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Ruta y camino: memoria, historia y arqueología del Qhapaq Ñan (Capacñán) en el valle de Guayllabamba
INPC, Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador
Los puentes sobre las mismas vías se contaban
a millares, por ser sin número las quebradas,
los torrentes y los mayores y menores que
las cortaban a cada paso. Eran muy pocos
los ríos que pasaban navegando en balsas o
canoas. Todos los demás tenían los puentes
proporcionados a la naturaleza de los mismos
ríos. Acostumbraban hacer aquellos de cuatro
especies, esto es, de piedra, maderos, bejucos y
cuerdas. Los de piedra, llamados rumi-chaca no
eran fabricados de muchas piedras con mezcla,
sino en peñas vivas taladradas por debajo, donde
la localidad lo permitía, según el celebérrimo
que está a los connes de Quito. Sobre las
quebradas y ríos que brindaban la comodidad de
algún estrecho, no usaban otros que los puentes
de maderos atravesados, cubiertos con piedra
menuda y tierra, de la misma anchura que las
vías reales.
Sobre aquellos que no eran capaces de maderos
por su anchura, si no tenían peñas naturales
a los lados, fabricaban estribos de piedra
menuda con mucha mezcla de yeso y betunes
tan rmes, como si fuesen peñascos vivos de
gura cuadrada, según se ve todavía enteros
en la ciudad de Cuenca y varias otras partes.
Aseguraban postes sobre aquellos estribos, y
pasaban del uno al otro lado ciertas maromas
gruesas de bejucos tejidos o torcidos; y después
de bien templados a tormento, fabricaban
los puentes con palos atravesados, cubiertos
de piedra menuda y arena, asegurados de
pasamanos por ambas partes. A esta especie
de puente que causa horror a primera vista, se
pierde el temor de manera, que muchos lo pasan
corriendo, y tal vez sin apearse del caballo;
porque es lentísimo y corto el movimiento que
conserva.
Cuando son mayores los ríos, cuya rapidez no
permite navegación, y a cuya desmedida anchura
no alcanzan las maromas de bejucos, se usaron y
usan todavía las taravitas (1844/1789, pp. 60, 61).
Los puentes fueron fundamentales para el plan
de caminos inca: hicieron posible el sistema vial. Los
Andes están divididos en regiones con cañones muy
difíciles de cruzar y los caminos son prácticamente
intransitables durante varios meses del año. Algunos
de estos ríos, como el caso del Guayllabamba,
representaron obstáculos severos dentro del paisaje
que sólo podrían ser superados mediante importantes
obras de ingeniería. De hecho, la tecnología inca de
construcción de puentes, perfectamente apropiada
para el contexto andino, no fue superada por siglos
(Ochsendorf, 2004; Penney, 2015). Grandes puentes
conectaban los caminos principales del sistema
vial inca que conducía a Cusco y estos jugaron
un papel importante y estratégico no solo en el
crecimiento del Imperio y su control, sino también
en el movimiento de bienes e información. Se estima
que, en el máximo momento de auge del Imperio
inca, puede haber habido hasta 200 puentes a través
de los Andes que ayudaron a conectar el sistema
de caminos (Ochsendorf, 2005). Sólo en el actual
territorio ecuatoriano, podemos argumentar que
existieron casi 30 puentes que permitieron cruzar
todos los ríos por donde cruza el Qhapaq Ñan.
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Los datos consignados en las actas de Cabildo
del siglo XVI proporcionan información valiosa,
aunque incompleta, respecto al puente y al camino
materia de esta investigación. En la sesión del
27 de octubre de 1548 (apenas tres o cuatro años
después de que Cieza de León describiera su paso
por Guayllabamba) se dispuso que “… por cuanto
la puente de Guayllabamba está caída, por la cual
pasan los naturales de estas provincias a sus pueblos
y servicio que hacen a los españoles y no pueden
pasar por otra parte alguna … mandaron que la dicha
puente se haga muy bien” (Archivo Municipal, 1934,
pp. 97-98, f. 106). Las fuentes no revelan qué tipo de
refacción se hizo. Es poco probable que entonces
se haya edicado un arco de ladrillo con bases de
calicanto, tanto por la falta de un experto en puentes
en Quito cuanto porque las primeras décadas de la
vida colonial requirieron centrar los esfuerzos en la
defensa contra posibles ataques de los aborígenes.
La siguiente referencia es del 15 de octubre
de 1599 cuando el Cabildo decidió “…que la puente
del río de Guallabamba se haga, por el gran daño
que de no estar hecha resulta a los naturales y
otras personas, por ser el río grande y peligroso…”
(Archivo Municipal, 1937, p. 362, f. 106). El puente
existente, acaso el puente inca o uno nuevo,
seguramente se había afectado en el terremoto de
4. A continuación, una lista propuesta de todos los ríos en
Ecuador que cruza el Capacñán y que debieron tener un
puente: 1. Carchi, puente natural Rumichaca, 2. Chota, 3.
Tahuando, 4. Pisque, 5. Guayllabamba, 6. Machángara, 7.
San Pedro, 8. Cutuchi, 9. Salache, 10. Ambato, 11. Mocha,
12. Chibunga, 13. Columbe, 14. Chipo, 15. Pumachaca,
16. Guasuntos, 17. Silante, 18. Cañar, 19. Burgay, 20.
Machángara de Cuenca, 21. Tomebamba, 22. Udushapa,
23. Oña, 24. San Lucas, 25. Catamayo, 26. Chiriyacu, 27.
Tambillo, 28. Espíndola. Todos los nombrados son ríos, no
quebradas. Además, hubo algunos puentes más sobre las
variantes del camino principal, como el Huascachaca sobre
el Jubones.