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César Gonzalo Alvear Morales
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural 2024
entorno habitual al centro urbano de Cotacachi,
donde se celebra el momento más intenso de la
festividad, que es la toma de la plaza.
La mayoría de las investigaciones académicas
sobre el Hatun Puncha no suelen abordar el mes previo
a su inicio y, quienes lo mencionan, generalmente se
enfocan en describir los bailes que tienen lugar en
el ámbito comunitario. Sin embargo, el mito hace
referencia a eventos espirituales que comienzan a
nes de mayo. Así, se desarrolla una dinámica en el
pensamiento colectivo que, desde un mes antes de la
toma de la plaza, ya está interactuando con los poderes
y elementos de la naturaleza. Un ejemplo de esto es el
relato del tayta Alberto Túqueres, quien cuenta que
en sus tiempos como líder comunero se organizó con
algunos compañeros danzadores para subir a la loma
de Aloburu, un mes antes del evento, con la intención
de buscar a San Juan Aya y verlo bailar.
Armay tuta
La noche previa al Hatun Puncha,
especícamente el 23 de junio, se realiza este
signicativo rito conocido como el “baño de víspera”,
baño ritual o “armay tuta”. En este, los participantes
se dirigen hacia la fuente de agua de la comunidad,
llamada también “pukyu”, para realizar el baño de
profundo sentido espiritual. Según los comuneros,
este ritual les proporciona la energía y el vigor
necesarios para enfrentar varios días de intensas y
largas jornadas de baile.
Así, el tayta Carlos Bonilla da testimonio del
poderío que este baño de inicio del Hatun Puncha
imparte a los que participan de él. “Diablo kapishca
algunos dicen, ya nos siguió el diablo, ya estamos
con diablo, o sea de todo. Yo me fui a bañar y estoy
con diablo quiere decir” (C. Bonilla, comunicación
personal, 3 de diciembre de 2022)
El tayta Túqueres, quien fue capitán de la
comunidad La Calera, describe este baño como una
fuente de poder que les permite enfrentar sin temor
los desafíos, especialmente contra comunidades
consideradas fuertes como Cercado y San Martín.
Respecto de estas prácticas que involucran
a los poderes de la naturaleza, las comunidades
indígenas sienten gran atracción por diversos
elementos naturales, especialmente el agua, por
ende, las fuentes hídricas son fundamentales en sus
expresiones culturales y espirituales. El tayta Rafael
Quezada, autero de la comunidad Ashambuela,
explica la importancia del baño y sus efectos en los
participantes:
Nos bañamos, nosotros nos sentimos bien fuertes,
medios como para no tener miedo para las peleas.
O sea que en esas vertientes hay algo como
animalitos, pero no son animales, sino como
demonitos, partes desque hay buenos, partes hay
malos. Ese desque nos da fuerzas. Y es que es
verdad, bañamos, casi nos sentimos alentados,
no sentimos vaguería para bailar, da más gusto,
para las peleas no se siente miedo … Sí es verdad,
yo tenía unos 14 años en Piava trabajando en la
hacienda y nos bañábamos en la vertiente y uno
no siente la pereza, no da vaguería, uno está dale
el trabajo, sí le ayuda a uno a trabajar (R. Quezada,
comunicación personal, 5 de diciembre de 2022).
El ritual del baño en la vertiente debe realizarse
exactamente a medianoche, lo que sugiere la importancia
de la hora en los códigos y mitos kichwas. Por ejemplo,
la misma víspera del Hatun Pucha, la tradición oral
establece que San Juan Aya llega al mediodía. Sin
embargo, la representación especíca de este detalle
en las celebraciones no se ha denido claramente en las
narrativas recopiladas.
Los participantes de este baño arman que sus
efectos se sienten a nivel físico, proporcionando mayor
fuerza y energía, elementos cruciales para los bailarines,
ya que su despliegue físico requiere una gran cantidad de
energía. Según los taitas de generaciones anteriores, la
fuerza es un valor fundamental que la comunidad debe
exhibir durante la toma de la plaza. Esta característica es
una de las más destacadas en la esta en Cotacachi: la
fuerza, la energía y el ímpetu de los bailarines.
La tradición oral sostiene además que las
vertientes están bajo la inuencia de seres espirituales
que pueden ser de diversa índole: buenos, malos,
poderosos o portadores de enfermedad. Algunos, por su
gran poder, incluso pueden quitar la vida.
Bañarse en una vertiente habitada por un ser
poderoso, como el Chusalongo o el Toro, otorga gran
fortaleza a quien se sumerge en ella. Así lo conrma el
tayta Bonilla (comunicación personal, 3 de diciembre
de 2022), autero de El Batán, quien relata que su padre
tenía el valor suciente para sumergirse en una vertiente
habitada por un ser muy poderoso, poniendo en riesgo
su vida. Sin embargo, al resistir el desafío, recibía una
fuerza tal que le permitía sobresalir en enfrentamientos
físicos.
Al respecto, Bonilla señala que, en la Marquesa,
vertiente muy conocida por las comunidades y respetada
por su fuerza, el ser espiritual que la habita otorga mucho
poderío: