las
personas portadoras de saberes en San Lorenzo?
Responder a la interrogante de este estudio
implicó un alisis cuidadoso, tanto en la estrategia
para obtener información como para activar la memoria
de un pueblo asustado donde la mejor opción es callar.
San Lorenzo del Pailón es un cantón fronterizo con
múltiples dicultades, entre las principales aquellas
relacionadas con los grupos narcodelictivos que
siembran terror a través de la extorsión o asesinatos,
con la histórica presencia de la guerrilla colombiana,
a las que se añade la minería ilegal y la deforestación.
Estos factores son determinantes en el comportamiento
de la población, por lo que la condición más importante
para salvaguardar su patrimonio cultural inmaterial
(PCI)fue hacerlo con la misma comunidad, con
productos visibles y de fácil comprensión.
Este estudio permitió conocer las técnicas,
costumbres y tradiciones de los y las portadoras del PCI
a través de la etnografía y la observación participante.
Con la guía acertada de interlocutoras calicadas,
se puso en valor las manifestaciones culturales de
cantoras de salves y arrullos, artesanas de escobas,
canastos y petates, parteras comunitarias, recolectoras
de conchas y curanderas, tejedores de redes,
pescadores, carpinteros de canoas y remos, además un
constructor de marimbas, quienes adquirieron estas
manifestaciones desde su niñez y no han dejado de ser
valiosas para su sobrevivencia.
El lector podrá descubrir a los portadores
de la memoria social que tuvo esta experiencia y
percibir la importancia que generó en la comunidad
el salvaguardar sus conocimientos. El camino
metodológico empleado fue cualitativo y etnográco,
a través de la observación descriptiva y la entrevista
semiestructurada, además de nutrirse con los
aportes teóricos de algunos autores especializados
en la recuperación del PCI.
El trabajo de campo implicó cinco meses, con
intervalos de quince días en la ciudad para recopilar
y ordenar las muestras. A través del consenso
comunitario, se realizaron visitas domiciliares a
los portadores, en diferentes tiempos y espacios; la
entrevista semiestructurada se elaboró de acuerdo
al personaje, su actividad y la observación. A partir
del análisis de las historias recolectadas, se pudo
registrar los nombres y la biografía de las personas
que guardan la memoria social colectiva, las cuales
narraron sus técnicas y experiencias.
Salvaguardar la memoria social en
San Lorenzo del Pailón
Para registrar la memoria social es
importante realizar un acercamiento a la historia
de San Lorenzo; en palabras de Colombres (2015),
“el pasado y la tradición, no es una repetición ciega
ni una abstracción vacía, sino la fuerza espiritual de
los ancestros” (p. 96). En este sentido, relacionamos
el pasado con el presente para situarnos en las
historias de los portadores de este estudio.
El nombre del cantón le fue otorgado según
el santoral del día en que fue descubierto por fray
Gaspar Torres, el 10 de agosto de 1597 (La Hora,
2019), que corresponde al santo que fue mártir de
Roma y murió quemado en un brasero. Respecto
a “Pailón”, Arroyo (2019) dice que: “pertenece a la
oralidad de los grupos afrodescendientes e indígenas
que vivían en el lugar, quienes le llamaban “pailón”
a este sitio porque su bahía tiene forma cóncava que
alberga el agua del mar y concentra el calor” (p. 2).
Se considera que San Lorenzo del Pailón
fue fundada por Pedro Vicente Maldonado, ya
que en 1735 la Real Audiencia de Quito le concede
realizar el primer camino de herradura desde la
capital a Esmeraldas con la idea de abrir una senda
comercial hacia Panamá. Fruto de este empeño,
el sabio ecuatoriano realizó el primer mapa de la
Audiencia y por ese hecho la corona española, en
1745 a través del Real Consejo de Indias, le concede el
título vitalicio de gobernador de Esmeraldas por dos
generaciones y la fundación de todos los espacios
territoriales encontrados (CCE, 1948, p. 21), por
tanto, San Lorenzo se fundó en1745.
Cuando fray Gaspar Torres descubrió el
lugar no tenía la potestad de realizar la fundación,
sin embargo, se acostumbraba a “nominar” el sitio
(Monroy, 1938, p. 322).
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Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
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Con la independencia de España, San Lorenzo
pasa a formar parte de la nueva República del Ecuador
en 1830 y, en 1861, el nuevo Estado realiza la primera
división política en la que se integra a la provincia de
Imbabura, porque la Sierra quería tener salida al mar,
cometido que no logró alcanzar. En 1863, Esmeraldas
reclama a San Lorenzo como parroquia del cantón
Eloy Alfaro (IGM, 2010, p. 9), pero el disfrute de su
parroquialización duró poco porque en 1869 fue
entregado en calidad de hipoteca subarrendada a la
compañía inglesa Ecuadorian Land Company, dedicada al
comercio de tagua, oro y madera, como parte de pago de
la deuda que se tenía con Inglaterra por los préstamos
para la guerra de independencia. Esta empresa operó
hasta 1930 cuando surgieron conictos entre los
habitantes de San Lorenzo y el jefe de la compañía;
dados los malos entendidos, los británicos enviaron
barcos y tropas para amenazar a los habitantes. Sin
embargo, en las indagaciones se comprobó que eran
líos personales y en el veredicto se conminó a que la
compañía asumiera los gastos ocasionados; esta pagó
y cedió sus derechos a otra empresa de nacionalidad
alemana (Arroyo, 2019, p. 2), (GAD, 2023, p.1).
Finalmente, el Congreso Nacional devuelve San Lorenzo
a Esmeraldas considerando que ya no había deuda
que saldar; se cantoniza el 22 de marzo de 1978 con su
nombre actual.
Victoria Caicedo Hurtado (comunicación
personal, 4 diciembre del 2022), de 101 años y madre
de Josena Lugo, interlocutora de esta investigación,
cuenta que convivió con las monedas que usaban los
ingleses, llamadas “pailones”, quienes fomentaron el
uso de estos pedazos de cobre en el territorio para
comercializar la tagua, el oro y la madera.
Actualmente, el cantón tiene una parroquia
urbana y doce rurales; su población es de 42 486
habitantes, de acuerdo al censo del 2010, y alberga
unos 28 546 refugiados colombianos (GAD, 2014, p. 44).
La mayor cantidad de personas son afroecuatorianas
y cuenta con dos territorios ancestrales de las
nacionalidades awá y chachi.
Este acercamiento a la historia y constitución
político social de San Lorenzo permite entender
la complejidad de su construcción identitaria y la
necesidad imperante de salvaguardar su memoria
social. Para Arizpe (2013), el patrimonio cultural
intangible incorpora la memoria colectiva de los
pueblos y se forma a partir de la capacidad de adquirir
un signicado en el pasado y modelarlo para construir
el futuro (p. 27).
Por otro lado, las dicultades que experimenta
este cantón permiten comprender la dicultad en
salvaguardar su patrimonio cultural, ya que la realidad
de la población está relacionada con la deforestación
por monocultivos. Hasta el 2008, la palma
africana ocupaba más del 13,77% del suelo; las
concesiones para la extracción de oro y minería
artesanal, el 11,42%, por lo que las cuencas de los
ríos Mira, Mataje, Santiago, Cayapas y Tululbí están
contaminadas. A esto se suman los graves problemas
sociales, el alto grado de semi analfabetismo de
deserción escolar, sobrepoblación de migrantes
refugiados, carencia de servicios básicos (GAD,
2014, p. 44), aumento del índice de narco violencia
(Gonlez, 2020, p. 1), lo que provoca disminución
de la práctica artesanal, mínima atención a la
salvaguardia del PCI y pocas políticas públicas que
den valor a las manifestaciones culturales.
En este sentido, esta investigación ha
encontrado que existen técnicas y conocimientos
ancestrales en peligro de extinción. Por ejemplo,
la elaboración de tejidos artesanales con bra o
la construcción de canoas y marimbas, en donde
el factor de riesgo predominante es la escasez de
especies vegetales o maderables, su materia prima, a
causa de la deforestación.
Arizpe (2013) dirá que las culturas están en
constante cambio y que sus portadores crean nuevas
formas y se adaptan a las circunstancias históricas
(p. 28), sin embargo, en San Lorenzo no será posible
la adaptación si desaparecen los saberes y sus
detentores, por esto es importante la salvaguarda de
las técnicas y conocimientos ancestrales.
Yolanda Cortez (comunicación personal, 3
de noviembre 2022), de la zona de Tululbí Ricaurte,
es una tejedora de escobas, petates y abanicos de
71 años. Ella dice: “dejé de tejer canastos de pesca
porque se contaminó el río, ya no puedo elaborar
abanicos o petates porque escasea la bra vegetal.
Estos saberes se convierten en un
instrumento cultural que fortalece las capacidades
básicas de los hombres y mujeres para desarrollar
formas de vida (Arizpe, 2013, p. 45), por eso, al
recuperar la memoria, la población aumenta las
posibilidades de supervivencia cultural y humana.
La herencia del pasado que vive en el presente
constituye para las futuras generaciones el capital
social que fortalece el sentido de pertenencia
individual y colectiva y genera mayor cohesión
territorial. Esta experiencia en San Lorenzo no se
focalizó en una manifestación cultural, sino en
aquellas que no eran percibidas por las instituciones,
entendidas como heredades intangibles cuyos
portadores son reconocidos comunitariamente
como esenciales.
Para la Unesco (2000), los Tesoros Humanos
Vivos (THV) son individuos con un alto grado de
conocimiento y técnica necesaria para interpretar
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Iris Pico Arregui
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o recrear elementos del PCI (p. 3). En esta zona, la
recuperación de la memoria oral de los portadores
así considerados es difícil porque no hay los medios,
la motivación y el interés para salvaguardarla.
Además, los saberes de estos personajes son vistos
como poco productivos, aunque la comunidad
reconoce su valor simbólico. “De qué le ha servido
a mi madre ser la mejor partera de la región,
sino cobra ni el bono de desarrollo” (M. Cabezas,
comunicación personal, 6 diciembre 2022).
Esta investigación tomó como referencia siete
comunidades representativas del cantón, lugares en
los que las interlocutoras habían trabajado antes y
eran conocidas por la población. En estos sitios se
podía generar vínculos de conanza y credibilidad,
ya que la violencia hace que la indagación acerca de
conocimientos o personas sea motivo suciente para
el recelo pues, en el contexto señalado, cualquier
dato sirve para extorsión. A través de estos vínculos,
las comunidades identicaron a los personajes
considerados valiosos por el servicio que han
brindado a su pueblo. En 30 723 habitantes, este
registro social encontró a 29 de estos portadores/as
de manifestaciones culturales.
La tabla 1 muestra la cantidad de habitantes en
las parroquias que se realizó la investigación y la de
portadores por comunidad, lo que indica la riqueza
cultural del cantón.
El concepto de salvaguardia tiene que ver
con una serie de acciones y medidas destinadas a
asegurar los conocimientos que constituyen PCI.
Según la Unesco (2003), estas medidas tienen que ver
con la identicación, documentación, investigación,
preservación, protección, promoción, valorización y
transmisión del patrimonio. La palabra “salvaguardia”
signica guardia o vigía y “salvaguardar” es la acción
de guardar y preservar del deterioro un bien (Rebollo,
2018). Este estudio constituye una media para
salvaguardar el PCI de San Lorenzo porque identica a
los personajes que mantienen vivos los conocimientos
o usos relacionados con la naturaleza y el universo,
además de las tradiciones y expresiones orales, artes y
actos rituales. Al identicar a los detentores, sus saberes
y prácticas, se puede preservar este patrimonio del
deterioro, el olvido o inactividad de políticas públicas,
ya que poda ser utilizado como recurso simbólico,
comercial o cultural de la zona, antes que desaparezcan
sus portadores.
Tabla 1
Parroquias del estudio, población, comunidad
Parroquia Nombre Población/ hab. Comunidad Portadores
Urbana San Lorenzo 25 096 5
Urbana San Lorenzo 200 San Antonio 5
Rural San Javier de Cachaví 1871 San Javier de Cachaví 5
Rural Urbina 761 Urbina 4
Rural Concepción 300 Isla Palma Real 4
Rural Tulul 2295
Ricaurte
3
Rural Tulul 200 La Ceiba 3
Total 30 723 29
Nota. Elaborado por la autora.
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Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
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Siguiendo el mandato de la Unesco del 2003,
acerca de salvaguardar los conocimientos, así como
valorizar y transmitir este patrimonio, el presente
estudio no solo localizó a los personajes que mantienen
viva esta herencia, sino que analiza las probables causas
que amenazan la preservación de ciertas técnicas
artesanales, su relación con la producción y establece
una proporción del género de las principales portadoras
y artíces de los saberes. Además, con el n de
transmitir los hallazgos de este estudio como estrategia
adida a la salvaguarda, se difunde un folleto con la
información a las comunidades.
Esta experiencia identicó que los conocimientos
sobre construcción de objetos de madera y usos de
las bras vegetales para tejidos utilitarios están en
peligro de extinción porque han perdido su valor
simbólico, uso comercial y escasea la bra vegetal por
la contaminación. Respecto al género de los portadores,
este estudio muestra que las mujeres son las que
mantienen saberes y usos relacionados con la naturaleza
en mayor cantidad. Sobre las tradiciones y expresiones
orales (salves), está vigente su uso simbólico social y
lo reproducen ambos sexos. En referencia a las artes
del espectáculo, tanto en la interpretación musical
como en la composición de letras, los portadores
siguen vigentes, están extendidos a lo largo del
territorio, se crean y recrean a sí mismos. Este
último es un recurso que no necesita salvaguarda
sino seguimiento, vigía, cuidado, patrocinio, ya que
es altamente valorado, compartido, se muestra al
turismo y forma parte de la industria cultural del
cantón, a diferencia de las otras manifestaciones.
El patrimonio cultural es una construcción
social, creada, apropiada, utilizada, valorada y
compartida de diversas maneras, que crea formas
de convivir, negociar, signicar y resignicar en un
mismo contexto (Rebollo, 2018, p. 185).
En el siguiente cuadro, se muestran los
portadores artesanos y su modalidad productiva,
lo que sirve para visibilizar las dicultades de
salvaguarda del PCI:
Tabla 2
Portadores de técnicas artesanales y su relación con la producción
Portador del saber
Objeto elaborado con técnica
heredada
Producción
Yolanda Cortéz Landázuri
Escobas, canastos de pesca, petates,
sombreros.
Dejó de producir.
Bélgica Angulo Petates, canastos. Dejó de producir.
María Alicia San Nicolás (chachi)
Canastos de diferentes tamaños
diferentes usos, petates.
Uso personal y
bajo pedido.
María Elvira Hernández
Canastos de pesca y recolección de
conchas, cangrejos.
Solo para uso .
María Targelia Nicolta
Canastos para recolección de conchas.
Mecheros para evitar la plaga
de mosquitos al “conchar”.
Produce y comercia.
Ángel Tapuyo San Nicolás (chachi) Tejedor de atarrayas para pesca chachi. Uso personal.
José Cortéz Sevillano Labrador de bateas, canaletes. Dejó de producir.
Ricaurte Miníbar Mina Lerma Canoas, canaletes. Dejó de producir.
Grimmio Lerma
Constructor de marimbas con afinación
musical.
Produce bajo pedido.
Victoria Caicedo Hurtado
(101 años)
Artesana costurera de prendas de vestir
antiguas de corte inglés.
Dejó de producir.
Nota. Elaborado por la autora.
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Tabla 3
Objetos artesanales, materia prima y continuidad
Objeto Especie Continuidad de la producción
Escobas
Rampira
(Carludovia palmata)
Produce ocasionalmente por la disminución de fibra ve-
getal y poca demanda del objeto.
Petates
Piquigua
(Heteropsis ecuadorensis)
Hoja de guinul
(Aphandra natalia)
No produce porque no existe la fibra vegetal en el sector a
causa de la deforestación y las personas han cambiado el
uso de petates por colchones o alfombras sintéticas.
Canastos
Rampira
(Carludovia palmata)
Continúa su producción y venta porque aún existe la fibra
vegetal y sigue el uso del canasto para recolección
de conchas.
Canastos
chachi
Pichua
(nombre chachi de la rampira, Car-
ludovia palmata)
Continúa la producción en forma esporádica. Hay escasez
de fibra, pero el uso social de canastos con tejido chachi es
requerido y valorado por su perdurabilidad y variedad de
diseños. La portadora de este conocimiento trabaja bajo
pedido, en su comunidad se está perdiendo está técnica.
Objeto Especie Continuidad de producción
Mecheros
Hojas de plátano
(Musa paradisiaca)
Fibra de coco
(Cocos nucífera)
Continúa la producción y comercialización del mechero,
existe la fibra de plátano y la fibra de coco, sin embargo,
la especie Cocos nucífera está en peligro de extinción y es
escasa en el sector. El uso social del mechero es importan-
te para la recolección de conchas, aleja la plaga.
Sombreros
Este producto se realiza con la fi-
bra vegetal tetera
(Schizolobium parahyba)
No continúa la producción porque ya no existe la especie,
no se produce, ni comercializa, sin embargo, la portadora
mantiene el conocimiento.
La tabla 2 nos muestra que, de diez artesanos/
as, cinco dejaron de producir, uno lo hace bajo
pedido, dos para uso personal, uno bajo pedido y uso
personal y solo uno produce y comercia.
Una vez conocida la cantidad de portadores
y su relación con la producción, el siguiente cuadro
muestra la materia prima utilizada y la razón de la
continuidad o discontinuidad de la elaboración de su
artesanía.
La tabla anterior muestra la relación de
producción de los portadores con las especies
vegetales y los usos sociales. De los nueve productos
artesanales, tres ya no se elaboran por escasez de
la especie vegetal y cuatro han dejado de hacerse
porque existe un cambio en su uso social, por
ejemplo, las embarcaciones modernas son de bra
de vidrio y los sombreros, de hebras de plástico. Sin
embargo, aún existe el conocimiento que podría
transmitirse como alternativa productiva para la
comunidad.
Las tablas 2 y 3 ponen en valor cultural el
conocimiento de los portadores al identicar quienes
son, dónde están y lo que sucede con su producción.
Esto reeja la relación entre sostener el patrimonio
intangible y la transmisión del conocimiento con el
medio ambiente. Así, esta experiencia se convierte en un
instrumento para potenciar políticas públicas que eviten
la desaparición de las técnicas ancestrales, además de
reavivar el interés en las nuevas generaciones hacia
nuevos caminos de salvaguarda.
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Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
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Marimbas
El portador utiliza:
Palma de chonta
(Bactris gasipaes)
Pambil (Iriartea)
Gualpe (Iriartea deltoidea)
Chontaduro
(Bactris-gasipaes)
Chacará (Bursera simaruba)
Continúa la producción porque aún existen estas especies
maderables, pero escasean, por eso trabaja bajo pedido.
Canoas
Pulgante
(Ailanthus altissíma)
Paleate (Artocarpus altilis)
Ya no produce, hoy se comercializan canoas de fibra de
vidrio. Se desconoce si hay escasez o no de la especie ma-
derable.
Canaletes
Bateas
Pulgante
(Ailanthus altissíma)
Jigua
(Nectandra reticulada) Guaguari-
po-balsa
(Ochoroma pyramidale)
Macha
(Symphonia globulífera)
Existe poca demanda del producto y escasean las espe-
cies. Se producen bajo pedido.
Portadores de saberes
La Unesco (2000), en sus directrices para la
creación de sistemas nacionales de THV, considera
que una de las medidas de salvaguarda es garantizar
que los depositarios de dicho patrimonio prosigan
con el desarrollo de sus saberes, además de facilitar la
transmisión a las generaciones más jóvenes (p. 2). En
este sentido, los hombres y mujeres de esta experiencia
se consideran THV que han conservado el patrimonio
intangible de sus antepasados y por eso tienen el
protagonismo de este estudio. Se trata de dieciocho
mujeres y once varones que sobrepasan los 60 años,
son distinguidos en su comunidad como generadores
de conocimiento y son respetados por todo el servicio
realizado durante su vida.
Las mujeres desempeñan un papel central en la
transmisión intergeneracional del patrimonio cultural
intangible (Rostagnol, 2015, p. 301) ya que ellas facilitan
el conocimiento a sus familiares y vecinos cercanos. Por
esta razón, la observación participante inició con las
portadoras de saberes, quienes albergan y practican más
de un conocimiento ancestral, pero se especializan
solo en uno por vocación y habilidad.
La tabla 4 muestra que, de las dieciocho
portadoras de conocimientos ancestrales, tres son
curanderas expertas en plantas nativas para aliviar
diferentes dolencias presentes en sus comunidades;
seis son parteras reconocidas en sus pueblos por
la labor que realizaron años atrás en favor de las
mujeres que no podían llegar al hospital, pero
ahora ya no ejercen este ocio (solo una continua
acompañando a gestantes); dos son cantoras
respetadas por su misión dentro de lo sagrado
y lo artístico; siete son concheras y artesanas de
implementos para su actividad.
Respecto a la entrega del conocimiento, las
parteras transeren su técnica en línea directa
hacia las mujeres de su familia, luego de un proceso
denido por cada portadora, en el que la base es
el acompañamiento, la conanza y la religiosidad.
Así lo expresa Nemecia Mercado (2022): “recibí el
don de partear una noche que estaba sola y venía
una criatura en camino; me arrodillé y pedí a la
Nota. Elaborado por la autora.
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virgen del Carmen que me ayudara”. Desde ese
momento se convirtió en partera y recordó lo que
había visto hacer a otras parientes. Matilde Cabezas
Quintero (2022), de ochenta y siete años, en cambio
aprendió a partear de Adelaida Quintero: “cuando
era jovencita acompañaba a mi abuela a los partos,
al principio solo preparaba el agua para el baño de la
parturienta. Luego de diez años de estar junto a ella,
asistí por primera vez a una mujer en una comunidad
denominada Los Ajos.
Los cantos tienen dos características
esenciales en cuanto a su reproducción hereditaria:
aquellos que se transmiten sin cambiar la letra
y otros que recrean nuevas composiciones. Por
ejemplo, los “arrullos”, son melodías especícas del
pueblo afrodescendiente y pueden crearse a través de
coplas improvisadas o las ya producidas con un mismo
estribillo. En cambio, las “salves” son cantos que tienen
carácter sagrado y las letras se heredan y se reproducen
a través de una vocación espiritual especíca.
Crisanta Quintero es portadora del ritmo, letras
y cantos afrodescendientes de San Lorenzo. Ella nació
en Tululbí Ricaurte, el 15 de agosto de 1931, sus padres
fueron Martha Arroyo y Juan Quintero. Desde niña se
escapaba de sus labores para cantar en los funerales de
familiares y vecinos, le gustaba entonar coplas de alivio
o felicidad; formó un grupo de cantoras denominado
“Ecos del Pailón”, reconocido en toda la región. Con otra
Tabla 4
Mujeres portadoras de saberes
Portadoras Conocimiento Lugar
Crisanta Quintero Cantora arrullos y salves San Lorenzo
María Targelia Nicolta Conchera y artesana de mecheros Palma Real
María Alicia San Nicolás Añapa
(chachi)
Artesana de canastos y petates La Ceiba
Yolanda Cortéz Landázuri
Artesana de escobas, sombreros y
canastos
Tululbí Ricaurte
Nubia Perea Estacio Enfermera, partera Palma Real
Gregoria Estacio Pérez Partera Palma Real
María América Espinoza Partera Palma Real
Nemecia Mercado Partera San Lorenzo
Matilde Cabezas Partera Urbina
María Elvira Hernández Lerma Conchera San Antonio
América Lerma Partera, curandera San Antonio
Merice Banguera Curandera Palma Real
Hermelinda Quintero
Música, fabricación de cununos y
bombos
Tululbí
Nancy Valencia Cocinera San Javier
Aida Nazareno Curandera Urbina
Blasina Nazareno Curandera Urbina
Victoria Caicedo Hurtado Costurera de corte inglés San Lorenzo
Martha Lerma
Conchera, artesana de canastos para
pesca.
San Antonio
Nota. Elaborado por la autora.
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de sus agrupaciones, “Berejú, viajó como voz principal
por Japón, Corea, Colombia, creando y recreando
versos desde su experiencia de vida. La composición
de Crisanta tiene que ver con lo que sucede en la
comunidad y en su vida particular. Para esta portadora
y sus paisanos, registrar su memoria signica poner
en valor la capacidad arstica, creativa y simbólica de
la cosmovisión afro del cantón. La documentación y
promoción de los versos, cantos y vida de esta mujer
implica rehabilitar la memoria oral de quien ha sido
un referente nacional e internacional de la cultura san
lorenzeña, parte de su patrimonio inmaterial. Para
la Unesco (2000), todas las medidas para garantizar
la revitalización del patrimonio intangible que
permitan perpetuar el conocimiento, además de las
que aporten con documentos y archivos que faciliten
el reconocimiento público de un THV, contribuyen a
evitar la desaparición de la manifestación cultural (p. 7).
Crisanta Quintero fallece el 27 de junio del 2023, siete
meses después de haber registrado su memoria oral
para esta investigación.
El siguiente arrullo, creado por Crisanta, habla de
un viaje a Ipiales y de la navegación sobre el mar.
Arrullo a María
Ave María, avemaría, ave Maa, sin pecado
concebida (bis).
A Ipiales yo no he ido, yo a Ipiales llegaré
donde la conocí a María la esposa de san José.
Ave María, ave María, sin pecado concebida (bis).
Para que no tenga frío, ella quiere navegar,
es un río del piloto de San Juan del estelar.
(C. Quintero, comunicación personal, 4 diciembre
2022).
La importancia de recuperar y registrar la
memoria social de las mujeres ha signicado para
estas comunidades entregar valor intergeneracional
y de género a la juventud que ha perdido en gran
medida su autoestima identitaria debido a los
patrones de violencia que subsisten en la región.
Para Cristina Amescua e Hilario Topete (2013), el
PCI y su salvaguarda están en constante tensión
entre el cambio y la continuidad, ya que para las
adultas mayores que conservan el conocimiento
siempre será mejor como era “antes”, en cambio,
Figura 1
Crisanta Quintero frente al altar donde ha creado arrullos y salves
Nota. Foto: Astaroth Gonlez, 2022, San Lorenzo.
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Iris Pico Arregui
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
para los jóvenes es importante la renovación
(p. 71). En este sentido, mantener la memoria
social constituye un puente entre el cambio y la
continuidad, ya que la salvaguarda pone en valor las
palabras y conocimientos de los personajes que han
sobrevivido a la modernidad y fortalece la autoridad
que tienen como guías de su comunidad.
En relación a los portadores, este registro
encontró once varones que poseen conocimiento
heredado según los roles de género característicos
de su cosmovisión. A pesar de esto, existen ciertas
manifestaciones culturales que comparten con
las mujeres, por ejemplo, los cantos, la recolección de
jaibas y algunas veces la pesca. La construcción de
canoas, canaletes y la caza son actividades masculinas
exclusivas.
La tabla 5 indica que, de los once portadores,
cinco son pescadores, pero cuatro de ellos no han
podido transmitir su conocimiento; tres son artesanos,
uno es cazador, uno panadero y otro compositor de
versos. En la comuna de San Javier, Ricardo Montaño,
además de pescador, es rezandero y cantor sagrado.
Tabla 5
Hombres portadores de saberes
Portador cnica Lugar
Ángel Tapuyo San Nicolás
(chachi)
Pesca con atarraya de río, anzuelo,
tejido de redes chachi
La Ceiba
Ricardo Montaño
Pesca con arpón, buceo de río
Cantor, rezandero
San Javier
Luis Saltos Colorado
Pesca con anzuelo de río, arpón,
atarraya
San Javier
Ricardo Lerma
Técnicas de pesca y recolección de
jaibas
San Antonio
Pablo Vergara Compositor de versos San Lorenzo
Ricaurte Miníbar Mina Lerma
Artesano constructor de canoas,
canaletes
San Antonio
José Andrés Cortéz Sevillano
Artesano constructor de bateas y
canaletes
San Javier
Juan Presvítero Mina Nazareno
Pescador y obrero de rieles de
ferrocarril
San Javier
Pedro Valencia Lerma Cazador San Antonio
Grimmio Jhony Lerma Artesano constructor de marimbas San Lorenzo
Orger Caicedo Quintero Panadero Urbina
Nota. Elaborado por la autora.
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Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
El conocimiento de los pescadores artesanales
está en peligro de extinción porque los auentes del
Tululbí están contaminados por la minería desde hace
quince años, con lo cual ahora se tiene que comprar
el pescado en la ciudad. Por ello, este proyecto es un
puente que comunica las distintas visiones de la cultura,
sus prácticas y manifestaciones; el patrimonio vivo
no puede salvaguardarse con los mismos métodos
que los del patrimonio natural o del material, en la
cultura el patrimonio está en constante movimiento
(Amescua, 2013, p. 16). En este sentido, el registro de
los conocimientos de los pescadores de San Javier
infunde un sentido de pertenencia y cobra importancia
como medio de supervivencia y de cosmovisión de los
antepasados: “en los tiempos en que no había minería,
toda la comunidad vivía de la pesca, las personas tenían
todo para sobrevivir, la proteína no faltaba en la mesa”
(R. Montaño, comunicación personal, diciembre 2022).
Esta salvaguarda signica para la población recuperar
la conciencia comunitaria de la labor en conjunto,
ya que sus técnicas de pesca requerían el trabajo
colaborativo de todos los habitantes. Es evidente la
necesidad de reconocer al patrimonio vivo como una
manifestación que se expresa, a través de los cuerpos,
con sus propias ideas. Para Amescua (2013, p. 80) “La
documentación es un mecanismo importante para
garantizar la permanencia de una práctica o de un
saber en los anales de la historia; puede funcionar
como un detonador de la memoria o como una
fuente de referencia para la revitalización de una
práctica extinta”
La historia de Ricardo Montaño, pescador y
rezandero de la comunidad de San Javier de Cachaví,
sintetiza dos manifestaciones culturales, una en
peligro de extinción y otra vigente. Las técnicas de
pesca que posee están recopiladas en el folleto, uno
de los productos de esta experiencia; la actividad de
rezandero-cantor es la que mantiene como servicio
comunitario.
Montaño tiene 65 años, nació y vive en San
Javier de Cachaví, sus padres fueron Aida Quintero
y Gonzalo Montaño. Ha sido catequista, rezandero,
cantor sagrado de la comunidad por 43 años, recibió
este don y vocación a través de un llamado personal.
Con cosmovisión espiritual de profunda fe católica,
se ha dedicado al servicio a través de los cantos y
letanías de la Virgen del Rosario.
Figura 2
Ricardo Montaño Quintero, rezandero de San Javier de Cachaví
Nota. Foto: Rodrigo Sánchez, 2022, San Javier de Cachaví.
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Iris Pico Arregui
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Para el pueblo afrodescendiente es
importante acompañar al difunto con rezos y salves,
cantos melancólicos devocionales que se entonan
en los funerales por nueve días y permiten que
su alma pueda pasar a otro plano espiritual, por
lo que esta manifestación es sagrada. Se procura
memorizar las letras tal cual fueron aprendidas, sin
creaciones nuevas, y deben ser cantadas por alguien
dedicado a esta labor mística, el rezandero por lo
general también es catequista, en este caso Ricardo
cumple con las dos funciones, acuden a él para los
ritos funerarios antes y después de la presencia del
sacerdote.
La siguiente salve funeraria tiene 30
versos que, al cantarse, los repite la comunidad
y el ociante. Este es un extracto para mostrar la
devoción en sus estrofas.
Salve funeraria
El ángel del Señor,
fue el que anunció a María,
qué por obra y gracia del Espíritu Santo.
Estas son las horas que camina María con el rosario
en las manos
rezando el ave María.
El demonio está enojado
lleno de melancolía
el demonio está bien malo
y no tiene mejoría
porque los cristianos rezan el rosario de María
(R. Montaño, comunicación personal, 13 de octubre
2022).
Esta manifestación mantiene por sí misma
su vigencia de uso y utilidad; las generaciones han
llegado a un consenso sagrado para conservar esta
oración cantada. A nadie se le ocurriría cambiar la
letra por la connotación simbólica que representa; el
ritmo, el tono, los responsorios frente al difunto, son
los mismos antes y ahora.
De acuerdo a Hermelinda Quintero Valencia
(2022), rezandera de Tululbí Ricaurte, no todas
las personas deben aprender las salves porque,
si el alma está en agonía y no hay quien sepa la
oración, esta no puede descansar en paz. Por ello,
el escogido/a debe tener el llamado y la vocación
para memorizar la letra y cantar a los difuntos y, en
su momento, la transmitirá a otro rezandero/a que
tenga vocación, cante de forma sagrada y le asista
en la hora de su muerte. En otros pueblos donde
no hay rezanderos, por ejemplo, Urbina, mandan a
llamar a alguien cercano para realizar esta actividad.
“Nosotros debemos tener un comportamiento moral
bueno, porque tenemos un llamado de Dios para cantar
a las ánimas” (R. Montaño, comunicación personal, 4
diciembre 2022).
Registrar la memoria oral de este cantor sagrado
implica salvaguardar las oraciones para el descanso
de las ánimas; los versos heredados de su abuela
constituyen la cosmovisión de la comunidad. En este
caso, la manifestación cultural ya tiene su valor social,
pero el registro lo ha reforzado, al igual que a la labor
del portador que mantiene su compromiso espiritual.
Signicado para la comunidad
La adaptación asegura que las manifestaciones
culturales sean vigentes y por lo tanto que se arme
su salvaguardia, pues de esta manera, se ajusta a los
cambios sociales y económicos de la sociedad presente.
“El patrimonio inmaterial se pierde y muere cuando
se desvincula de lo que lo produce, cuando pierde sus
signicados y su funcionalidad, una práctica cae en
desuso cuando ya no encuentra acomodo en la realidad
cotidiana o en la realidad simbólica” (Topete y Amescua,
2013, p. 17). Rescatar la memoria social de los hombres y
mujeres reconocidos como THV es el primer paso para
salvaguardarla, pero puede estar incompleto porque
se necesita el puente entre el valor patrimonial y la
continuidad. La comunidad necesita ayuda externa, en
forma técnica y económica, para poner este “valor” en
contexto social. Este registro signicó para la población
el primer paso para valorar los conocimientos y técnicas
que no eran visibilizados por las instituciones como
manifestaciones culturales sujetas a salvaguardia.
Son ejemplos de esto Yolanda Cortez, que conserva la
técnica del tejido artesanal de escobas, o Miníbar Mina,
que conoce sobre la elaboración de canoas. Tampoco
nadie había recuperado la memoria oral de Crisanta
Quintero, reconocida por sus logros musicales a nivel
nacional e internacional.
Aún falta camino por recorrer en la salvaguarda
del PCI, pero esta experiencia de reconocimiento a
los portadores y sus manifestaciones contribuye a
la fortaleza identitaria, se convierte en un referente
valorado y representa un puente entre los cambios
generacionales y las relaciones con la sociedad y el
medio.
Esta investigación tuvo dos productos
comunitarios: el primero es un folleto de 38 páginas
con la biografía de los portadores de los lugares
estudiados y un resumen de sus técnicas. El GAD
facilitó el transporte para la distribución de este folleto
en los poblados, lo que permitió la difusión de estas
manifestaciones culturales. El segundo producto fue la
producción de 14 retratos fotogcos de los portadores
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Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
más reconocidos; a través de la exposición de estos
cuadros, la población se sintió identicada y motivada a
salvaguardar la memoria oral de sus THV.
Al registrar la memoria social, la comunidad
se reconoció a sí misma como pueblo con identidad
valorada. Esta experiencia, que puso en juego la
percepción, el razonamiento y la comunicación entre
los pobladores, ha posibilitado propagar los signicados
alojados en lo profundo de la memoria colectiva,
recopilando la palabra y salvaguardándola del deterioro.
El folleto entregado a la comunidad es de fácil manejo y
comprensión con el n de generalizar su reproducción
y lectura. Para ellos, esto ha signicado comprometerse
con sus propias manifestaciones y con la recuperación
de la palabra de los ancianos.
Tal como indica Amescua (2013), la
documentación por sí sola no constituye salvaguarda;
esta se vuelve valiosa en la medida en que se la deja
constar en medios permanentes (p. 90), de ahí la idea de
elaborar un folleto y los retratos.
Las mujeres y hombres del cantón San Lorenzo
tienen una riqueza cultural que se ha mantenido por
años entre generaciones, pero algunas manifestaciones
corren el riesgo de perderse. Por esta razón, entre
las comunidades han recibido su beneplácito las dos
iniciativas como instrumentos de salvaguarda, de la
memoria social y como eje de los valores positivos que
sobreviven al agelo de la violencia y la depredación de
los bienes naturales y culturales.
El registro de la memoria signicó interpretar
los códigos compartidos en el tejido social,
preguntar por qué unos desaparecieron y otros
siguen vigentes. Así se pudo entender la realidad de
los portadores y del medio en que viven y, por ello,
la etnografía de sus manifestaciones inició con la
observación participante para obtener un concepto
central y poder salvaguardar su memoria y su
conocimiento.
La ONU (2003) declaró al adulto mayor
como PCI por su transmisión oral a través de
diferentes expresiones. “Labrar la canoa no era
tarea fácil, pero había buena madera para cubrir las
necesidades de diferentes comunidades; yo usaba
pulgante, paleate, laurel, dependiendo el tipo de
canoa que me solicitaban, de un mismo árbol sacaba
dos canoas” (M. Lerma, comunicación personal, 4
diciembre 2022). Registrar la memoria de los adultos
mayores ha signicado para la comunidad revivir y
revitalizar su compromiso colectivo, preservando
el conocimiento y uso social de técnicas artesanales
relacionadas implícitamente con el cuidado del
ambiente. El modelo de vida de estos portadores
constituye una alternativa actual para el manejo de
recursos en sus propios poblados y contribuye al
fortalecimiento identitario del cantón, cuya historia
muestra que, a partir de 1978, empieza a construirse
como colectividad social con una resistencia cultural
que sobrevivió a la inuencia inglesa.
Figura 3
Matilde Cabezas, partera de Urbina
Nota. Foto: Astharot Gonlez, 2022, Urbina.
Figura 4
La comunidad lee el folleto entregado
Nota. Foto: Iris Pico, 2023, puerto de San Lorenzo.
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Iris Pico Arregui
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
Para Crisanta Quintero, la cantora más
antigua y reconocida de San Lorenzo, escribir las
letras de sus arrullos es un legado para sus hijos e
hijas. El barrio recrea sus cantos que son alabanzas
al Niño Dios, por eso en su altar devocional se
encuentra colgada en forma permanente una
marimba de tamaño mediano, sobre la mesa están
las principales imágenes de su devoción, en un
cajón está guardado el cuaderno con sus versos,
escritos de su propia mano y junto a él una maraca
elaborada por ella. Cada vez que esta investigación
realizaba una visita a su domicilio, Crisanta sacaba
su cuaderno y hábilmente entonaba los arrullos;
para ella era muy importante transmitir su alegría
y devoción a través de esta manifestación musical.
Salvaguardar los versos de Crisanta Quintero
implica para la comunidad atesorar la memoria
social de un tiempo porque narran vivencias
conjuntas y la forma especíca de relacionarse
con lo divino a través de los arrullos. En junio del
2023, esta mujer “tesoro patrimonial” falleció y
a su funeral llegaron personas de toda la región
a despedirla con música, reproduciendo los
versos escritos por ella. Este estudio favoreció la
salvaguarda de su arte musical con las últimas
entrevistas, recopilación de su biografía, algunos de
sus versos y el retrato expuesto en el GAD cantonal.
Para la gente de San Lorenzo, la devoción,
la relación con el mar, los ríos, la tierra, siempre
pasa por el canto, es la memoria social de sus
comunidades. Por esto, al recuperar la biografía
y versos de una de las concheras más antiguas de
Palma Real, Targelia Nicolta, se revela la constante
lucha por el manglar. Para ella, salvaguardar
su conocimiento de recolección de conchas y
elaboración de “mecheros” es fundamental para
sostener el manglar y la frágil economía que tienen
las mujeres de su pueblo. Tener en sus manos el
folleto producido por esta investigación es un legado
que alcanza a más personas.
Jerisneldo, Jerisneldo
Que mal sueño he tenido
Que la espada de mi padre
Se levanta Jerisneldo
Tan blanco y descolorido
Cuidemos el Manglar en Palma Real
Jerisneldo, Jerisneldo, culpable el glifosfato.
(T. Nicolta, comunicación personal, 18 de noviembre
2022
Para Eduardo Tapuyo, del pueblo chachi de
La Ceiba, recuperar la memoria de sus padres, Ángel
Tapuyo y María Alicia San Nicolás, representa recobrar
la historia de la conformación de su comuna. Ellos
fueron los primeros habitantes que subieron desde
el río Santiago hasta San Lorenzo, convirtiéndose en
la primera familia chachi de esa zona; registrar los
recuerdos de sus padres en forma escrita es un legado
para toda su comunidad.
Para los rezanderos/as y curanderas,
salvaguardar su memoria es poner en valor los
conocimientos heredados de sus abuelas/os sobre
los usos de la naturaleza y las oraciones sagradas;
en sus comunidades, la relación espiritual está cada
vez disminuida, afectada por la violencia. En cambio,
para los artesanos de canoas y canaletes, conservar
su conocimiento para elaborar estos instrumentos de
navegación signica una oportunidad para el pueblo
que no puede pagar gasolina y tiene que trasladarse a
pescar, “conchar” y otras actividades.
Conclusiones
La experiencia de salvaguardar la memoria
social en estas comunidades permitió identicar a los
portadores de las técnicas, costumbres y tradiciones
a través de etnografías, observación participante y
entrevistas estructuradas, con la guía acertada de
interlocutoras de la comunidad. La investigación most
que las personas guardan más de una manifestación
cultural: una mujer puede ser partera, curandera,
conchera, cantadora de salves y arrullos, así mismo un
hombre puede ser marimbero, artesano, pescador, y la
comunidad los/as reconoce en todas estas facetas.
El estudio localizó a los personajes que
mantienen viva su herencia e hizo un alisis de las
probables causas que amenazan la preservación y
salvaguarda de ciertas técnicas artesanales, entre ellas:
construcción de canoas, canaletes, escobas, esteras,
canastos, marimbas. Se evidencia la necesidad de
preservar especies vegetales utilizadas como materia
prima para la elaboración de estos productos. A través
de esta investigación se destaca la importancia de hacer
un seguimiento social al uso, valor o transformación de
estos saberes en la comunidad.
La salvaguarda se entiende como la preservación
de un bien patrimonial inmaterial Al recolectar la
memoria de las mujeres consideradas tesoros humanos,
se preserva sus conocimientos, el estudio evidencia
que ellas son reconocidas por la comunidad como las
principales portadoras y transmisoras de esta herencia
cultural a sus generaciones más próximas.
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Memoria social, una experiencia de salvaguarda en el cantón San Lorenzo. Entre vegetación, ríos y mar.
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
En referencia a las artes del espectáculo, tanto
en interpretación musical como en composición de
letras, los portadores siguen vigentes, están extendidos
a lo largo del territorio, se crean y recrean a sí mismos;
son un recurso que no necesita salvaguarda sino una
salvaguardia, esto quiere decir el seguimiento, la vigía,
cuidado y patrocinio, ya que es altamente valorado por
la comunidad y forma parte de la industria cultural
(Rebollo, 2018, pág.191). Por ejemplo, Hermelinda
Quintero transmitió el arte musical de su padre a sus
hijos y hoy ellos son protagonistas reconocidos en su
conglomerado social.
La salvaguarda de la memoria oral de los adultos
mayores considerados THV ha permitido revalorizar
estas manifestaciones y generar un compromiso
comunitario para cuidarlas, además de fortalecer
la autoridad de su palabra en el contexto social. La
investigación generó dos aportes concretos para la
difusión de las manifestaciones y sus portadores: un
folleto y 14 retratos con la imagen de los personajes
más representativos de las comunidades. Este estudio
apoya nuevas propuestas de políticas públicas a favor
del PCI identicando a sus portadores y sus técnicas, lo
que facilita desarrollar proyectos de revitalización de
las diferentes expresiones que permiten la construcción
identitaria, tan menoscabada desde el origen de la
fundación del cantón.
Si no se salvaguarda los conocimientos de
estos hombres y mujeres, portadores del patrimonio
inmaterial, se pierden técnicas artesanales que son
parte del sustento de algunas familias y disminuye
el acompañamiento a las gestantes en el caso de la
infravaloración del conocimiento de las parteras.
En este estudio se ha hablado de la relación
constante con el canto que, si no tiene una correcta
salvaguardia, puede caer en la folklorización, esta
expresión artística va más allá de la industria cultural
afro esmeraldeña, ya que la composición de versos
narra la historia comunitaria. Cada vez hay más músicos
y menos compositores.
El ejercicio de la salvaguarda y salvaguardia del
PCI de San Lorenzo inicia con las políticas públicas que
favorecen al cantón, con la patrimonialización de estas
manifestaciones y las diferentes iniciativas internas
y externas de la comunidad que colaboran de una u
otra manera en la protección de sus conocimientos,
empezando por valorar a los portadores más antiguos.
Interlocutores de San Lorenzo del Pailón
Victoria Caicedo Hurtado (101 años)
Yolanda Cortez (71 años)
Crisanta Quintero ( 92 años)
Nemecia Mercado ( 73 años)
Matilde Cabezas Quintero (87 años)
Ricardo Montaño ( 64 años)
Hermelinda Quintero Valencia ( 65 años)
María Targelia Nicolta ( 60 años)
Angel Tapuyo ( 74 años)
María Alicia San Nicolás Añapa ( 72 años)
Nubia Ruth Perea ( 69 años)
María América Espinoza ( 70 años)
Pablo Vergara ( 70 años)
María Elvira Hernández Lerma (64 años)
América Lerma (84 años)
Luis Saltos ( 62 años)
Ricaurte Minibar Lerma ( 84 años)
Concepción Mideros (60 años)
Josena Lugo Caicedo (60años)
Grimmio Lerma (43 años)
Fecha de recepción: 10 de abril de 2023
Fecha de aceptación: 07 de diciembre de 2023
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